“Hurra, por fin nadie es inocente”

Juan Gelman

La Ciencia Política ha sido ingrata con temas tan importantes para la República Dominicana como la democracia y la transición desde la dictadura de Trujillo hasta el régimen que inició en 1966. La aparición de opiniones en formato de artículo semanal no alcanza a disimular o confundir la ausencia de esos temas  tanto tiempo ignorados.

Tener eso en mente resultará muy útil para intentar una aproximación crítica a las últimas ocurrencias electorales y a lo que se anuncia para los próximos meses. En primer lugar aquí no hay egos ni soberbias como factor detonante de los cambios que se inician. Aquí simplemente era imposible la mantención de un sistema político regulado por la voluntad de un caudillo. Cuando hay dos uno debe ser eliminado y en eso estamos. Buscando compartir con ustedes experiencias parecidas encuentro en la norma clásica latinoamericana que el caudillo es EL caudillo y es siempre uno. Es el caso de Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Haya de la Torre en Perú, Ibañez en Chile y Velasco Ibarra en Ecuador (lo recordé especialmente el domingo 20 pasado).

Entonces la política dominicana ha quedado en un trance decisivo. Un trance que incluso debería hacer posible una revisión del pasado reciente para hacer comprobaciones acerca de situaciones que parecen repetitivas cuando en realidad se cumplen con fidelidad inquebrantable al sistema postrujillista.  Todo ayudado por imaginarios agentes de cambio que se mantienen con vida por su codicia inocultable de presupuesto nacional.

Fíjense bien y verán que desde el asesinato de Manolo Tavárez no aparece en el país un proyecto político distinto a los que hasta hoy han hegemonizado el quehacer institucional. ¿Qué diferencia hubo entre el Acuerdo de Santiago (lógicamente derrotado) y la última creación de los intelectuales agónicos? Hoy como ayer estamos ante una Alianza estilo Arca de Noé, ahora justificada con el “fin de las ideologías”. Todo lo que se diga de esta reedición del Arca de Noé estará más cerca de la ética que de la política, sin contar con que terminaríamos escribiendo acerca de los nuevos histriones cuyos motivos hacen imposible el diálogo político y nos regalan postales de lo que no va a resultar pues el transfuguismo es condenable y dañino aun cuando imaginariamente te favorezca y retrate una amplia coalición político social.

Pero si la alianza Arca de Noé invita a la reflexión ética en el contexto de una moralidad que permite casi todo para “sacar al PLD del poder” y también para mantenerlo, recurrir como justificativo al “fin de las ideologías” es casi lo mismo que salir a repartir arroz para conseguir el voto o esperar la visita de los comedores económicos. Y además es abusar pues nadie que lea el periódico una vez a la semana puede ignorar que las ideologías no han terminado. Lo que ha ocurrido es la imposición de una ideología dominante, entre otras cosas porque algunos ex superideologizados se quedaron sin ideas.

Las recientes primarias fueron una primera experiencia para elegir candidatos y en ellas la historia no se repitió: se cumplió. Y se cumplió de la misma manera en que desde 1966 el sistema ha ido sobreviviendo y negándose a los avances democráticos. Es cierto que no hay todavía ninguna denuncia de fraude ante los órganos competentes, pero ni falta hace. Está fuera de toda duda que las primarias no fueron elecciones competitivas, ahí están hechos que no requieren pruebas como la participación de funcionarios del gobierno, la rendición de los ingresos de los candidatos y la negación a que pudieran participar partidos pequeños.

Con todo, hubo competencia en el PLD y eso porque la dirección y la gestión del sistema debe quedar claramente establecida.   Hasta hoy martes 22 está por verse si lo del PLD llega a ser división o si será Leonel Fernández el que se va con un grupo. Partiendo de eso es posible leer las primarias y sacar algunas conclusiones.

Por más que algunos lo repitan no logro encontrar evidencias que permitan afirmar que al PRM “le fue bien”: su capacidad movilizadora, muy dependiente del bolsillo del candidato, quedó puesta en duda; la participación fue mucho más baja que la registrada por eventos parecidos en el pasado (cuando venció el Estado el 2007 la participación de los peledeistas fue del 50%) y sin los PREMIL 1 y PREMIL 2. Si nos llevamos de la revisión de los resultados de las primarias la conclusión para el futuro es que con el PLD dividido  Abinader llegará tercero.

Otro resultado: la política y los partidos están quedado gravemente lastimados y, sin entrar en reflexiones teóricas, basta decir que ni la política ni los partidos son para apropiarse del presupuesto nacional y desencadenar en esa carrera la presencia de todos los demonios. Este hecho hace que la disputa del PLD con los ex PLD quede mucho más nítida ante la opinión pública pues la oposición -como cada cuatro años desde 1966- trata de dar forma a una nueva Arca de Noé que no flota porque no llueve.

Habrá de ser motivo de estudios mayores el cambio que va a significar la eventual división del PLD. Contrario a lo que querían el PLD (DM) y el PRM, creadores de las leyes electorales, pudiera ser que estemos frente a un nuevo sistema de partidos con tres partidos que según sea su forma de relacionarse serán determinantes y, ojo, en el 2020 el más determinante será el que llegue segundo.  Tampoco se puede olvidar que la violencia que hemos visto en la lucha por el control del poder político no tiene entre sus preocupaciones la construcción de instituciones democráticas lo que podría demostrar que el sistema post trujullista es también extemporáneo y que en términos de construcción democrática sus agentes se mueven solo buscando comportamientos del pasado absolutamente inocuos, pero necesarios para comprobar la grandeza del caudillo.

Y en todo esto… ¿falta algo? Claro que falta algo. Lo mismo que ha faltado cada cuatro años desde 1966: política y políticos alternativos.  A quienes lo intenten no está de más decirles que esta vez no será más fácil que en otros desafíos cuatrianuales.

En primer lugar, tendrán que ser y parecer alternativos, sobre todo asumiendo que, por ejemplo, no hace falta transformarse en comentarista político sobre la crisis del PLD. Ése no es un tema de políticos alternativos, mucho menos estar dudando si se suben o no se suben al Arca de Noé, a pesar de los espacios que quedarán disponibles y negar el apoyo a los que ya consiguieron cupo a bordo.

Los alternativos y sus partidos no la tienen fácil, pero la democracia dominicana exige y son ellos quienes tendrán que poner los grandes temas políticos como la asamblea constituyente cuando les pregunten: ¿Qué opina de lo que dijo zutano a merengano?. El tema de las pensiones y el fin de las AFP, de los seguros privados de salud, de la privatización de la educación, de los derechos laborales, en fin, del proyecto de país, ese que describe el horizonte democrático y post neoliberal que las luchas de caudillos quiere alejar y hacerlo parecer innecesario. Esto lo anoto por el “largo pétalo de mar” que es mi país, los alternativos, el progresismo y la izquierda que se entretuvieron administrando un sistema aceptado por una parte de la sociedad y canjeado para transitar a la democracia nos tiene de nuevo lamentando muertos producto de la acción del Estado, igual que mi amigo José Luis Felmer fusilado en octubre de 1973. Tenía 20 años, era estudiante de agronomía.