De dónde venimos, debemos dejar de volver….
- El mito fundacional de la República Dominicana nunca se ha institucionalizado, el estado- nación se forjo desde la alianza de elites que luego no pudieron concretar un mínimo de convivencia democrática y republicana. Más allá de las meras formalidades burocráticas para dotarse de un mínimo de gobierno y fuera de los mártires del proyecto de independencia y los intentos efímeros de Espaillat en el siglo XIX y Bosch en el siglo XX, el territorio insular nunca ha contado con autoridades públicas con las virtudes cívicas pertinentes para instalar y consolidar un orden democrático estable, justo y transparente, ni con una ciudadanía creadora y exigente de una democracia auténtica.
- Las elites políticas dominicanas se han acostumbrado a vivir en una organización social donde conviven con las mayorías para usarlas en su lógica de acumulación de privilegios y beneficios, como si la republica fuera una inmensa empresa de millones de empleados- súbditos y donde por aparente mandato divino unos pocos reciben demasiado, unos muchos reciben muy poco y además esos muchos deben simular que eligen a esos pocos para que los gobiernen en el nombre de la paz y la estabilidad.
- Tras la caída del Trujillismo y la celebración de elecciones transparentes y justas en diciembre de 1962, un amplio sector del pueblo dominicano aposto sus esperanzas a la instalación de un nuevo orden institucional; pulcro, democrático y al servicio de la totalidad de los ciudadanos y no de pequeños grupos de “aventajados” asumidos en herederos del tirano. Pero la democracia fue castrada con la interrupción golpista de un gobierno constitucional, la operación militar “Power Pack” del gobierno de los Estados Unidos de América en 1965 y la celebración de elecciones fraudulentas en 1966 para instalar al Balaguerismo, no solo como gobierno, sino como expresión sociocultural de prácticas políticas y económicas carentes de sentido ético y honradez en la función pública.
- Desde ese momento a la fecha y por cinco décadas (1966-2016) la práctica política dominicana ha estado determinada por disputas entre elites que han convertido el poder sobre lo público en un puente de concentración de beneficios económicos y relevancias sociales artificiales, donde la democracia es un simulacro electoral de temporada al cual son convocados los dominicanos solo para legitimar jurídicamente la dominación que sobre ellos se ejerce.
¿No ha habido resistencia en estas cinco décadas de democracia simulada y fracturada?
- Negar que un grupo de dominicanos de voluntad heroica y de sensibilidad patriótica han realizado todos los esfuerzos posibles (y hasta lo imposible) por conducir la república hacia mejores destinos sería un acto de injusticia de proporciones similares a los abusos cometidos contra el patrimonio público en todos estos años. Durante toda la segunda mitad del siglo XX miles de anónimos se constituyeron en focos de resistencia para combatir el secuestro de su democracia.
- Esos dominicanos sin grandes nombres ni tarjas de recuerdo, se organizaron para luchar contra la dictadura, vinieron a combatirla desde el exilio, sufrieron sus torturas y humillaciones, conspiraron contra ella en organizaciones clandestinas, votaron masivamente por el Presidente Bosch, se alzaron en armas en las montañas, defendieron en las calles la constitucionalidad de 1963, celebraron duras batallas contra el ejército invasor de Estados Unidos, lucharon contra la represión del Balaguerismo, votaron por el Presidente Guzmán, se rebelaron contra el abuso económico del fondo monetario internacional, se organizaron alrededor de demandas sociales y económicas no resueltas por los gobiernos de turno, participaron en huelgas nacionales, votaron por Bosch en 1990, por Peña Gómez en 1994 y en 1996 creyeron en Leonel Fernández como esperanza de un futuro distinto (a pesar del llamado frente patriótico). Esa parte del pueblo dominicano se cumplió así mismo y a la nación, aunque nunca se les ha cumplido a ellos.
- Tras la crisis institucional, el pacto por la democracia de 1994 diseño un nuevo orden jurídico para el simulacro de siempre, al establecer el sistema de doble vuelta y el cincuenta más uno para ser elegido presidente se creó un imperativo de articulación entre grupos políticos con vocación de usufructo de lo público. La democracia se volvió mercado electoral, el liderazgo un producto exclusivo de herramientas de comunicación y la visión de gobierno un “conjunto de medidas”. Las luchas sociales disminuyeron, los sindicatos fueron desapareciendo, las confrontaciones entre partidos quedaron resumidas a la capacidad de movilizar la clientela electoral y con el único propósito de obtener cuotas de uso del presupuesto público. Los verbos por excelencia de la política dominicana de estos primeros años del siglo XXI terminaron siendo “aspirar” y “comprar”, la democracia solo un relato de ficción para tardes de intelectuales pasivos o para opinantes de prensa que se leen y critican entre sí.
