Para los proyectos concertados por Santiago, el Señor Presidente Luis Abinader emplea con mucha certeza el concepto “victorias rápidas” del inglés “Quick Win”. Hace tanto tiempo que los santiagueros esperan por varias decisiones gubernamentales que él justamente está decidido a poner en operación como acciones de impacto inmediato. Se esmera en impulsar en el contexto de los objetivos de Santiago al 2030, iniciativas de resultados rápidos que muestren en los hechos, que se puede avanzar en lo bueno.
El Presidente está en lo correcto porque él tiene a mano el Plan Estratégico Santiago 2030 o agenda oficial de desarrollo de este territorio. Nosotros como CDES estamos recibiendo diversas propuestas que pudieran ser ejecutadas, sin embargo estamos subrayando que en la buena gestión de proyectos no toda acción ocurrente, seductora o graciosa, puede ser clasificada como victoria rápida estratégica.
Directamente de Jeffrey Sachs doctor en economía y maestro de la Universidad de Columbia, tuvimos la oportunidad de escuchar la explicación de este concepto cuando fui invitado en el año 2000 por Naciones Unidas y Presidencia. En un territorio los proyectos estratégicos se dividen en cuatro tipos. Primero: Acciones de Victorias Rápidas “Quick Win” focalizadas. Segundo: Proyectos de aumento de la escala de la intervención primaria. Tercero: Proyectos de quiebre de tendencias adversas. Cuarto: Proyectos estructurantes de no retorno a la situación crítica precedente.
Una acción de victorias rápidas (QW) no es aquella operación general y completa de tipo estructurante que se extiende por más de 12 meses de duración. Que además es parte de un sistema completo de intervención. Nadim F. Matta y Ronald Ashkenas en Harvard Business Review (Oct. 2010) publican: ¿Por qué los buenos proyectos fallan de todas formas? Indican que una auténtica “quick win” debiera tener una duración no mayor de 100 días. Nosotros flexibilizamos de 3 a 12 meses.
Estas sesiones que pudimos compartir con el profesor neoyorquino y pasado director del Instituto de Estudios de la Tierra. Más los aportes del entonces senador Jaime David Fernández Mirabal y su equipo con las intervenciones de impacto rápido en la provincia Salcedo y su consejo de desarrollo, validados por la conferencia de Atención Primaria de WHO en Bandung, Indonesia, aportaron información.
Años después permitieron que la Oficina Técnica Coordinadora del Consejo para el Desarrollo de Santiago (CDES), obtuviera el primer premio entre 140 ciudades desde Buenos Aires hasta Barcelona del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico (CIDEU) con su propuesta de Sistema de Implantación de Proyectos Estratégicos de Santiago, editado por AECID y CIDEU en Europa, y reeditado en Santiago por CDES y Corporación Zona Franca Santiago (CZFS).
En las victorias rápidas también hay que citar a Maravillas Rojo, economista y pasada Secretaria General del CIDEU y a Joan Clos, epidemiólogo, ex Alcalde de Barcelona y pasado ONU-HÁBITAT, quienes subrayan que cuando se habla de una agenda estratégica territorial no se quiere significar una lista de proyectos elegida al azar, “al yo creo y a mi me parece” y menos aún, una exigencia a los gobiernos. Las victorias rápidas se derivan de los proyectos pactados por los territorios.
Una agenda de desarrollo es la gestión inteligente del conflicto social y político que siempre acontece en la sociedad y en el territorio. Una visión común de los actores que prioriza en función de un exhaustivo diagnóstico científico, el sentido de pertenencia y la identidad de la ciudadanía. Que observa el rol rector del gobierno, los ayuntamientos y apoya pero nunca sustituye, las intervenciones concertadas.
Las acciones de victorias rápidas o quick win son parte esencial de la Agenda Santiago 2030. Son esas acciones de elevada utilidad práctica que requieren la debida continuidad, complementariedad, articulación y sostenibilidad para que se puedan insertar en los grandes proyectos.
Las victorias rápidas son intervenciones tácticas que son privilegiadas para lograr hechos notorios, patentes y ostensibles que aportan los primeros pasos en la solución de problemas. También elevan la adhesión social y el respaldo institucional de las acciones estratégicas de donde provienen.
Son acciones que se fundamentan en el éxito político inicial de toda gestión pública y a las que debe dársele el apoyo necesario para que sean sostenibles en el tiempo. Se sugiere que sean complementadas con intervenciones de incremento de escala, o sea que cuando se aumenten los recursos y las acciones, se puedan insertar. Por eso se deben diseñar conceptual, física y arquitectónicamente con mucho cuidado e inteligencia territorial.
Unas de las condiciones de una buena “quick win” es que debe ser apoyada con acciones de sostenibilidad en la medida que permita aumentar el volumen y la amplitud territorial. Las “quick win” deben permitir ampliar en todo el territorio nuevas intervenciones, nuevos estudios de factibilidad, render, diseños, levantamiento de croquis, maquetas, planos y obras que son insumos esenciales de los proyectos estructurantes.
Finalmente una “quick win” de calidad valoriza y mira el ámbito general de actuación del proyecto. Genera una mínima estructura gerencial y organizativa sea en el ámbito físico, de gestión ciudadana, y de fortalecimiento institucional. Las ganancias rápidas pueden ser tanto físicas y de obras como de gestión propiamente dichas. Estamos seleccionando de acuerdo a criterios objetivos el conjunto de quick win que la presidencia, podría ejecutar en Santiago.