El Dia Nacional del Merengue se celebró recientemente sin penas ni glorias. La necesidad de su rescate se pregonó con las consabidas exhortaciones, pero ha quedado claro que, lejos de su predominio en el gusto popular, el pimentoso ritmo ha perdido gran parte de su capital social de antaño. En cambio, abundan las evidencias de que la bachata lo ha desplazado. Apena, sin embargo, que la enorme popularidad de esta contagiosa música, nacida de las entrañas del pueblo llano, no ha podido vencer al prurito de algunos nacionales y, lo que hoy representa un valioso activo internacional, permanece desaprovechado.

Sobre la paternidad del merengue y la bachata hay una estruendosa controversia. Los cubanos, haitianos y puertorriqueños reclaman la del merengue, pero no osan reclamar la de la bachata. Ella es el único ritmo auténticamente dominicano, producto de un sincretismo musical enraizado en el mestizaje cultural nuestro. Por eso se ha convertido en un dominante factotum de la alegría del pueblo llano. La espesa bruma amorosa que destila su lírica y el manso delirio que en los bailadores provocan sus sensuales movimientos justifican que se defienda y resalte su pundonor. El diccionario define a este como “un sentimiento de orgullo o amor propio que anima a mantener una actitud y apariencia dignas y respetables, nunca inferiores a las de los demás.”   

La reflexión viene al caso porque hace tres semanas se celebró la sexta versión del Shanghai Bachata Festival (www.shanghaibachatafestival.com), un evento que ha irrumpido en la palestra musical china con mayor impacto que todas las visitas de nuestros funcionarios a ese portentoso país.  La prueba de que esta música ha calado hondo en el gusto de los chinos es que, además de en Shanghai, existen escuelas de bachata en Beijing y Guangzhou. En cambio, en nuestro medio no existe ningún lugar donde se baile o enseñe algún ritmo chino. Si la balanza comercial favorece a China, la balanza musical nos favorece a nosotros.

Pero los chinos no son los únicos que han abrazado el ritmo con pasión. En noviembre se celebró también en Kuala Lumpur, Malasia la sexta edición del World Bachata Festival (https://www.worldbachatafestival.com/), otra manifestación de la impactante penetración del ritmo en la psiquis asiática. Por otro lado, el evento internacional de bachata mas longevo y exitoso hasta ahora es el Congreso Mundial de la Bachata de Madrid, el cual celebró su séptima edición en febrero pasado con más de seis mil participantes provenientes de más de 30 países (https://www.eventbrite.es/e/vii-bachatea-world-congress-2018-ii-kizombea-meeting-tickets-35061434695#).

En verdad, la bachata se ha diseminado como fuego de pradera por todo el mundo. Ya existen festivales de bachata en las grandes capitales y ciudades de los cinco continentes (https://latindancecalendar.com/festivals/location/europe/style/bachata/) y en países tan disimiles como Afganistán, Rusia y Australia.  El gusto de los extranjeros por el ritmo se manifiesta de lleno con la existencia en nuestro propio país de un festival de bachata que tiene 12 años celebrándose y que en este año se celebra del 10 al 18 de este mes   (https://domibachata.com/domi1bf/domi1bf.html). Pero el evento lo organiza un finlandés que lo comenzó en Boca Chica. Su éxito lo ha llevado a convertirse en un tour de 9 días por el país que incluye visitas a colmadones, car washs, sports bars, discotecas, night clubs y algunos barrios.

El hecho de que no exista un tour similar para el merengue confirma la bachata que lo supera en el gusto extranjero. Aunque en los resorts se ofrecen diariamente clases de merengue y bachata, esta última ha calado tanto que se ha diseminado por el mundo, mientras el merengue limita su ámbito de influencia a solo países del Caribe (Puerto Rico, Cuba, Haití, Colombia, Venezuela). Entre los mismos nacionales son pocos y esporádicos los eventos que proyectan al merengue como pieza central. Los últimos festivales locales de merengue se han celebrado en Puerto Plata con los auspicios de Brugal y del MITUR, pero la debilitada imagen ha obligado a los patrocinadores a  añadir otros “:ritmos caribeños” al evento (https://www.diariolibre.com/revista/musica/anuncian-la-celebracion-del-festival-del-merengue-y-ritmos-caribenos-2016-EN5294413). El merengue ya no es capaz de ser la figura única y dominante en los festivales.