Y sin embargo se mueve…
- En el año 2003, la economía dominicana es severamente afectada por el colapso de su sistema financiero, producto de la acumulación de prácticas bancarias fraudulentas por parte de ejecutivos de cuatro de los principales bancos del sistema (Baninter, Bancrédito, Banco Mercantil y Banco del Progreso), todos los indicadores de desempeño se disparan y se instalan en clave de crisis profunda.
- En una noche de transmisión en cadena nacional, la elite política en turno de gobierno informaba a la nación lo que una parte importante de la elite financiera del país había cometido contra el orden económico, un fraude de grandes proporciones. La respuesta de la población fue de asombro, especulación y sin embargo escasa indignación popular en proporción a la magnitud del acontecimiento.
- Por alguna razón que todavía debe ser materia de investigación histórica, el sujeto popular convertido en “pueblo actuante”, había quedado reducido a una relación de dependencia con los grupos de migrantes expulsados por las crisis económicas de los ochenta (FMI, 1984) y noventa (Balaguer, 1991), reducido a la normalización de la vida precaria en los barrios y limitado a su inserción en las dinámicas sociales articuladas alrededor del mantra privado e individual: “iglesia, estudio, trabajo y familia” o en el peor de los casos nucleado alrededor del crimen, el lavado y la delincuencia urbana.
- Los años de la posguerra de abril habían anulado el potencial de ciudadanía (si es que alguna vez lo hubo) del colectivo humano que se agrupa en torno a la idea de que la ficción llamada “Republica Dominicana” es un Estado-Nación, en apariencia existen derechos y deberes para ser cumplidos por todos y sobre todas las cosas tenemos un supuesto orden democrático maduro, funcional e institucionalmente consolidado. Por esa concepción ficcional y por esa carencia de sentido de comunidad y de proyecto conjunto de república, la expresión popular de descontento frente a la crisis bancaria y los intentos reeleccionistas del Presidente Mejía, se expresó a través del único dispositivo de participación que las elites simulan poner a disposición de las mayorías, las elecciones presidenciales de 2004.
- Esas elecciones de 2004 donde el neopeledeismo1 inicia su camino hacia la hegemonía, no fueron ganadas por un partido político tal como son definidos en la tradición científica, sino por una estructura de intenciones de poder novedosa, una acumulación de intereses diversos y dispersos sin otra ideología que no fuera el mantra “e pa`fuera que van”, la democracia y el correspondiente ejercicio de ciudadanía se redujo a un día de “vendetta ciudadana” donde todos los temores, rabias, dolores e indignaciones contra lo que algunos llaman la crisis de “todas las posibilidades”, terminaron consumados en una derrota de la elite en gobierno, derrota que se limitó a una sustitución de esta por otra elite con vocación hegemónica, en el mejor de los dominicanismos, “salió más cara la sal que el chivo”.
Nota:
1 El neopeledeismo es la expresión de poder en la que muto el antiguo partido de la liberación dominicana y cuyo propósito esencial (desde cualquiera de sus familias) es construir una hegemonía perdurable sobre la vida nacional, a través de una maquinaria electoral eficiente e incluyente (cabemos todos, nos corrompemos todos) y a partir del control absoluto de todas las instancias de Estado, los aparatos mediáticos y de los ejes de acumulación económica del país.
De la vocación hegemónica del neopeledeismo como incubadora de la marcha verde o de aquellos polvos estos lodos…
- No contamos en este momento con estudios fidedignos que nos indiquen si el comportamiento electoral de los dominicanos en 2004 fue producto exclusivo de la indignación vinculada a la crisis bancaria o a las prácticas de gobierno del Presidente Mejía y su equipo, ni tampoco tenemos evidencia del peso que tuvo sobre la decisión del elector el slogan de campaña “e pa fuera que van”, pero sin dudas podemos especular que desde ese momento asistimos a una significativa evolución del rol de la emocionalidad como sentido de lo político, la historia de nuestra democracia simulada y pactada no es la historia de la ciudadanía “civilizada”, comprensiva de sus derechos y deberes y convertida en actor racional de su destino común, es la historia de un pueblo sometido a un mito distorsionador del sentido colectivo y acostumbrado a gritar o a llorar sus padecimientos, el representante del representado se ha tragado su propia representación y ha terminado por instrumentalizar el sentir del sujeto popular y ha vaciado de relevancia la representatividad.
