Hemos echado un vistazo a los Tratados y Convenciones a propósito del affaire de ciertos sectores con la postura del embajador James Brewster, de los Estados Unidos, designado con el padrinazgo del Presidente Obama, como lo ha hecho saber recientemente la Casa Blanca.
Las relaciones internacionales en la historia vinieron demarcando y precisando en sus protocolos de negociación entre naciones la obligada concertación para convivir en paz y seguridad.
Como resultado de la guerra europea de los Treinta Años y la de España con los Países Bajos, se trazaron las líneas fundamentales en la Paz de Westfalia de 1648 para la Soberanía de los territorios y su integridad, que constituyeron los principios que normalizaban esas relaciones.
Posteriormente, el Congreso de Viena de 1815 hizo la demarcación fronteriza que evitaría las peleas por los límites que correspondían a cada uno, como suele suceder en la geopolítica luego de una confrontación de poder.
Con el paso de más de un siglo en Europa de la postguerra mundial y en consecuencia de la transfiguración geográfica que los Tres Grandes de Yalta, Roosevelt, Stalin y Churchill, en Crimea de 1945, concertaron para repartirse el territorio europeo entonces en conflicto, surge la ONU para conservar la seguridad y la paz en el mundo y con ella las respectivas Convenciones de Viena en asuntos diplomáticos y consulares en 1961 y 1963.
Esta Convención Diplomática prevé:
"Art.2, El Estado receptor no está obligado a expresar al Estado acreditante los motivos de su negativa a otorgar su asentimiento".
De forma y manera que previo a la llegada del Embajador estadounidense y en conocimiento el Gobierno dominicano de su libre condición en su Hoja de Vida, acepta su debida Acreditación en el País. No hace objeción alguna a su desempeño diplomático.
También el Art. 29 de la misma susodicha Convención de Viena establece: "La persona del agente diplomático es inviolable. No puede ser objeto de ninguna forma de detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad".
El ruido que se ha desatado con la figura del Embajador Brewster es muy sintomático, y no son los grupos particulares que deben asumir la bandera de objeción, desconocedores algunos de los principios que norman las relaciones diplomáticas entre las naciones. Es al Gobierno dominicano, representado por el Presidente Medina y su Canciller Navarro, a los que les toca preservar la soberanía y la integridad territorial, si fuere el caso en primera instancia suprema.
Vamos ahora a lo concreto del caso. El Embajador Brewster vino al País casado con su pareja y los periódicos nacionales lo informaron al País antes de ser aprobada sus Cartas Credenciales, y el Gobierno le otorgó su Beneplácito.
En su desempeño diplomático aparece en una escuela con adolescentes y se supone por invitación de las autoridades escolares, al parecer habló de educación porque ningún profesor ha testimoniado diferente, ni dicho que se refirió a sexualidad, tal como lo hace cualquier embajador acreditado que no está sujeto a permiso de la Cancillería.
Detrás de la lista de firmas que enviaran una carta al Presidente Obama solicitando que el Embajador Brewster sea trasladado de República Dominicana, supuestamente porque hay sectores que lo consideran No Grato, se esconden patrocinadores del PLD y funcionarios gubernamentales. Ya se opuso a su presencia el jueves 10 de marzo el grupo que se denomina Fuerza Boschista.
¿Qué se busca con dicho affaire del tema Brewster? Bosch, parafraseando a Martí, decía: las cosas que no se ven, son más importantes que las que se ven.
Y oigan bien; aspiran a desacreditar al Embajador americano para que en medio de las Elecciones Nacionales desautorizar su voz y su compromiso con la transparencia de los comicios. ¿Qué pasaría si se comete un fraude electoral?
Ya se preparan con el espejismo de supuestas encuestas con tasas elevadísimas que nadie las cree, pero las repiten hasta la saciedad: una mentira repetida ad infinitum parece verdad. Tesis retomada por Joao Santana, su Asesor Principal.
Y todo este de la campaña contra el Embajador Brewster viene por sus declaraciones contra la corrupción y críticas indirectas al Gobierno por su desempeño de malversación y cohecho.
La vida privada hay que respetarla, siempre y cuando no interfiera con los principios soberanos y haga promoción de su particular preferencia.
Así que no caigan en ganchos, es una nueva coartada del Partido de Gobierno.
¡A mí no, Magino…!