Qué pena me produjo el feo espectáculo de la graduación anual de nuevos profesionales recientemente en el Centro Universitario Regional del Oeste -CURO-, de San Juan de la Maguana, todo lo cual pasó en presencia de alumnos, familiares, autoridades, profesores, personalidades de la vida pública y empresarios. No era ni debió ser nunca un escenario para el debate de la política partidaria, del tipo que fuere. Es una ocasión sobria, alegre y de satisfacción para quienes logran vencer adversidades y se convierten en profesionales en un país en el que todo es dificultoso.

Qué pena por mis colegas profesores donde viajé por más de cuatro años y fui calurosamente acogido.

Qué pena por las autoridades del Centro Universitario que no pudieron evitar tan engorroso momento a familiares e invitados. Qué pena que la lucha política nacional descienda tan bajo.

Qué pena que se aproveche la ocasión para entregar regalos alterando los propios procedimientos institucionales y que empleados o funcionarios se prestaran a facilitar información tenida como institucionalmente discrecional.

De lección correctora debe servirnos el feo espectáculo de San Juan de la Maguana.

Qué pena que desde el mismo Auditórium solemne brotaron efusivos aplausos, y qué mal parado deja a quienes no midieron consecuencias de sus acciones y de la falta de criticidad de nuestros futuros profesionales, que no midieron las consecuencias de la acción.

Qué pena para nuestras jóvenes generaciones experimentar este ejemplo destemplado de nuestra clase política.

Como lección nos queda enmendar el error, investigando culpables, castigando los hechos de quienes se prestaron al juego por encima de la institucionalidad al traficar informaciones que guardan cierta confidencialidad.

Las autoridades de la UASD y su Consejo Universitario a partir de lo sucedido debe reglamentar mejor los protocolos de este tipo de actos, para evitar su repetición, porque de que quedamos mal, quedamos mal. Los regalos deben entregarse fuera de la solemnidad del acto para no contaminarlo en los procedimientos que le son propios. A las calificaciones con mención, las autoridades en reconocimiento al mérito de sus calificacionesle regalan el anillo, volvamos a nuestros pasos.

Es hora de que la política partidaria se desvincule de la UASD, pues cuando las críticas llueven sobre la academia no salpica a la clase política que tiene sus narices sumergidas en la institución.De lección correctora debe servirnos el feo espectáculo de San Juan de la Maguana.

La academia posee su propio lenguaje para comunicar sus ideas y no deben ser interferidas por otras esferas que terminan distorsionado su misión y función, más sosegada, aguda y desapasionada.