- En ese escenario de degradación democrática, el neopeledeismo se ha convertido en actor determinante (y avasallante), instalándose y consolidándose tras desmontar toda la organicidad asociada al proyecto de liberación nacional de Bosch (la viabilidad o pertinencia de ese proyecto en el contexto de guerra fría no es materia del presente documento). La concepción y praxis del poder del neopeledeismo se expresa en profundo contraste con la ética ejemplar y ejemplarizante de Bosch, en vida y discurso, era insostenible plantearse la emancipación popular a través de la pedagogía política y el servicio público honesto y eficaz y al mismo tiempo construir un proyecto de poder absoluto y en secuestro de todas las instituciones sociales de la nación.
- La única salida viable para asegurarse perpetuidad lo sería la construcción de una arquitectura orgánica, jurídica, económica y cultural que permitiera controlar todos los estamentos de la vida común, sería necesario destruir cualquier tipo de participación democrática intra hegemonía (aun a costas de eliminar la propia institucionalidad partidaria) y sobre todo cerrar toda válvula de inserción en el espacio público del sujeto popular unificado bajo demandas vinculadas a otro tipo de democracia y en disputa de sus derechos reducidos por la dinámica de privilegios neopeledeista.
- Ante la profunda crisis de legitimidad de la elite de perfiles oligárquicos que fue derrotada electoralmente en 2004, el neopeledeismo pudo avanzar sin grandes dificultades en su plan de instalación hegemónica. Obtuvo mayoría congresual en 2006 (y no la ha vuelto a perder desde entonces), pudo sortear la crisis interna provocada por el deseo de la versión “pragmática” de la hegemonía de diligenciar su derecho a “patente de corso” sobre los recursos públicos, más que “merecida” por sus años de esfuerzos desmontando el cuerpo doctrinal boschista2 al sustituirlo por redes clientelares intra y extra partidarias.
- Han logrado con gran éxito, imponer sus relatos mediáticos a través de un ejército de profesionales de la comunicación, quienes diariamente a través de artículos, declaraciones, comentarios y opiniones audiovisuales repiten los mantras del neopeledeismo sobre el “progreso”, el “crecimiento económico”, “la democracia”, la “modernización del Estado y de la sociedad” y nuestra conversión en un país de “clase media”.
- Poco a poco, los grupos que se conglomeran en el neopeledeismo se han abierto camino como empresa de poder3, se anclaron en las posiciones de relevancia intra hegemonía y crearon una periferia de la organicidad partidaria con mayor fortaleza económica y más incidencia en los asuntos de Estado que los antiguos peledeistas de base y cargos intermedios.
- Estos últimos quedaron subordinados a puestos públicos sin gran significado, a la lógica de compra y venta de los proyectos aspiracionales de los caudillos morados y/o a su sustitución partidaria por una nueva casta de “dirigentes exprés” de perfil oligárquico.
- La destrucción de la credibilidad del gobierno 2000-2004 y la inexistencia de una alternativa viable y popular término por consolidar al neopeledeismo como elite triunfadora y todo el sentido de lo político empezó a girar alrededor de su agenda, visión y sus formas de concebir el mundo. Encontrando su clímax en 2010 a través de la ratificación de su mayoría congresual y una nueva constitución, todo lo público quedo explicado desde una sola voz. Pero parafraseando a Marx, “todo lo solido se desvanece en el aire” (algún día, cita del autor).
Notas
2 El autor no comparte el uso del adjetivo “Boschismo” para denominar una doctrina o categoría ideológica o un conjunto de prácticas políticas y sociales, pero opta en el presente documento por tomarse una licencia en su uso, algo arbitraria si se quiere, pero útil para avanzar sobre las premisas centrales que convocan a su escritura y publicación.
