COLOMBIA: Estaciones de policía y vehículos de transporte quemados. Carreteras cortadas durante días. Desabastecimiento de productos. Un número desconocido de muertos y desaparecidos. Un estado de incertidumbre y nerviosismo agudo.
MÉXICO: Una candidata a una alcaldía del centro de México fue asesinada, elevando a 34 el número de candidatos asesinados en todo el país antes de las elecciones del 6 de junio. Esos candidatos son kamikazes.
BRASIL: En su momento de más baja popularidad, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, es investigado por su gestión de la pandemia, que deja a Brasil con 450.000 víctimas mortales, hasta el momento. Las acusaciones contra su Gobierno van desde obstrucción a la consecución de vacunas contra la enfermedad hasta la tala y venta sistemática de árboles en el país (explotación de la amazonia).
BOLIVIA: Sigue en permanente crisis política. La expresidenta interina de Bolivia Jeanine Áñez, fue encarcelada preventivamente durante cuatro meses por presuntos delitos de sedición, conspiración y terrorismo tras la crisis postelectoral de 2019. dentro del denominado caso "Golpe de Estado". Las protestas a favor y en contra se multiplican.
ESTADOS UNIDOS: Una serie de tiroteos masivos durante el fin de semana dejó al menos 11 personas muertas y otras 69 heridas. Los tiroteos tuvieron lugar en ocho estados: Illinois, Nueva Jersey, Ohio, Indiana, Carolina del Sur, Virginia, Texas y Minnesota. En lo que va del año, más de 7.500 personas han muerto a causa de la violencia con armas de fuego en EE. UU. También ha habido un aumento del 23% en las muertes por violencia con armas de fuego este año.
EL SALVADOR: el futuro de la democracia de El Salvador está bajo escrutinio mundial después de que los legisladores se unieron al presidente Nayib Bukele el fin de semana para reemplazar a todos los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, la rama más alta del sistema judicial del país.
NICARAGUA: La dictadura de Daniel Ortega se consolida y los asesinatos y desapariciones contra opositores se multiplican.
VENEZUELA: El país está inmerso en la más severa crisis económica que haya encarado país latinoamericano alguno en la historia moderna, con sombrías perspectivas de recuperación económica en el corto plazo y sin que se vislumbre una voluntad política decisiva para diseñar e implementar un programa económico integral, que atienda los desequilibrios macroeconómicos, las profundas distorsiones de los precios relativos y la disfuncionalidad de instituciones que mantienen la economía en un caos.
CHILE: El presidente de chile, Sebastián Piñera, fue denunciado ante la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de lesa humanidad durante la represión de las protestas sociales de 2019.
ARGENTINA: Cuando llegó el coronavirus en 2020 el país ya estaba en recesión, con una de las mayores tasas de inflación y una de las monedas más devaluadas del mundo, además de una crisis de deuda.
CUBA: ¿Valieron la pena más de 70 años de represión, de violaciones a los derechos humanos, de partido único, de ninguna elección, de escaseces perennes y privaciones eternas, de aislamiento y de exilio? Una verdadera desgracia que aun sobrevive.
HAITÍ: Continua con su peligrosa ingobernabilidad. Es el único país de América que ha tenido más de 20 gobiernos en 35 años. Los secuestros, la inseguridad jurídica, la crisis económica, el caos institucional y la extrema pobreza mantienen al país en un verdadero caos.
REPUBLICA DOMINICA: La COVID repunta, la economía crece, las reformas institucionales avanzan, la lucha contra la corrupción se profundiza, los conspiradores sacan la cabeza y la popularidad del presidente Luis Abinader está entre las más altas de toda la región.
Gracias a Dios, no tenemos dictaduras, no hay violencia en las calles, no hay tiroteos masivos con decenas de muertos, no hay crisis política, no tenemos desabastecimiento de productos alimenticios, no hay asesinatos políticos, no se persigue a nadie por sus ideas y las perspectivas económicas son una de las mejores del continente, según el FMI y el BM.
A veces hay que ver la parte positiva, porque estamos muy acostumbrados a creer que somos lo peor.