Para muchas personas que me han seguido por las redes sociales, que me leen en esta columna o me escuchan en el programa de radio, yo no quiero saber de los líderes ni de partidos políticos. Mi problema no son ellos, sino el resultado de sus acciones y aquí les dejo mis dilemas.
Mi problema no es que Leonel se repostule, es con la adicción al poder que se genera en ciertas personas que les lleva a desdecir de sus propias palabras cuando afirmó que convertiría a su Partido en una fábrica de Presidentes, hoy su promesa la pulveriza y los demás tendrán que esperar.
Mi problema no es la reelección de Danilo, sino el sentido de continuismo que arropa y ciega a todo el que llega al poder. Aunque estoy de acuerdo con fórmula de dos períodos consecutivos y nunca jamás, pero su antecesor le dejó tremendo lio con tal de no deshabilitarse él.
Mi problema no es la candidatura de Miguel Vargas, sino toda la estratagema de la que es capaz una persona por hacer posible la tozudez de una aspiración que a todas luces es incolora, inodora e insípida. Como un oráculo de la nada sus aprestos por ser presidente le llevaron a presentar un padrón de menos de medio millón de votantes en el Partido más numeroso que ha tenido la historia política dominicana. ¿Cómo piensa ganar con un padrón de medio millón de persona y una candidatura que no arranca ni emociona?
Mi problema no es que Hipólito Mejía aspire por el PRM, mi problema está en que se le cierre el paso a los aires nuevos. Es extraño que la primaria de ese Partido se haya pospuesto una vez y que ahora posiblemente se posponga de nuevo porque supuestamente no tomaron en cuenta que el día de las primarias es domingo de ramos. Además les invito a que observen que todas las autoridades de ese Partido y de quienes integran la comisión organizadora sirvieron a Hipólito Mejía en su momento y el principal hombre de confianza de Luis Abinader regresó al PRD. Ojalá no le hagan coca.
Mi problema no es Guillermo Moreno, es la imposibilidad de los partidos emergentes para construir un proyecto de concertación cuando, supuestamente, encarnan la diferencia. Entre todos ellos se creen los mejores y ninguno quiere realizar alianzas. La izquierda dominicana no ha sido capaz de reformarse y mantienen el mismo discurso de hace cincuenta años, no han tomado en cuenta que el contexto mundial cambió y que la guerra fría terminó cuando se desintegró la URSS. Si no son capaces de ponerse de acuerdo, a pesar de la convergencia, nadie le ganará a un PLD que cuenta con todo el dinero y el poder suficiente a su favor para imponer su voluntad a pesar del pueblo.
Mi problema no reside en la aspiración de ningún candidato de estos presente su aspiración, mi problema final es el Pueblo que se deja convencer por quinientos pesos el día de las elecciones. El pueblo que se mantiene criticando a los líderes políticos y el día de las elecciones van a votar por los mismos a quienes critican y que le atribuyen haberse enriquecido con los dineros nuestros, porque hay muchos votantes que materializan el voto según la felicidad de su estómago.