Nueva York.- Datos estadísticos reportados sobre la criminalidad en República Dominicana entre los meses de enero y septiembre de este año revelan que se ha producido más de 1,200 homicidios y más 3,400 heridos por armas de fuego. Mientras que para el 2014, se reportaron 1,808 homicidios de los cuales 1,130 fueron con armas de fuego.
A raíz de la muerte del Alcalde de Santo Domingo Este, empresario, congresista y alto dirigente del partido de gobierno, Juan de los Santos, (Juancito Sport), el ex presidente de la República doctor Leonel Fernández, muy entristecido por lo sucedido, considera que el horrendo crimen obliga a repensar en el país el tema del desarme de la población civil.
Considera el líder del PLD que el hecho de que la población civil esté armada de forma indiscriminada es otra razón por la cual este tipo de situaciones están ocurriendo.
Igual preocupación han mostrado el presidente Danilo Medina, así como el procurador general de la República Domínguez Brito, el ministro de Interior y Policía José Ramón Fadul entre otros funcionarios.
¿Y para pensar de esa manera había que esperar que asesinaran a Juan de los Santos en un hecho del que no se ha dicho la verdadera causa del crimen?
¿Por qué el doctor Fernández no mostró igual preocupación mientras estuvo gobernando el país por 12 años, y que como presidente de la República tenía todos los poderes para lograrlo?
Durante su gestión presidencial, ¿cuantos padres de familias de todos los sectores sociales vieron caer por diferentes causas a sus hijos y familiares acribillados por delincuentes sin escuchar una propuesta como la que hoy preocupa al líder y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD)?
Es decir, que el país debe ser ahora “desarmado” solo porque mataron a Juancito Sport por razones de negocios aún no explicados que satisfaga la curiosidad de la sociedad entumecida por el hecho.
La realidad del por qué el arquitecto Luis Esmerlin Féliz Féliz cometió el doble asesinato y el suicidio solo lo sabe un reducido grupo de la alta dirigencia del PLD, militares de confianza y los asociados del grupo al que pertenecían los fenecidos y sus familiares más íntimos.
Ahora se quiere plantear que el horrendo crimen es producto de la facilidad con que se adquieren las armas de fuego en el país.
¿Desconocen las autoridades actuales y anteriores el lucrativo negocio que produce el tráfico de armas de todos los calibres que sigue beneficiando y convertido en millonarios a funcionarios civiles y militares y no se ha hecho nada para evitarlo?
Pero solo el crimen de Juan de los Santos y su guarda espalda ha motivado la reacción de quienes tienen el poder de haber resuelto el problema de la criminalidad en República Dominicana con antelación.
Ahí están las consecuencias que al parecer les han tocado muy de cerca por la forma en que están reaccionando.