Una persona con un mínimo de conocimientos sabe, o debería saber, que muchos de los problemas de salud de los seres humanos dependen fundamentalmente de los hábitos alimentarios, de la educación recibida en la familia, la escuela y –también- de la disciplina de cada persona en su ingesta diaria. No hay que ser un experto para saber que en los aspectos mencionados tenemos serios problemas en el país. Una reflexión sobre qué se les ofrece a los niños y adolescentes en el desayuno, almuerzo y en las meriendas, podría darnos los elementos de base para abordar un tema que, aunque suele pasarse por alto, tiene que ver con la vida presente y futura de nuestros ciudadanos.
¿Existe o ha existido esa preocupación planteada en este trabajo que hoy recoge Acento sobre la calidad o tipo de alimentación que se les ofrece a los niños y adolescentes en nuestras escuelas públicas en la Tanda Extendida? De las infinitas participaciones en los medios de comunicación de los ministros de educación de todos los gobiernos, desde que se implementó este plan, ¿algunos de ellos han abordado este tema? Desde este ministerio -que no tenía planes para manejar la enorme cantidad de dinero del 4% asignado por el Estado a la educación dominicana- ¿quién ha hablado del importante tema de la nutrición, cantidad de calorías necesarias para una dieta considerada sana, saludable, en tecnología de los alimentos?
De lo anterior nadie sabe nada. Lo que sí sabemos es que la cantidad de millones de pesos que se invierten en la alimentación todos los días -quizás es mejor decir comida y no alimentación- en las escuelas públicas del país, es una cantidad tan grande, que dicha cifra asusta; y ésta, usada sin el debido criterio, es una barbaridad que daña la salud de los hombres y mujeres que son, en esencia, los futuros ciudadanos del país. Cuando recorremos las calles del país y miramos de frente, hacia atrás y también a los laterales, nos damos cuenta de cómo ha avanzado esa terrible enfermedad que se llama modernamente obesidad.
Cierto es que más allá de la ingesta de alimentos, la escuela debe ser fuente de educación sobre la importancia del estudio de la nutrición. Sólo el conocimiento sobre esa área tan importante de las ciencias médicas nos puede ayudar a evitar múltiples enfermedades que podemos prevenir utilizando un régimen de alimentación adecuado para conservar una buena salud. "Tanto la salud como las enfermedades entran por la boca", tal como dice la colectividad en su sabiduría popular. Se trata de educar para la vida, como diría el gran educador Paulo Freire.
Tres proyectos fundamentales en la formación de los niños y adolescentes deben salir desde la familia y la escuela: el cuidado al medio ambiente, la educación en valores y el estudio de la nutrición para la buena salud ciudadana. Se hace necesaria una verdadera reforma del sistema educativo dominicano que permita un profundo y revolucionario rediseño curricular que integre los aspectos medulares de las asignaturas básicas convencionales y no convencionales, que exigen y demandan los nuevos tiempos para lograr la formación integral de los ciudadanos y ciudadanas del país, a través de una educación pertinente y comprometida social, científica y cívicamente.