Frente a esta realidad incontestable procede preguntarse la razón de que no se le brinde a la bachata el respaldo que merece en función de su valor frente a los extranjeros. Solo el MITUR últimamente ofrece un apoyo muy marginal en el elenco de sus patrocinios, relegandola con la música típica. “El respaldo a la expresiones culturales de Turismo va desde el carnaval, las fiestas patronales en todo el país, aniversario de las ciudades con historia, a las fechas conmemorativas, a los acontecimientos significativos, hasta los eventos que ya son marca país como el Dominican Republic Jazz Festival, el Festival Presidente, el Festival de las Flores en Jarabacoa, el Festival Cultural del Pescado, Mariscos y de Camarones, la Gala del Carnaval, Dominicana Moda, el Festival de la Ballena, el Festival de Música Típica y Bachata y el Festival del Merengue.” (https://listindiario.com/entretenimiento/2018/02/05/501431/que-no-pare-la-fiesta-turismo-abrira-este-ano-nueva-temporada-festiva). Y en su última Noche Larga de los Museos, el Ministerio de Cultura solo proyectó la declaración del merengue de la OEA como Patrimonio Cultural de las Américas.

Ciertamente, estos ministerios promocionan lo nuestro frente a los nacionales y extranjeros. Pero ni se usa la bachata como elemento fundamental de promoción en el exterior ni se crea un evento internacional a nivel local que por sí mismo genere la visitación de extranjeros. Las prioridades del MITUR, además, parecen invertidas en tanto patrocina un Ballet Folclórico que no incorpora la bachata en su repertorio y en ocasiones lleva a las ferias turísticas conjuntos musicales solo de merengue. Debe lamentarse, por tanto, que no se use la hechizante bachata para conquistar los corazones de los potenciales turistas. Tampoco el CEI-RD la usa para promover inversiones y comercio internacional.

La razón del desenfoque que favorece al desfasado merengue deberá buscarse en los prejuicios existentes. Es bien sabido que el origen de la bachata se asocia con los estratos bajos de nuestra sociedad. Al emerger de los barrios y de la zona rural, su  origen musical está envuelto en la vida de las mujeres de vida alegre y los ambientes obreros de las ciudades. Al parecer las elites dominantes ven al ritmo como lascivo y le enrostran una obscenidad repulsiva. La moral victoriana que todavía impera en esos círculos no tolera la expresión libre y bella de la llana sexualidad. Y tiene que ser esta la explicación de porque las autoridades y las grandes empresas no se inclinan a importantizar la bachata con eventos que sean condignos con su popularidad internacional. Parecería que la dignidad del pueblo llano no cuenta para nada localmente.

Ese prurito esta “mandado a guardar”. Es hora de que reconozcamos que, sin proponérnoslo, hemos incubado un contagioso ritmo que podría conquistar la cima de la popularidad mundial como lo logró la canción puertorriqueña “Despacito”.  Es hora de que elevemos la bachata al sitial de nuestra Marca País, ya que ningún otro elemento nacional podría representarnos con la singularidad y el gracejo de la bachata (https://listindiario.com/entretenimiento/2014/6/26/327532/La-marca-pais-y-la-bachata-como-clave). Es hora de que, usando la “guillotina de la razón”, liberemos de la cárcel de los prejuicios a ese patrimonio musical y propalemos su pundonorosa existencia. De hacerlo tendremos pronto los anhelados diez millones de turistas y de seguro que muchos millones más.