El poder cibernético de control virtual no quiere una parte de tu vida, lo quiere todo (pasado, presente y futuro). El face app como aplicación para diseñar nuestro rostro de envejecimiento futuro, es un juego de poder que no tiene que ver con lo lúdico, sino con el dominio virtual, con lo biométrico.

En la sociedad dominicana abundan los cambios de rostros hasta al punto que predomina el signo de la sangre nueva de sujetos políticos que son viejos, pero que los reconfiguran, a través de aplicaciones digitales,  como si fuesen jóvenes. Estos juegos de la eterna juventud, principalmente de la sangre nueva en la política dominicana, se van olvidando otros rostros que viven a las orillas de ese mundo tecnológico digital (cibermundo). 

Son los que se lanzan a otro juego peligroso, que no es virtual, sino real, de espacio físico, que han quedado en el olvido,  cuando solo se vive por y para la  posexperiencia de las redes sociales, son los sujetos naufragantes de la mar, los que siempre se hunden, se pierden  o son apresados , por intentar a abandonar el país en yolas, que han perdido el horizonte, el rumbo de una sociedad que los han dejado a  la sombra de la modernización y la postmodernizacion de esos juegos de la eterna juventud y de la esperanza de la sangre nueva en la política.

En la medida que los sujetos cibernéticos dominicanos nos sumergimos en las profundidades del ciberespacio, en sus diversas cuencas virtuales ,  en esa misma intensidad navegan y naufragan en las profundidades del mar caribe, del canal de la Mona o sus olas aledañas , decenas de dominicanos mueren ,  cientos y cientos que huyen cada año , en yolas – vía Puerto Rico- del País, en cambio otros, son deportados, con rostros transidos, ante un cibermundo  anclado en nuestra sociedad, que se recuerda de ellos, tan solo en un destello   virtual,  cuando salen cifras  en las redes sociales, provenientes de la Guardia Costera de Estados Unidos o de la Armada dominicana o de Puerto Rico  , que explican cuántos sobrevivieron , cuántos  fueron capturados o deportados hacia la República Dominicana.

El que ha naufragado en el mundo de la información, sin buscar estrategia de conocimiento y de educación, no sabe de ellos, no comprende que son dominicanos que se encuentran anclados por un instante no en el naufragio , sino en un radio de acción de “la nuda vida”, de una vida despojada de todo concepto  y que el mar caribe se convierte en  una especie de poder soberano, suspendido en  ese mar, moviéndose entre la vida y la muerte, en la que este le puede quitar la vida , sin que esto fuese un delito o un asesinato, ya que la naturaleza es amoral. Esta metáfora del mar como poder soberano, la he recreado de  esa”vida nuda” que nos explica el filósofo Giorgio Agamben , en su texto “HOMO SACER. El poder soberano y la nuda vida (2016)” y los cuales envuelven a los que han sido detenidos , para luego ser deportados hacia la República Dominicana, en una no existencia física pero no jurídica, no tienen estatuto jurídico , para el Estado que lo ha detenido no existen ,  son ilegales. 

A una franja de los dominicanos les retumban en los oídos los sonidos de la mar, de preferir surcar el mar, antes que seguir viviendo bajo el culo del sapo, de una modernización y postmodernización que los ha excluido. Ellos no forman parte del juego de la eterna juventud,  que busca nuevos rostros, viejos o  de bisoños, que son el resultado de las aplicaciones que  los cambian y las cuales brotan del cibermundo.

Esos dominicanos sobreviven en la orilla de ese mundo de las virtualidades,  son los marginados de  unos relatos, de una intrahistoria que les toca su corazón transido y lleno experiencia sobre el ir y venir de los viajes en yolas por la región Este del País y de todo lo que fue la década pérdida  en los ochenta del siglo XX, contada por sus abuelos, tíos o amigos que lograron sobrevivir y hoy se encuentran en los Estados Unidos o los que se tragó el mar, o los que hoy vuelven a embarcarse sin importar que los deportaran y que saben que en Puerto Rico, dada su condición hipertransido, no es el puerto seguro, sino una travesía para llegar a  la Unión Americana.  El sujeto  que logra esa travesía en la época de la posverdad de Donald Trump, es un superhéroe.

Parte de los sujetos dominicanos que navegan por el ciberespacio viven entre el juego de la eterna juventud y de la sangre nueva, lo gozan, lo disfrutan, en las redes de los dispositivos digitales, apenas ven pasar por sus pantallas datos  relacionados con esos dominicanos que por un momento viven en lo hipertransido, cuando  naufragan allende los mares, muchos de los cuales sobreviven, en el momento que los capturan para ser deportados. Estos dominicanos, no saben de espacio físico como tampoco de ciberespacio, solo  conocen ese instante que es su única identidad, que son los hijos del mar, ya que la desesperación  por no vivir en su país, les hizo cometer el parricidio contra su patria.   

Somos una sociedad que se mueve al compás de los juegos de la sangre nueva y al compás de la eterna juventud,   entre unos líderes políticos que se mueven al compás de las pasiones políticas de los caudillos del siglo XIX y XX , sin dejar a un lado el auge de algunas zonas grises constituidas por los dominicanos deportados de Los Estados Unidos y  que se escamotean por la posexperiencia que se nos oferta en lo virtual, pero que ya marcan dos  décadas  (1999-2019) en deportaciones de  miles y miles de dominicanos  repatriados por el Servicio de Inmigración y Aduana de Estados Unidos y  los cuales viven con especialidades en asesinatos, robos, tráfico  de drogas y otros delitos. Estos sujetos cada año, se  expanden por todas las redes de la sociedad dominicana y  sus cifras aumentan, de acuerdo a los reportes de ese Servicio de Inmigración.

Mientras  los sucesos de las deportaciones y de las emigraciones  forman parte de la experiencia de la vida marcada por la historia de las zonas grises y de las privaciones sociales, de las exclusiones de los procesos de modernización y postmodernización que se han estado produciendo en el cibermundo,  nosotros seguimos en el juego dela eterna juventud y de la sangre nueva en ese mundo caracterizado por lo virtual; sin que nos percatemos de que estos sujetos sociales que se arriesgan en una yola , es porque se encuentran fuera del concepto de movilidad social, que es definido como el prestigio social brindado a un sujeto o grupo de sujetos  en la sociedad y de los cuales, muchos de los que son deportados de Estados Unidos,  vienen a buscarlo a como dé lugar.

Relacionado:

Que siga el juego de la eterna juventud y la sangre nueva en el cibermundo (1-2)