¿Tiene sentido enterrar las riquezas?  Me preguntó Alex, con un dejo de frustración.  Eso es lo que hacen en nuestros países.  Mira, ves estos paneles?  Señaló unas vitrinas de acrílico, las cuales exhiben distintos materiales.  Estábamos parados en un salón de exhibiciones.  Unos minutos antes, me había dicho que allí era donde traían a los estudiantes, para instruirlos desde niños, a conocer la importancia del reciclaje.   Si educamos esta generación, decía convencido,  ellos van a educar a sus padres.  En estos paneles, -continuó- hay plástico, vidrio, metales, fibra de tela y papel.   Estos componentes son todos recuperados en esta planta.  Haciendo equivalencia en su valor, es como decir, que en ese mismo orden, tenemos oro, plata, cobre y aluminio, etc.  Esto tiene mercado seguro, nada de lo que viene aquí se desperdicia.  ¡Este es un negocio redondo!

La planta de reciclaje, a su entrada, parece todo menos un lugar de manejo de basuras.  Situada en el corazón mismo del condado de Montgomery en Rockville, Maryland, parecería contradictorio que operen semejante lugar, en medio de una urbanización de millonarios.

Sin embargo, no se percibe desorden, sucio o contaminación.  Por el contrario, aun los camiones que traen los desechos, parecerían circular en sinfónica armonía.  En esta parte de la planta trabajan exclusivamente mujeres, me muestra Alex, mientras atravesamos una puerta que da a pasillos laterales que forman el techo de los trabajadores.  Esto permite que se puedan observar la separación de los materiales.  En un lado va el plástico y por otro lado el vidrio, el cual se tritura y compacta.  Otro lado está dedicado al reciclaje del papel y un cuarto al aluminio y demás metales.  Toda esta materia prima, se vende por toneladas a países industrializados, como China y Japón, siendo ésta una venta segura.  De nuevo, es resaltado el hecho de ser  “un negocio redondo”.

Salimos de ese edificio y manejamos hasta la parte trasera, para ver el resto de las operaciones.  A pocos metros nos encontramos bordeados de miles de televisores.  Están en todos los tamaños y modelos, las cuales compactan con una lámina de plástico.  De existir alguien interesado en revisarlas, para separar las que funcionan y hasta para repararlas, dice Alex que ellos están más que dispuestos a donarlas.   Pero entonces surge también la realidad de que,  ya nadie quiere recibir televisores, aunque sean donados, si no son los modernos modelos de pantalla plana.  En consecuencia, terminarán siendo triturados y vendidos por su valor como materia prima.

También tienen un lugar designado para recolectar bicicletas.  Allí llegan de todos los modelos y tamaños, las cuales son reparadas por una organización y enviadas como donativo para ser repartidas entre niños pobres, en países tercermundistas.  Aquí no se desperdicia nada, me explica satisfecho, mostrándome libros, contendores de ropa, y pinturas.  Cada mes, acumulamos suficientes pinturas, entre nuevas y usadas, como para llenar dos contenedores.  Consígueme iglesias e instituciones  de ayuda en tu país, donde tú sepas que no serán vendidas, sino que de verdad irán a parar a manos de los necesitados, como Dios manda, y yo te las doy todas.  Mi mente estaba a punto de estallar procesando todo y todas las posibilidades.  En ese momento, muchos pensamientos iniciados con la frase  “Si tan sólo”  se formularon en mi cabeza.  Todo esto es fabuloso Alex, y yo te garantizo que conozco personas  que manejan obras de beneficencia auténticas, que soñarían poder recibir todo esto allá en la República Dominicana, -le dije entre ilusión y decepción-  el problema es la política.  Todo, por bueno que suene, termina entorpecido, ya sea en aduanas, o con los políticos, en el costo de los contenedores, que aunque los pagues, no sabes si en verdad te los entregarán enteros, porque siempre te dicen “dame lo mío”.  Yo sé lo que me dices, y mucho más de lo que te imaginas, me dice con un dejo de resignación.  Mencióname un alcalde, gobernador, vicepresidenta o político, no sólo de tu país, sino de cualquier país latinoamericano y yo te diré la historia que tengo con ellos.

Mientras más vivo, más me convenzo de que la vida está llena de sorpresas.  Muchas veces interactúas con personas y no sabes, o más bien, ni te imaginas el currículum de experiencias que arrastra.  Alex Zuncaposee tantos títulos que no caben en una tarjeta de presentación.   A mí me dio dos, una de su puesto como oficial que funge de enlace entre el cuerpo de policía de Baltimore, Washington y Maryland, con la comunidad latina.  Y otra como co-fundador de una organización sin fines de lucro.  Con una larga carrera en asuntos de seguridad, habiendo incluso sido guardaespaldas de George Harrison de Los Beatles y Madonna, mientras filmaba Evita, Alex tiene cuentos y vivencias para rato.  Siendo Washington D. C. “la capital del mundo” su cargo le hace codearse con todo tipo de personalidades, mayormente del ámbito político.  Por cuanto no es presumido, ni te imaginarías siquiera que es de origen Argentino.  Hablando de políticos de tu país, me dice, yo me he reunido ya con varios, y aun con empresarios; y a todos les he hecho la misma propuesta: Si usted se compromete a implementar un proyecto de reciclaje como este en su país, yo le garantizo los fondos aprobados por el Banco Mundial y una cartera de clientes seguros.  Además esta planta es la respuesta a la producción de electricidad, de manera económica y sin emisión de gases que afecten el medio ambiente.   Ya me imagino cómo termina el cuento, le dije con un dejo de vergüenza ajena.  Político tras político, de toda Latinoamérica, me han dicho lo mismo, que el proyecto es maravilloso, pero que toma mucho en implementarse, tiempo en el cual, ellos son sustituidos de sus puestos, y otros entonces se llevan la gloria, por tanto, “dame lo mío” y entonces actuamos…

