Hace ya muchos años, el famoso comediante cubano Guillermo Alvarez Guedes, radicado en la ciudad de Miami, del Estado de la Florida, nos presentó uno de sus ocurrencias mas anecdóticas, basada en las vivencias de un recién llegado a esa urbe y que no hablaba el idioma inglés. La única frase que se sabía, para no morirse de hambre, era “Ham and Eggs”.

Un buen día, se encontró con un amigo y le conto acerca de su folclórica situación que lo había llevado odiar dicha oferta culinaria. El amigo le enseñó otra frase: “One steak, please”. Ni tonto ni perezoso, el sujeto fue al primer restaurant y le ordeno al mesero “One stak please”. El mesero, le ripostó, en inglés: “Do you want your steak well done, medium, rare; with fries or onion rings?” El cubano estupefacto no le quedó más remedio que repetir: “Ham and Eggs”.

Traigo esta anécdota a colación debido a que el Congreso Norteamericano le ha dicho a Puerto Rico “Ham and Eggs” con respecto a el reordenamiento financiero, a que debe someterse, para poder enfrentar la descomunal deuda superior a los US$70,000,000,000.00.

Deuda Pública de Puerto Rico

(en millones de US$)

Año        Monto           Incremento (%)

1960        US$573

1965        US$1,280              224.55
1970        US$1,658              13.60

1975        US$5,095              308.56
1980        US$6,998              13.80
1985        US$8,837              127.60
1990        US$12,565            143.55
1995        US$15,994            128.45
2000        US$23,822            149.08
2005        US$36,703            156.78
2010        US$56,823            155.22
2013        US$64,957            115.65
2015        US$69,195            107.35
2016        US$74,200            108.65

Fuente: Documentos de La Cámara de Representantes de los EUA.

Como podemos apreciar, del 1985 al 2016, el incremento, cada cinco años, se sitúa en un porcentaje que va de un 108% hasta un 156%. El mayor incremento se registró del 1970 al 1975 (308.56%). El menor fue del 1965 al 1970 (13.60%)

A partir del 1973, El Estado Libre Asociado de Puerto Rico (ELA), inicio un reajuste presupuestal basado en cubrir los déficits de caja a través de préstamos, de corto y largo plazo. Estos compromisos financieros se centraron hacia el gasto de nómina, subsidios y supernumerarios, dejando atrás las inversiones en bienes de capital y/o el desarrollo de nuevos proyectos.

Sin embargo, al amparo de concesiones fiscales inauditas, el ELA logro traer muchísimas empresas, creando así múltiples fuentes de trabajo que mantenía una distribución del ingreso dinámica y aceptable.

Cuando el Congreso de los EUA elimino, en el 1996, la Sección 936 de la reglamentación fiscal federal, entonces el ELA se ve imposibilitado de retener esas empresas y en unos cuatro años se “esfumaron” casi 200,000 puestos de trabajo. La Sección 936 fue un mecanismo de compensación fiscal que se aplicaba a las empresas, de bienes y servicios estadounidenses, que invirtieran en Puerto Rico.

Es a partir de este lustro, 1995-1970 que se inicia una espiral inflacionaria que, con un voraz apetito, se tragaba los recursos provenientes de la emisión de valores y títulos amparados por el ELA. Esta situación entrópica ha generado un déficit insostenible que amenaza con disminuir considerablemente los indicadores del PIB. Además, ha contribuido al aumento de los indicadores de pobreza, el desempleo. el nivel de vida. la salubridad y la educación.

Como Puerto Rico no puede acogerse al Capítulo 9, de la Ley de Quiebras estadounidense, el Congreso de ese país ha elaborado un mecanismo especial, de supervisión y arbitraje, que establece la creación de una junta de control de siete miembros, nombrada por el Congreso y el Presidente, que supervisaría la reestructuración de parte de la deuda, ordenada por un juez. También exigiría que el gobierno puertorriqueño presente presupuestos y cree un plan para incorporar la responsabilidad fiscal y lograr acceso futuro a los mercados financieros. La junta también se encargaría de defender los derechos legales de los acreedores y apalancar el déficit en las pensiones, en una isla que tiene un agujero en su sistema de pensiones de más de 40,000 millones de dólares.

Obviamente que esta disposición colide con los principios autonómicos del ELA y presenta un cuadro de rigor que a muchos puertorriqueños les disgusta.

Una vez más, queda demostrado que el financiamiento de los presupuestos deficitarios, a través del endeudamiento, solo produce situaciones difíciles para los estados o territorios. El gasto alegre, donde se vive el presente en base al valor futuro de ese bienestar, induce a una proclividad malsana en el manejo de las finanzas públicas. En el caso de Puerto Rico, que quería manjares, solo le darán “Ham and Eggs”.