Avión no tripulado (UAV): ¿El lobo vestido de oveja?
El uso de los aviones no tripulados desde la República Dominicana, específicamente el PREDATOR B, deja una serie de interrogantes que me hacen dudar de los objetivos que alegadamente el programa persigue. No me mal interpreten: brindo mi apoyo incondicional a la lucha contra el narcotráfico. Lo que no puedo hacer es ver como se manipula la información de la manera en que se ha hecho, esto con relación a las capacidades del PREDATOR – incluyendo la poca información suministrada a los legisladores y a la ciudadanía dominicana – en torno al acuerdo firmado con Estados Unidos. Ciertamente, veo peligros inherentes dentro en esta “colaboración”.
El gobierno y la DNCD han querido hacernos un cuento chocarrero, ofreciendo datos “a medias” sobre la capacidad de los aviones no tripulados. Pero primero, veamos brevemente la misión que se le ha encomendado: la lucha contra el narcotráfico por vía marítima. Resulta hasta cómico escribir la pasada frase, pues aún no logro entender como los operativos de interceptación se realizarían. Luego que el PREDATOR adquiera un objetivo – digamos una embarcación sospechosa de narcotráfico en las aguas de el Mar Caribe – el subsiguiente paso debe ser la interceptación en alta mar. Para ello, necesitamos lanchas rápidas, escampavías, equipos, personal debidamente entrenado y, aunque parezca insólito, gasolina (ya en dos ocasiones una agencia norteamericana se comunicó con la Marina de Guerra dominicana durante operativos, con la información de embarcaciones sospechosas en aguas territoriales nuestras, sólo para que ésta respondiera que no contaba con el combustible necesario para sus embarcaciones). En palabras llanas, no tenemos la estructura necesaria para llevar a cabo operativos de este tipo; estaríamos a merced de la disposición de equipos y escampavías norteamericanos para poder realizar interceptaciones en alta mar.
Por otro lado, las lanchas rápidas no son el único vehículo marítimo utilizado para transportar drogas. Una gran cantidad de droga entra al país vía contenedores – sí, por nuestros puertos – y contra esa modalidad el PREDATOR es un soberano cero a la izquierda. Esto sin contar la posibilidad del uso de barcos privados o “pleasure – craft” para el transporte de hasta 800 kilos de cocaína. Esa práctica es muy común desde y hacia nuestro territorio, modalidad táctica que no sería mortalmente afectada con la implementación del UAV.
No por nada, el General de La Fuerza Aérea Norteamericana Douglas M. Fraser, encargado del programa de UAV en la región, se mostró escéptico sobre la efectividad de los UAVs en la lucha contra el narcotráfico por vía marítima. De esa forma no sólo piensa Fraser, sino que Bruce Bagley, quien estudia los esfuerzos realizados por Estados Unidos contra el narcotráfico en la Universidad de Miami, dijo lo siguiente: ¿Serán eficaces (los UAVs)? No tengo ninguna evidencia sistemática sobre qué tan efectivos sean”. Además, para ponerle la tapa al pomo, dos funcionarios norteamericanos familiarizados con el programa anti-narcóticos de los UAV informaron que misiones realizadas en las Bahamas arrojaron resultados decepcionantes. Durante más de 1.260 horas de vuelo, el UAV sólo tuvo éxito en un puñado de decomisos en alta mar de gran envergadura.
En cuanto a operativos de confiscación (utilizando el UAV), la otra opción sería realizar la interceptación tan pronto las embarcaciones llegan a suelo dominicano. Esto representaría otro problema, pues llegar a tierra firme le facilita el escape a los posibles narcos. También surge el problema de logística, equipos, y personal en tierra – por mencionar algunos – lista que tendría que ser resuelta por los organismos de seguridad pertinentes. Ambos, interceptación por tierra y/o por mar, requieren de un andamiaje y logística especializada con la cual no contamos en el país. Entonces: ¿para qué el PREDATOR? ¿Para qué identificar una embarcación sospechosa de tráfico de drogas si tenemos serias deficiencias en la realización de un operativo? Creo saber la respuesta y… ojalá me equivoque.
*espere la segunda parte, donde el autor explicará cuales son las potencialidades y la capacidad del PREDATOR, mismas que el gobierno ha mantenido silente. También hablará sobre los riesgos que corre la población dominicana tras la firma de este acuerdo, especialmente porque el Congreso Nacional no estudió ni depuró su contenido.