Me temo que se está sobre estimando el impacto económico que tendrán las nuevas relaciones con Pekín.
Para comenzar no creo que nuestras exportaciones hacia allí crezcan mucho. Nuestros productos tropicales también se cultivan en los países del Pacífico mucho más cercanos a China por lo que el mayor flete nuestro nos haría poco competitivos en café, cacao, piñas, aguacates, etc. Sí seguiremos exportando el cobre de la pequeña mina cercana a Maimón, que pertenece a chinos.
Un acuerdo de libre comercio con China no tendría sentido, ya que reduciría nuestras recaudaciones aduaneras sin que crecieran nuestras exportaciones.
En cuanto al turismo, Cuba, a pesar de sus excelentes relaciones políticas con Pekín solo recibe unos 34,000 turistas chinos al año, cifra equivalente a ½ del 1% de los turistas que vienen a nuestro país cada año. Además, los vuelos más directos desde Pekín son a Houston, Texas.
Es en la inversión directa china donde mejores posibilidades tenemos ya que aprovecharían las ventajas arancelarias que provee el DR-CAFTA. Empresas chinas (estatales o semiprivadas) ya se han establecido en nuestras zonas francas para aprovechar esa ventaja. Pero si el volumen resulta ser muy grande me temo que Trump se atrevería a poner trabas bajo el DR-CAFTA alegando que se trata de un desvío de comercio.
No creo que al gobierno chino le interese ser socio minoritario (49%) en las dos plantas de Catalina, primero porque no es un proyecto de ellos; segundo, porque se trata de un proyecto controversial y, tercero, porque nadie quiere ser socio minoritario cuando el Estado dominicano es el socio principal. Sí podría interesarle a China ganar la licitación para el contrato de administración del proyecto, un contrato sobre el cual, se ha dejado de hablar en los últimos meses.
El muelle de Manzanillo, una planta eléctrica en nuestra costa norte (ahora todas las grandes plantas están concentradas en el sur, donde un terremoto o un huracán podrían crear enormes problemas), carreteras de circunvalación de Santo Domingo, Azua, Baní y San Francisco de Macorís, todos son buenos proyectos a ser financiados por los chinos, aun cuando ellos exijan que solo se utilice mano de obra china.
También está lo del “regalo” como hizo China con Costa Rica obsequiándole un estadio de fútbol.
El gobierno dominicano posee un plan de inversiones públicas plurianuales, preparado por nuestro Ministerio de Economía y es de allí de donde deben ser los proyectos prioritarios a financiar y no locuras como trenes que requerirían muy fuertes subsidios.
Pero si el gobierno dominicano quiere problemas con Washington de seguro los lograría si con China hacemos algo en el área militar, ya sea enviando a oficiales a entrenarse en Pekín, ya sea adquiriendo equipo militar, ya sea permitiendo bases militares chinas en el país. Pero esa locura creo que no está en la mente de nuestros políticos.