Sin lugar a dudas que las elecciones en Perú han generado una tensión que mantiene en vilo a este gigante suramericano. Ya se han computado el 100% de las actas y Pedro Castillo, de la izquierda radical, es el ganador por un margen muy estrecho.
En una segunda vuelta se ha registrado una gran participación de ciudadanos del Perú, aproximadamente unos 17 millones de votantes. Castillo ha ganado con una diferencia de apenas 70 mil votos y en porcentaje representa el 50.1% contra un 49.8 de Fujimori.
Se tejen muchas hipótesis sobre las intenciones de la candidata Fujimori al solicitar la nulidad de actas que posiblemente busca se anulen las elecciones. En otro orden en las redes sociales los partidarios de Keiko han solicitado que las Fuerzas Armadas impidan la juramentación de Pedro Castillo.
Ante esa solicitud las FF.AA manifestaron en un comunicado que ellas no son deliberativas y que los cuerpos armados responden a la constitucionalidad. De manera que esto reduce las posibilidades de un golpe de Estado.
Esta no es una victoria de Castillo, pues se trata de un Perú totalmente dividido. Mucha gente rechaza lo que representa Fujimori quien en tres ocasiones ha perdido las elecciones por márgenes muy parecidos a este proceso electoral.
Incluso la cuestionable alianza con Vargas Llosa, el líder del derechismo, archienemigo radical de Keiko uniéndose para evitar la victoria de Pedro Castillo. Este último fue muy subestimado al llegar sin estructura a estas elecciones y de la nada dio una gran sorpresa.
Muchos de los que apoyaron a Keiko no creen en el fujimorismo, simplemente se sumaron para evitar que llegara al poder Pedro Castillo. Esto contrasta con la tendencia de la región que ha marcado muchos giros.
En Chile, por ejemplo, se produjo la victoria de muchos independientes del socialismo y la izquierda. En Colombia la desintegración del liderazgo del presidente Ivan Duque. Las presiones y el rol que juega el Uribismo, por otro lado Bolsonaro con una popularidad muy desgastada en Brasil. Nicaragua en un conflicto que posiciona a Daniel Ortega como un pseudo dictador que está cercenando los derechos políticos y de la opinión pública.
Nayib Bukele se consolidó en las recién pasadas elecciones legislativas pero se ha cuestionado su rol de concentración de poder, el panorama no está claro.
En el Perú ahora se crea más confusión en torno a la región. Se cree que una figura como la de Pedro Castillo que puede reivindicar al chavismo y es precisamente a lo que se le teme.
Habrá que ver hacia donde va el giro, el cisma que ha provocado estas elecciones en el Perú que no representa una definición del regreso de la izquierda o el socialismo del Siglo XXI, pero mucho menos el liderazgo de la centro derecha y de los derechistas nacionalistas.
Seguiremos desde el Demócrata observando estos sucesos políticos y sociales.