El aumento de los precios de los combustibles, los alimentos y las materias primas en los mercados internacionales tiene consecuencias inflacionarias para la economía dominicana. Pero además esa inflación importada impulsa otros cambios en variables macro cuyos efectos complican la consistencia de las políticas económicas.
El Banco Central se apresuró a anunciar que intentará contrarrestar la inflación importada mediante aumentos sucesivos de las tasas de interés, limitando de esta manera la inflación doméstica que resulta de la discrepancia entre el producto corriente (o anual) y el producto potencial de la economía. ¿Puede reducirse la inflación importada reduciendo el nivel de actividad económica? Lo cierto es que con esa medida se apuesta a una recesión provocando variaciones en el tipo de cambio real, las tasas de interés, y el empleo.
El aumento de las tasas de interés reduce el nivel de actividad de la economía ya que deprime el consumo duradero y la inversión. La desaceleración del producto aumenta la tasa de desempleo reforzando la contracción de la demanda agregada. Si la economía estuviese sobrecalentada este mecanismo reduciría las presiones inflacionarias; pero como se trata de una inflación importada la recesión de la economía no tiene influencia alguna sobre los precios de las materias primas importadas y la inflación se mantiene. Ahora bien, cabe recordar que si el aumento de las tasas de interés afecta el tipo de cambio real (aprecia), el costo de los bienes importados de las materias primas y alimentos resultarían menores y de esa manera la inflación podría ceder si los mercados dominicanos fueran competitivos.
Entonces, el panorama macroeconómico dominicano se caracterizaría por inflación (importada) y recesión. Esto se produce cuando la economía dominicana enfrenta una elevada tasa de desempleo (14.1% de la PEA) para el 2010 y un déficit en las cuentas externas (8.5% del PIB) para el mismo año. La recesión de la economía, por un lado, reduciría las importaciones de materias primas, combustibles y reposición de bienes de capital, pero por el otro el aumento de las tasas de interés estimularía las importaciones.
En efecto, el aumento de las tasas de interés aprecia el tipo de cambio real, restándole competitividad a las exportaciones dominicanas y estimula las importaciones, lo que profundiza el déficit de la balanza comercial. Este desequilibrio ha adquirido niveles preocupantes toda vez que resulta el principal componente del déficit de la cuenta corriente. Pese a estos resultados de las cuentas externas el tipo de cambio no se depreció de acuerdo a la magnitud del deterioro de la cuenta corriente que promedió 7.6% del PIB entre 2008-2010. La devaluación fue de apenas un 2.0% gracias a la intervención del Banco Central en el mercado cambiario, ocasionándole pérdidas de reservas internacionales de aproximadamente US$2,500 millones durante el periodo comprendido entre 2008-2010, es decir casi una vez las reservas internacionales de esa entidad.
El aumento de los precios de los combustibles afecta asimismo a las finanzas públicas, por el lado de los ingresos y de la deuda pública. El gobierno recibiría mayores ingresos por el aumento de los precios de los combustibles y por la indexación a la inflación de los impuestos que se aplican a los mismos, desatando un aumento de precios relativos que terminaría en mayor inflación. Por otra parte, el acuerdo de Petrocaribe que mantiene el país con Venezuela permite financiar una proporción de la factura petrolera que varía de acuerdo al precio del barril de petróleo en los mercados internacionales; en este sentido, la deuda dominicana con Venezuela alcanzó los US$1,680 millones en el 2010, la cual crecería de acuerdo a los pronósticos al alza de los precios del petróleo.
La indexación de los impuestos que se aplican a los combustibles se ha venido aplicando y además se le concedió aumento de beneficios a los distribuidores de combustibles, lo que termina pagando el consumidor. Para el 2011, los impuestos selectivos sobre los combustibles se estimaron en aproximadamente en US$662.4 millones (RD$26,164.2 millones a la tasa de cambio de RD$39.5 por dólar americano) con un precio estimado del barril de petróleo de alrededor de US$83.5 por barril según el presupuesto para el 2011.
Reducir el nivel de actividad económica para evitar la crisis económica, provocada por una inflación importada, produciría mayores malestares y crea mayores distorsiones en la economía que castigan innecesariamente a la sociedad reduciéndole su bienestar. La política económica debe orientarse a promover un presupuesto público cuyo balance sea más pequeño, que permita una política monetaria laxa (tasa de interés más baja), minimizando, en lo posible, los efectos nocivos que produce la inflación importada.