La separación de las elecciones presidenciales con dos años de diferencia de las congresuales y municipales constituyó uno de los grandes aportes de la Reforma Constitucional del 1994, sobre todo, porque permitió la elección de los senadores, diputados, alcaldes y regidores sin la influencia decisiva de los candidatos presidenciales.
Sin embargo, la Reforma Constitucional del 2010 aniquiló está conquista de José Francisco Peña Gómez y, en cambio, separó las elecciones municipales de las presidenciales y congresuales con apenas tres meses de diferencia.
La nueva separación de las elecciones resultó altamente perjudicial para la democracia, a tal extremo de que para ponerla en vigencia fue necesario extender el período constitucional de los legisladores y los funcionarios municipales a seis años, desde el 2010 hasta el 2016. Este último año se produjo la unificación de las elecciones y todos los cargos fueron elegidos el mismo día.
Finalmente, diez años después de la reforma, el próximo domingo, las elecciones municipales se celebrarán separadas por un espacio de tiempo de tres meses de las presidenciales y congresuales.
A pesar de lo complejo que ha sido para la Junta Central Electoral organizar las elecciones municipales al mismo tiempo que las presidenciales y congresuales, lo más grave de la separación de las elecciones con un corto espacio de tiempo de tres meses, es la influencia que pueden tener los resultados de las municipales en las presidenciales del próximo 17 de mayo.
Para la Junta Central Electoral, como organizadora de las elecciones, el próximo domingo estará en juego la implementación exitosa del voto automatizado, ya que el fracaso de la automatización del voto y del escrutinio descartaría su implementación en las elecciones del 17 de mayo del 2020.
En el caso de los partidos políticos estarán en juego 3,849 cargos, divididos en 158 alcaldes o alcaldesas, 158 vicealcaldes o vicealcaldesas, 1,164 regidores, 1,164 suplentes de regidores, 235 directores, 235 subdirectores y 735 vocales de distritos municipales.
Tomando en consideración que en las elecciones del 2016, de los 158 alcaldes el Partido de la Liberación Dominicana logró alcanzar la elevada cantidad de 111, al tiempo que de los 1,164 regidores alcanzó un total de 649, los cuales estarán en juego en las Elecciones Generales Municipales del domingo, es muy probable que pierda una cantidad significativa de estos cargos, la mayoría de los cuales pasarían al Partido Revolucionario Moderno.
De su lado, el Partido Revolucionario Moderno que tan solo logró ganar 45 alcaldes y 492 regidores en las elecciones del 2016, con toda seguridad, aumentará sustancialmente estos cargos en las elecciones del domingo.
Otro factor a ser tomado en cuenta para medir el éxito del desempeño de los partidos en las elecciones municipales es ganar el Distrito Nacional y los grandes municipios, encabezados por Santo Domingo Este y Santiago.
Siendo así, es comprensible la muestra de desesperación de los dirigentes del PLD, que saben que perderán una gran cantidad de sus ayuntamientos, entre estos el de Santo Domingo Este, lo cual presagia la derrota del Partido de la Liberación Dominicana en las Elecciones Generales Presidenciales y Congresuales del 17 de mayo, después de 16 años consecutivos en poder.