3 Una empresa de poder es una organización con fines de lucro que participa jurídicamente en la disputa política como partido, pero cuyas redes de articulación se crean y refuerzan más desde el potencial de acumulación que de organización y servicio público.
Toda hegemonía tiene un acta de defunción o la brecha de una crisis de régimen
21. En la medida en que avanza en su dinámica de poder absoluto, el neopeledeismo va creando la dialéctica de su desaparición, a partir de las limitaciones establecidas por el llamado pacto de las corbatas azules4 de mayo de 2009, se abrían las puertas a un reciclaje de elites moradas, al nuevo mantra: “Mejorar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo” y a partir de la victoria cerrada5 de 2012 frente a la elite de perfil oligárquico, se iniciaba una crisis intra hegemónica marcada por la disputa del control de las instancias de gobierno de la elite morada.
- Esta disputa trajo dos consecuencias importantes: La primera de ellas, desatada a partir de la reforma fiscal de 2012, se convirtió en una interpelación en las calles de la facción más “intelectual” del neopeledeismo por parte de un sector mediático de las llamadas clases medias urbanas (bajo la pasividad de la corriente “pragmática” en turno de gobierno). Este sector de clase atribuía los abusos sobre el presupuesto público a esa facción para garantizar el triunfo electoral de mayo de ese año, lo cual provoco una severa crisis de credibilidad de ese liderazgo, autor para esos sectores medios de “todos los males de la república” y de paso le permitió a la facción en el gobierno avanzar sobre su agenda que traería la segunda consecuencia.
- La segunda consecuencia y que sale más fortalecida es aquella que construye un hilo conductor entre el relato central del gobierno hasta la necesidad de repostulación presidencial, esta versión del neopeledeismo hegemónico, “escucha y resuelve al pueblo” en sus visitas sorpresa, es sensible a los grandes temas ambientales (Barrick, Loma Miranda, Bahía de las Águilas), es inclusivo con la llamada “sociedad civil” al incorporar parte de sus cuadros al gobierno y al otorgar el tan reclamado 4% para la educación. En síntesis es un gobierno “para la gente” y sus resultados lo indican.
- El neopeledeismo en su versión “pragmática” y “sensible” navego su primer periodo con suma facilidad, su rival intra hegemónico mermado por la opinión publica adversa, sus opositores oligárquicos afectados por una severa ruptura y separación, la voluntad popular encantada con el estilo “diferente” de gobierno y sin indicios en el horizonte de la posibilidad de aparición de un proyecto político con sello de novedad, con todos los poderes del Estado en sus manos, incluyendo el electoral, la repostulación presidencial fue un “paseo en coche”.
Notas
4 Acuerdo firmado en 2009 entre el ex candidato presidencial del PRD y el Presidente Fernández, el mismo abría las puertas para una nueva reforma constitucional y a su vez limitaba la repostulación a un nuevo mandato para el mandatario de turno.
5 El resultado electoral de 2012 (relativamente cerrado) lleva a algunos opinantes a cuestionar el uso del concepto hegemonía para explicar al neopeledeismo, esto carece de fundamento práctico, el comportamiento del neopeledeismo no es electoral, es una arbitrariedad cultural, una imposición de saberes y relatos difundidos a través de los dispositivos mediáticos, laborales y pedagógicos.
25. Este escenario permitió a la facción “pragmática”6 del neopeledeismo imponer una modificación constitucional en 2015 y presentarse al certamen electoral frente a una oferta opositora con dificultades para su articulación y para su crecimiento, el resultado fue previsible en cualidades y cantidades. Bajo el arbitraje parcializado de autoridades electorales comprometidas con el poder hegemónico morado, la campaña electoral fue un derroche desproporcionado de recursos de la democracia- mercado, vaciando todos los escenarios de información, deliberación y reflexión del potencial elector, pero sobre todo reforzando en el imaginario popular la idea de la política como negocio, transacción y vinculación a grupos de poder que se constituyen en la única vía de lograr una movilidad social rápida, la que usualmente niega el mercado laboral convencional.
- Es inobjetable que el neopeledeismo pragmático ha vencido a sus adversarios en el terreno de la democracia-mercado, domina a su antojo el poder ejecutivo, la asamblea nacional, la estructura municipal y se encamina a controlar la composición de las altas cortes que está en manos del neopeledeismo intelectual, a pesar de la unificación de las diversas oposiciones tradicionales en una agenda concreta de demandas, todavía el liderazgo del neopeledeismo pragmático tiene fortaleza y ascendencia en los sectores de más bajos recursos y en la ruralidad, a pesar de estar perdiendo su base de apoyo tradicional en los sectores medios y urbanos.
