La definición de juventud es muy diversa, todo depende del tiempo y la cultura donde se dé dicha definición. Si bien hay innumerables variables entre estas definiciones tradicionales, todas coinciden en el tiempo cronológico y fisiológico de juventud, especialmente si nos guiamos del criterio de juventud de las Naciones Unidas que considera jóvenes a las personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años de edad, en la Republica Dominicana la juventud se extiende hasta los 35 años de edad. Pero estamos claros que ser joven implica más que una edad y un rango definido, y sobre todo en sociedades en vías de desarrollo como la nuestra.
De la juventud en nuestra sociedad se espera mucho y poco a la vez, todo depende del cristal en el que se mire. Se espera mucho en materia de trabajo, estudios, diversión e iniciar a desarrollar la madurez como joven adulto, vivir la juventud “al máximo”, así le llaman muchas veces si la sociedad es media o alta, también algunos padres de escasos recursos inculcan a sus hijos que solo el estudio y la dedicación academica los pueden llevar a superar el estilo de vida que actualmente poseen. Sin embargo se espera poco en sociedades vulnerables y conformistas en las que al joven se le ve como una persona cuya única misión de vida es divertirse, la parranda, beber, bailar, competir por cuantas mujeres tiene cada hombre, y conseguir el dinero necesario por la vía que sea para mantener sus vicios, parrandas, mujeres e hijos que van dejando en el camino al transcurrir de su vida loca.
En las mujeres se espera aún menos en estas sociedades porque solo se les prepara para ser amas de casa desde temprana edad y hacer lo que diga su marido, porque es el hombre de la casa, pero sobre todo a aguantar todo lo necesario, incluyendo un pésimo trabajo remunerado, malos tratos por parte de sus parejas simplemente porque es su marido y se debe respetar; aunque suene un poco fuerte esa es la realidad de muchos jóvenes hoy día, mayormente residentes en sectores vulnerables y rurales de la Republica Dominicana.
Sin embargo pocas personas se preguntan, para la juventud, ¿Qué es ser joven? Quizás muchos jóvenes concuerden conmigo a la hora de decir que si bien es una de las mejores etapas de la vida que hemos vivido, también es una etapa llena de decisiones transcendentales en nuestras vidas que nos traerán consecuencias en el futuro inmediato que implica el presente fundamentalmente, permitiéndonos crecer como personas, seres humanos, profesionales y como familia. Es esa “etapa” de la vida en la que todos esperan que seas justo, lo que ellos desean que seas, olvidándose muchas veces de dejarnos a nosotros mismos decidir, qué es lo que en verdad queremos ser.
Si bien a los jóvenes nos encanta divertirnos, también nos gusta ser responsables ante las situaciones que se nos asignan, demostrar que somos capaces de entender las complejidades del mundo actual, que no solo somos el futuro de la nación, sino que realmente somos el presente, que no nos den tantos discursos vacíos sobre lo que debemos hacer con nuestras vidas o no, más bien que nos guíen con el ejemplo hacia ese porvenir que tanto se nos ofrece. Odiamos que los adultos nos usen como adultos cuando les conviene y nos traten como niños cuando no les conviene tratarnos como iguales. Nosotros deseamos que se nos brinden oportunidades para crecer, para aprender, que nos muestren el camino y nos permitan transitarlo nosotros mismos, para aprender de nuestros propios errores, porque como bien dice el dicho, “nadie escarmienta en cabeza ajena” (Anonimo, 2015).
Ser joven es emprender, arriesgarse, vivir, reír, llorar, caerse, levantarse, enamorarse, tener mal de amores, hacer locuras con los amigos, querer superarse, inventar y vivir nuestras propias aventuras, afrontar la vida con esperanza y seguir adelante pase lo que pase, porque al fin y al cabo somos jóvenes y así, con sus altas y sus bajas, es la vida.