“La preocupación universal por la educación ha generado un sistema de excusas en el que todo el mundo echa las culpas al vecino. Los padres a la escuela, la escuela a los padres, todos a la televisión, la televisión a los espectadores, al final acabamos pidiendo soluciones al gobierno, que apela a la responsabilidad de los ciudadanos, y otra vez a empezar. En esta rueda infernal de las excusas podemos estar girando hasta el día del juicio. La única solución que se me ocurre es no esperar a que otros resuelvan el problema, sino preguntarme: ¿qué puedo hacer yo para solucionarlo?”  José Antonio Marina

Es preciso destacar las buenas noticias para la calidad del sistema educativo como el anuncio de las veinte mil becas para estudiar educación y el inicio de un sistema integral de evaluación de desempeño docente. Son enunciados que reafirman la importancia que finalmente reconocemos tienen los maestros y el impacto de su labor en el aula en la consecución de aprendizajes de calidad por los alumnos. Son señales de buen augurio sobre la dirección que emprende nuestro sistema escolar y el compromiso de trabajar por la calidad educativa. Son frutos embrionarios de una simiente sembrada  hace casi tres décadas, y que confiamos empezaremos a cosechar en el mediano plazo, si todos ponemos de nuestra parte y damos estrecho seguimiento a su desarrollo.

Es momento de celebrar, no de lamentar el tiempo transcurrido en vericuetos y atajos abortados por festinar procesos que requieren de esfuerzos sostenidos en el tiempo. Proponemos  redoblar esfuerzos por la ejecución de las nuevas políticas y programas enunciados oficialmente, porque el camino real hacia la calidad educativa pasa necesariamente por el buen desempeño del maestro en el aula. Sin una formación de excelencia del maestro y sin una constante evaluación de su desempeño no son posibles una autentica transformación educativa ni las condiciones imprescindibles para lograr la calidad del aprendizaje de los alumnos.

A todos los ciudadanos nos compete velar por la óptima selección de los jóvenes que recibirán las becas para estudiar educación. Nos interesa que este proceso sea de reclutamiento agresivo de prospectos para viabilizar el ingreso al magisterio de los mejores talentos y vocaciones. No esperemos a que los estudiantes finalicen la educación media para enamorarlos a dedicar sus vidas a la docencia. Todos los educadores, padres, líderes comunitarios, comunicadores sociales, en fin, todos los ciudadanos podemos aportar a esta labor de reclutamiento temprano de los mejores prospectos para la educación. Mientras más temprano empecemos a preparar a los adolescentes para los estudios pedagógicos, mejores resultados obtendremos. EL MINERD debe desarrollar programas especiales para adolescentes talentosos en los liceos, como campamentos de verano, secciones avanzadas en materias críticas, facilidades de computadoras personales, y otros similares. Antes de iniciar estudios pedagógicos es esencial dominar sólidamente las bases académicas, pues no debemos financiar programas remediales para los futuros maestros, sino asegurar que los 20,000 becados tengan una sólida formación básica al ingresar en sus estudios profesionales.

Debemos exigir que los programas de formación inicial para maestros sean exigentes, que realmente requieran de un esfuerzo extraordinario a tiempo completo y dedicación exclusiva: que no sea una simple forma de titular a más maestros al vapor y así cumplir metas estadísticas. Para ello es preciso que las becas otorgadas sean justas, y permitan a los estudiantes dedicarse a estudiar sin tener que trabajar a tiempo completo como es la costumbre en nuestro medio. No solo se trata de cubrir el costo de inscripción y matrícula en los programas de estudio, sino también de los libros, las computadoras personales, el transporte, y demás gastos conexos a la dedicación a tiempo completo, al menos a los becarios de familias más necesitadas económicamente. Si no se prevé financiar estos insumos, por más que los jóvenes firmen un compromiso de dedicación completa, muchos se verán obligados a trabajar, debilitando su formación inicial, despilfarrando cientos de millones y lo que es peor, perdiendo la oportunidad de verdaderamente mejor la calidad de la educación.

Es verdad que barajamos  el tema de la evaluación de desempeño de los docentes desde antes del Plan Decenal de Educación. Y se supone que este sea un proceso continuo con informes formales cada tres años. Sin embargo, la última vez que se hizo algo fue en 2009, y no queda claro si hubo una buena retroalimentación a los educadores evaluados. Sin embargo, sabemos que no hubo mejora en la práctica pedagógica, pues los resultados académicos de los alumnos no mejoraron. Parece que fue solo un ejercicio para la aplicación de incentivos salariales, y este no debe ser el único propósito de la evaluación docente. En esta ocasión se plantea que “el objetivo es establecer las bases para la creación de un Sistema Integral de Evaluación de Desempeño Docente, que promueva el desarrollo de una cultura de evaluación continua y responsabilidad educativa como desarrollo profesional.”  Es imprescindible que se complete el ciclo de la evaluación, la retroalimentación y el ajuste de la práctica pedagógica, y no termine con la aplicación de incentivos salariales. Seamos guardianes de que se cumpla con tan noble objetivo.

Si no participamos en la tarea de velar por la continuidad de las políticas y los programas de nuestro sistema educativo, no tendremos garantía de que las buenas iniciativas enunciadas recientemente culminen en una educación de calidad para nuestros niños y jóvenes. El sacrificio social del 4% es insuficiente para producir una transformación de nuestra educación; también requiere del ojo del amo velando por la calidad de la inversión.

No es un descubrimiento nuevo, pues fue la base del movimiento de PLAN DECENAL hace casi tres décadas. Es en ese tenor que remontamos a esos tiempos de la profunda crisis que atormentaba a la escuela dominicana, abandonada por todos a su mísera suerte, y especialmente por los gobernantes, líderes empresariales y la clase media dominicana de entonces. Unos culpaban a los maestros, otros a los gobernantes. En 1989, don Antonio Cuello elevó una plegaria al Todopoderoso, pidiendo por la unión de voluntades y un diálogo eficaz y constructivo a favor de la educación nacional. Hoy nos unimos al benemérito profesor al pedir por la integración de todos los dominicanos a la obra de velar por la formación de nuestros mejores talentos como maestros y apoyar su ingente tarea en las aulas. Solo trabajando todos en armonía y sintonía, sin que unos esperen que los otros resuelvan o que sea la Divina Providencia quien intervenga, podremos hacer realidad la educación de calidad para todos y así impulsar el auténtico desarrollo humano.

Te lo pedimos lector, pensemos siempre: ¿Qué puedo hacer yo?

Oración por la Educación

Lecturas:

http://acento.com.do/2017/educacion/8477083-ministerio-educacion-dominicano-informa-convenio-formar-20000-docentes-excelencia/

http://hoy.com.do/evaluacion-docente-busca-mas-que-reinvidicar-elevar-calidad/

http://acento.com.do/2017/actualidad/8464473-evaluacion-desempeno-docente-empezara-aplicarse-este-viernes-republica-dominicana/

https://proyectohombre.es/wp-content/uploads/2011/11/P%C3%A1ginas-desdeRevista-PH_88_BAJA.pdf

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-07-25/el-capital-educativo_1420163/