Pero cuando digo ayudar, es ayudar a los necesitados, no a enriquecer a los corruptos.  Por eso, te voy a plantear un reto, me dice.  Escribe un artículo, habla con alguien de tu país, mira todo lo que te ofrezco, mira todo lo que puedo dar.  Ayúdame a canalizarlo correctamente y quién sabe si por fin apareciera un empresario o político serio, que quiera aprovechar y dejar de enterrar las riquezas en tu país, poniendo una planta como esta allá.  Actuemos con fe y a Dios que haga el resto.

Por eso es que no salimos del atraso, ni como país ni como continente!  Dije apesadumbrada.  Hace más de 20 años que en este estado ya no se entierra la basura, porque es enterrar dinero, me dice abriendo dramáticamente los ojos, exasperado con la impotencia.  En eso, nos pasa por el lado un camión transportando un contenedor.  Mira, ¿ves eso que lleva ahí?  Es la materia orgánica.  Ese contenedor se deposita en la planta de energía, donde a diario 20,000 toneladas de basura generan energía para abastecer a más de 50,000 hogares.  Te imaginas!  La demanda de energía aquí es mayor que en tu país, por tanto esa misma cantidad de energía serviría para una mayor cantidad de hogares.  ¡Y es gratis, estamos quemando la basura!

Ahora mira allá, ves aquellos camiones?  Esos son de empresas privadas.  Ellos nos pagan para venir a tirar aquí sus desperdicios.  Incluso los aceites viejos, con los que se cocina, aquí los convertimos en bio diésel.  Los árboles que se cortan, aquí los trituramos y vendemos luego eso, para los jardines.  No se desperdicia nada!  Por el contrario, le digo yo, te pagan!Sí, me pagan para recibir basura y en esta planta todo tipo de basura se convierte en dinero, otra vez te digo, es el negocio más redondo que existe!

Mira, yo estoy convencido que todo pasa a su debido tiempo.  Nosotros los hombres queremos que las cosas pasen cuando nos convienen, pero Dios es quien sabe y dispone.  Yo antes me dejaba ofuscar por la frustración, ya no.  Yo fui operado de corazón abierto hace un par de años.  Desde entonces comprendí que tenía que reducir la velocidad de vida que llevaba.  En los años que me queden por vivir, trataré de hacer mi parte en el mundo.  Desde mi lugar, con lo que hago, honraré a Dios primero y ayudaré a los hombres.  Pero cuando digo ayudar, es ayudar a los necesitados, no a enriquecer a los corruptos.  Por eso, te voy a plantear un reto, me dice.  Escribe un artículo, habla con alguien de tu país, mira todo lo que te ofrezco, mira todo lo que puedo dar.  Ayúdame a canalizarlo correctamente y quién sabe si por fin apareciera un empresario o político serio, que quiera aprovechar y dejar de enterrar las riquezas en tu país, poniendo una planta como esta allá.  Actuemos con fe y a Dios que haga el resto.

Entonces, este artículo es mi respuesta, con una plegaria en buen dominicano, ¡Que alguien haga algo, Por Dios!  Miren en el año que estamos viviendo, ya es tiempo de dejar atrás el pensamiento irresponsable y el actuar absurdo.  No vivamos momentos, plantemos futuros.  Dejemos de ser oportunistas y seamos visionarios.  Sembremos, aunque otros cosechen, qué importa!  Ese es el ciclo de la vida, trabajamos y lo que hacemos lo dejamos a nuestros hijos.  Entonces, está bien, políticos, está bien arrancar un buen proyecto, corriendo el riesgo de que otro lo continúe después de 4 años.  Pero si es sabio, si es visionario, la gente que lo elige lo verá y le dará más de cuatro años.  Si no, Dios le compensará por más tiempo de ahí, digamos eternamente!

Basta ya de enterrar los sueños de los dominicanos.  Basta ya de vivir arropados en basuras tangibles e intelectuales.  Quien quiera hacerse millonario con trabajo honesto, tiene una puerta abierta, al que le interese, le reto a contactarme.

1 Corintios 3:1-8 Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos? Cuando uno afirma: «Yo sigo a Pablo», y otro: «Yo sigo a Apolos», ¿no es porque están actuando con criterios humanos?

Después de todo, ¿qué es Apolos? ¿Y qué es Pablo? Nada más que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer, según lo que el Señor le asignó a cada uno. Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer. El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo.

¡Bendiciones!