Desde el pasado mes de marzo los dominicanos hemos estado sometidos a una serie de medidas con el objetivo de controlar la pandemia del COVID-19. La más constante en este período ha sido la del toque de queda, el cual nos ha acompañado prácticamente durante todo este trayecto, a excepción del período comprendido entre el 28 de junio y el 20 de julio, debido a la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales. Esta restricción al libre tránsito durante tanto tiempo, quiérase o no, ha venido afectando a la gente, la cual tiene una sensación de estar preso dentro de sus propios hogares. A esto le sumamos el caos y el estrés en el tránsito que se vive cada día para poder llegar a nuestras casas antes de las 7:00 PM tras salir de nuestros trabajos.

Sabemos que estamos ante hechos sin precedentes con un virus altamente contagioso, pero ¿es necesario realmente contar con un toque de queda desde las 7:00 PM en la semana y desde las 5:00 PM los fines de semana?, ¿es el toque de queda la medida que realmente va a prevenir los contagios? Muchos me responderán que sí, que cuando se levantó esta medida a finales del mes de junio, la curva de contagio subió de manera abrupta. Sin embargo, no podemos perder de vista que en ese momento estábamos en la recta final de una campaña electoral, en la cual ninguno de los partidos políticos respetó las medidas de distanciamiento social y se lanzaron a las calles junto con sus seguidores sin tomar en cuenta la crisis sanitaria que estábamos viviendo. De tal forma que, si bien no hubo toque en dichas semanas, las medidas de distanciamiento y de higiene fueron ignoradas por todos los actores de la política y sus seguidores.

A esto le sumamos que el domingo 5 de julio acudieron a las urnas un poco más de cuatro millones de dominicanos, con lo cual, a pesar de las medidas de higiene y distanciamiento tomadas por la Junta Central Electoral, era prácticamente imposible evitar que este evento fuera un foco de contagios. En ese sentido, si bien no había toque de queda en las últimas semanas de junio y las primeras de julio, la sociedad dominicana estuvo sometida a una serie de actividades que con o sin toque de queda causarían un aumento en el número de casos de contagios por COVID-19. Sin olvidar que durante esas semanas las personas acudieron a bares, restaurantes y colmadones bajo el entendido de que en la República Dominicana habíamos vencido el coronavirus, sin respetar una sola de las medidas de prevención del virus.

A mi entender, si bien el toque de queda es una herramienta importante para evitar el contagio, no es la única. Tras 6 meses de estar viviendo esta crisis, sabemos que debemos seguir combatiendo esta pandemia, pero no podemos seguir sintiéndonos como delincuentes saliendo de nuestros trabajos asustados para que no nos coja el toque de queda en la calle. No podemos obviar que el sector productivo ha tenido que retomar su cauce y las empresas han empezado a operar de la manera más normal posible, lo que provoca que sus empleados se vean cada día en la difícil situación de cumplir con sus obligaciones laborales y a la vez evitar incumplir con el horario del toque de queda para no ser detenidos.

Desde este espacio entendemos que en lugar de mantener el toque de queda, a partir del 28 de septiembre las medidas deberían ser de otra índole. Los restaurantes deben permanecer cerrados luego de las 7:00 PM y solo ofrecer servicios delivery y take out. Por igual, colmados deben cerrar a las 7:00 PM, al igual que los clubes y gimnasios. Es decir, deben tomarse medidas enfocadas en restringir actividades que produzcan aglomeración de personas. En el caso de los supermercados, estos deberían permanecer abiertos en un horario mucho más amplio, de esa forma se evitan las largas filas que de una forma u otra son focos de contagio. Por igual, se debe iniciar una campaña mucho más agresiva en los medios de comunicación sobre las medidas que deben tomar las personas para prevenir el contagio del virus.

En fin, la tarea no es fácil, la batalla ha sido larga y aún no la ganamos. No tenemos una fórmula perfecta, aunque considero que con el tiempo podemos ir aprendiendo y perfeccionando. Entiendo que ha llegado el momento de mantener el objetivo, pero modificar un poco la estrategia para poder ser sostenibles y efectivos en el tiempo. Debemos mantener y hasta aumentar las restricciones en actividades que signifiquen aglomeración de personas, pero, debemos quitarle al dominicano esa desagradable sensación de no saber si va a caer preso por no poder llegar a su casa a las 7:00 PM o a las 5:00 PM. Al final del día, lo importante no es limitar horarios, es restringir actividades que puedan ser focos de contagios.