Un estudio con su correspondiente estadística en USA evidenció recientemente que una mujer en territorio estadounidense tiene mayor peligro de morir a manos de su pareja o expareja que en un accidente automovilístico. Mayor riesgo dentro de casa que fuera de su casa. El cine se ha ocupado del tema a partir de casos reales que nos muestran lo aterrador de esa realidad para la mujer en la “tierra de la libertad” y cuna del individualismo occidental a ultranza.

La miniserie dramática The People v. O.J. Simpson que difunde Netflix, es basada en hechos reales adaptada del libro The Run of His Life: The People vs. Orental James Simpson, de Jeffrey Toobin, el principal analista legal de CNN en el momento del juicio a O.J. Simpson, el exjugador de fútbol norteamericano. Orenthal James fue acusado en 1994 de asesinar a su esposa, Nicoles Brown, y a su amigo Ronald Goldman. Contada desde la perspectiva de los abogados que condujeron el caso.

Nicole y Ronald

En lugar de mostrar cómo ocurrió el crimen, se va a mostrar los acuerdos hechos de manera informal y a las maniobras políticas conducidas por ambos lados envueltos, fiscalías y defensores.  Al inicio explicita que el marido abusador no reconoce el fin del matrimonio, a lo que se oponía y la asediaba no obstante que ella había interpuesto más de 60 denuncias de acoso y maltrato. Vemos los juegos de poder de los medios, y los modos perturbadores de los abogados.

La historia es grandemente vigente pues presenta violencia de género, manipulación mediática, abuso machista, racismo, y, sobre todo, cuestiona esa justicia estadounidense de tanta fama y buen crédito que tiene para el mundo con la sobreestimada imagen de dadora justa y sin engaños en la defensa de inocentes y marcación de culpables, y que obviamente tiene serias deficiencias para condenar a culpables apenas porque tienen suficiente dinero para agenciarse una buena defensa y valerse de cualquier medio para resultar impune.

Simpson condenado por otro caso de robo a mano armada.

Aun siendo un caso clarísimo de feminicidio y con todas las pruebas suficientes para condenarlo como a cualquier reo, distinguimos las implicaciones de todo tipo de que se valieron sus abogados. La defensa aprovechó de su condición de héroe deportivo, negro y que en ese instante USA debatía la violencia policial contra la población negra por puro racismo.

Y el jurado fue negligente con pruebas tales como la grabación de la llamada de la víctima a emergencia denunciando que Simpson invadió su casa y la había herido de muerte. Ver cómo actúan los jurados, la fiscalía, los especializados abogados, atolondrados jueces y la misma prensa en una excelente narrativa cuasi surrealista que genera indignación e impotencia, una rabia infinita ver cómo quedan golpeadas las familias de las víctimas.

Simpson es encarnado por el oscarizado Cuba Gooding Jr., quien aunque lo hizo con carisma chocó en el físico pues no se parecen en nada. La puesta en escena es prodigiosa y no inventa ni pone demás simplemente porque todo lo que muestra es tal como sucedió.

Cuba Gooding Jr. como O. J. Simpson

La familia de la asesinada, al ver que no hubo justicia como cabía,  se retira del escenario impoluto de la corte luego del veredicto de absolución, y ya en el parqueo la hermana de la occisa le pregunta a su padre: “Que haremos ahora”.  El padre de Ronald, Fred Goldman Filed, inició una demanda y en 1997, un jurado encontró a O. J. Simpson fue responsable de las muertes de su esposa Nicole y su amigo Ron y tuvo que pagar treinta y tres millones de dólares. Ellos solo recibieron medio millón. Simpson se mudó a Florida para proteger sus últimos bienes.  En 2008 fue condenado por secuestro y robo a mano armada en Las Vegas, tras intentar robar objetos deportivos valiosos.  Fue condenado a 33 años de prisión.

Son 10 episodios de 60 minutos cada uno exhibidos por Netflix.

En el episodio final vemos la frustración de la familia, con la absolución del feminicida.