Hoy quiero hablarles brevemente de un tema que ha ocupado grandes titulares en la prensa internacional estos días. Me refiero a la crisis poselectoral en Bielorrusia, lo que nos llevará a referirnos lacónicamente a Alexander Lukashenko, Vladímir Putin, Svetlana Tijanóvskaya y la Unión Europea.
Bielorrusia, la llamada Rusia blanca, es un Estado de Europa del Este, que formó parte de la Unión Soviética hasta 1991, cuya capital es Minsk, y es conocida por sus grandes fortificaciones y bosques primigenios. Tiene fronteras con Lituania, Letonia, Rusia, Ucrania y Polonia. Sus idiomas oficiales son bielorruso y ruso. 7 de cada 10 bielorrusos hablan ruso como primera lengua. Rusia compra el 48% de todas sus exportaciones y el 56% de todos lo que importa proviene de Rusia. Como si fuera poco, el 90% de la electricidad y el sistema de calefacción utilizados en Bielorrusia proviene del gas natural que compra a Rusia a precio preferencial.
ELECCIONES DEL 9 DE AGOSTO
Desde las elecciones del pasado 9 de agosto que, de acuerdo con la Comisión Central Electoral, el presidente Alexander Lukashenko ganó con el 80.10% de los votos, Bielorrusia está viviendo una gran agitación social y política, con protestas en varias ciudades, pues hay sectores que no aceptan la victoria electoral de Lukashenko.
Sin embargo, otros aseguran que a pesar de su autoritarismo y la acusación de fraude electoral Lukashenko goza de un importante apoyo en el país. Lo que se explica porque en sus primeros años en el gobierno logró salvar el tejido industrial y los puestos de trabajo cuando la Unión Soviética colapsó. El gran problema es, su fijación por el poder que lo lleva a hacer cualquier cosa para mantenerlo.
SVETLANA TIJANÓVSKAYA, LA CANDIDATA OPOSITORA
Svetlana es una profesora de inglés y esposa del candidato frustrado Serguei Tijanovsky, convertida en la mujer del momento cuando su esposo acabó en prisión por desobediencia a la autoridad e incitación a desordenes masivos, cargos que le pueden acarrear varios años de cárcel. Igual sucedió con Víctor Babariko, el otro candidato de peso. Tras la detención de su marido Tijanóvskaya se postuló en su lugar a las elecciones presidenciales.
Las grandes protestas registradas en julio hicieron que Tijanovskaya de 37 años empezase a ser considerada como la rival más importante de Lukashenko desde que llegó el poder en 1994. A sus mítines acudieron decenas de miles de personas y su equipo de campaña electoral fue impulsado por el respaldo que le dio la oposición y sobre todo dos mujeres claves: Veronika Tsepkalo, esposa del exiliado ex-aspirante Valery Tsepkalo y María Kolesnikova, la jefa de campaña del banquero Victor Babariko.
Según los datos oficiales, Tijanovskaya obtuvo 10.12% de los votos. Tras rechazar esos resultados y el inicio de protestas en las calles, Tijanovskaya se refugió en Lituania, luego de ser liberada, después de haber estado retenida por varias horas en el local de la Comisión Central Electoral.
LA POSICIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA
La Unión Europea ha rechazado los resultados electorales del pasado 9 de agosto que dan ganador a Lukashenko. Lo que ha provocado suspicacias en Moscú que acusa a Bruselas de promover sus propios intereses geopolíticos.
Por su parte, el alto representante de política exterior de la Unión Europea Josep Borrell, ha advertido que Bielorrusia no debe convertirse en una segunda Ucrania, donde el enfrentamiento Bruselas-Moscú detonó un conflicto civil que aún se mantiene. De manera que, la Unión Europea, es consciente de que debe impulsar una reforma política, pero sin que Rusia lo perciba como un factor distorsionante.
EL PAPEL DE VLADÍMIR PUTIN
Muchos hablan de que Lukashenko es un alfil de Putin, y mencionan el tratado de unión con Rusia que firmara en 1997 para una unión política y económica de ambos países. Sin embargo, Lukashenko no aceptó ni siquiera la moneda única, haciéndole el guiño a Occidente y poniéndose más arisco con Putin. Los entornos nacionalistas rusos creen que la unión no se ha logrado porque Lukashenko prefiere mandar en su «reino» de manera absoluta.
Moscú parecería empezar a cansarse de los juegos y chantajes de Lukashenko, pero muchos opinan que Putin evitará a toda costa que suceda en Minsk un golpe de Estado al estilo «Maidan» como el llevado a cabo en Kiev en 2014 con apoyo de Occidente. Lo cual es difícil pues, el ejército bielorruso no está infiltrado por elementos foráneos y el país comparte los mismos valores de la cultura rusa.
EL FUTURO DE LUKASHENKO
Aunque Lukashenko logre calmar a la gente y terminar su mandato, nada volverá a ser igual. Suponiendo que sea cierto que obtuvo un alto apoyo en las urnas como asegura, lo cual ya muchos dudan, como dudan también el alto apoyo que ha reclamado Svetlana Tijanóvskaya, la candidata opositora, eso no anula el descontento de una parte importante de la población.
Sin embargo, para Putin la continuidad de Lukashenko en la dirección del país es el menor de los males. Problema podría haber en el mediano plazo, si no aparece antes un candidato que sea, además de ganador, pro-ruso. Pero también, es probable que la actual situación lleve a Lukashenko a variar su opinión y acelerar una integración con Rusia que el mismo boicoteó repetidas veces. Es muy pronto aun, pero, estaremos atentos.