La semana pasada mi tía fue víctima de un brutal ataque y asalto por parte de unos delincuentes. Ese día por la noche nos dimos cita en su casa, mi madre, -su hermana-, sus hijos, sus sobrinos y sus nietos, mi abuela vive en casa de ésta. Luego de ver y hablar con mi tía, me dirigí a saludar y conversar con mi abuela. La encontré con el rostro contrariado y no era para menos, por la condición en que quedó su hija.

Mientras el diálogo transcurre me doy cuenta de que sigue atribulada y le pregunto qué le pasa, porque ya habíamos hablado de lo sucedido, pero algo raro le pasaba. Ella me contestó con un rostro lleno de terror, que estaba preocupada por uno de mis sobrinos –bisnieto suyo- porque le comentó “que algo así no habría sucedido en tiempos de Trujillo” y siguiendo con su relato, cada vez más compungida, me dijo que las nuevas generaciones no saben lo que se vivió.

Traté de explicarle que el niño repetía lo que había escuchado. Sin más que decir, dejé a mi abuela, quien cuenta con más de nueve décadas de vida, en su cama, tratando de conciliar el sueño.

Es preocupante la cantidad de personas, de diferentes edades, lugares y clase social de quien uno escucha cosas como esas. Que un niño de trece años repita sin saber algo así, es alarmante, pero que personas, como las he escuchado, de más de sesenta, da mucha pena.

¡Que se hable de Trujillo y se diga quién fue ! Trujillo fue un monstruo, un asesino, egoísta, abusador, sinvergüenza, indolente, pervertido, ególatra.

Claro que no habían funcionarios corruptos, porque Trujillo era la corrupción. No habían ladrones ni atracos, porque Trujillo atracó al Estado y se enriqueció de éste. No fue orden lo que hubo en el país, fue un terror indescriptible que se vivió.

Es una lástima como funcionarios “babosos” – no sólo por lo que dicen del “jefe”, sino porque desde que se beben un trago arrastran la lengua al hablar y no hacen más que escupir a quien le escucha- y profesionales reconocidos mencionan el nombre de ese señor con devoción y admiración.

A los descendientes del tirano, sin importar sean éstos de cuarta o quinta generación, no se les permite nada, sin tener culpa de lo que haya hecho su ancestro, sin embargo, a estos personajes se les tolera todo lo que dicen, enarbolando el trujillismo.

No hay mejor testimonio que el vivido. Escuchar a mi abuela contar algunos de los episodios y ver que aún, a pesar de los años, el miedo la invade con esto, me dice que aquí no hace falta ese personaje, ni nada que se le asemeje.