- ¿Cómo se derrota un proyecto hegemónico de esas características en las primeras décadas del siglo XXI?, antes que nada se hace imprescindible comprender (lo cual hemos tratado de hacer con las limitaciones propias de la extensión del presente trabajo) los causales de instalación de esa hegemonía y sus correspondientes dinámicas hacia lo interno de su estructura como instinto de cohesión y preservación y hacia lo externo como estrategia de consolidación y expansión en las sensibilidades de los sujetos sometidos a su subordinación y dominación.
- El neopeledeismo parecía destinado a nadar en mar abierto sin grandes ocupaciones que no fueran las de curar las heridas internas producidas por la modificación constitucional de 2015, mantener el equilibrio macroeconómico, profundizar las medidas asistencialistas de corte demagógico y disminuir los riesgos de seguridad ciudadana de las clases medias urbanas. Pero ni la historia, ni la política, ni la economía como esferas de la vida social pueden eximirse de los vasos comunicantes con el entorno global y menos en un mundo interconectado como el del presente.
Nota
6 De nuevo optamos por usar una arbitrariedad categórica, al llamar “intelectual” (desplazada en 2012) y “pragmática” (en ejercicio de gobierno) a las dos facciones del neopeledeismo hegemónico, la denominación solo nos sirve como mecanismo intencional de no hacer propaganda a los caudillos alrededor de los cuales se construyen estas facciones.
Odebrecht como Semilla Verde
- El 21 de diciembre de 2016 el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que la corporación brasileña Odebrecht7realizo sobornos por 788 millones de dólares en doce países latinoamericanos para obtener contratos de obras públicas durante el periodo de 2001 a 2016. De este total de sobornos, la Republica Dominicana fue el tercer país que recibió la mayor cantidad (el 12% del total, luego de Brasil y Venezuela).
- Desde ese momento hasta la fecha han pasado cuatro meses y medio sin que el ministerio publico dominicano haya realizado algún proceso de contundencia jurídica en relación al caso de los sobornos denunciados, se han realizado cuatro marchas contra la impunidad de masiva participación ciudadana (#22E, #4M, #26M y #23M) en cuatro ciudades distintas del país (Santo Domingo, Puerto Plata, Santiago y San Francisco), también un sinnúmero de actividades en redes sociales, frente a las instancias de justicia y en distintos puntos del territorio, y se ha articulado un proceso de movilización ciudadana8denominado #MarchaVerde con el que se ha agrupado la mayor diversidad de expresiones políticas y sociales de la historia democrática dominicana por un objetivo común de orden político.
- La presentación espectacular en la opinión pública de las movilizaciones alrededor de este proceso llamado #MarchaVerde y sus rasgos de participación espontanea, mas allá de un supuesto control o influencia de las organizaciones políticas opositoras o un sesgo de clase, llevan a formular una pregunta fundamental ¿Qué es lo que ha desatado un caso particular de corrupción en un territorio donde desde la llegada de los conquistadores españoles a la fecha se ha saqueado el patrimonio común sin contemplación alguna?, ¿Qué tiene de particular el caso Odebrecht que no tengan otros casos recientes y no tan recientes?, ¿Qué está sucediendo con la democracia dominicana y con la incorporación de una “nueva ciudadanía” demandante de derechos y exigente de cumplimiento a sus autoridades y representantes?.
- ¿Es la #MarchaVerde el primer hito histórico fundador de una nueva democracia y realmente aglutinador de una nueva ciudadanía asumida como colectivo actuante y desafiante frente a los supuestos representantes públicos?, para medir atinadamente esta posibilidad, necesitamos ir mas allá de nuestra localidad.
Notas
7 El caso de Odebrecht como multinacional mafiosa y corruptora debe ser tratado en clave de la historia del capitalismo y de la etapa de expansión global en que se encuentra.
8 Uno de los elementos pendientes alrededor del proceso de movilización vinculado al fin de la impunidad y el caso Odebrecht en república dominicana es su definición, si es una campaña, una red de articulación de intereses, un movimiento social o una corriente de expresión política de los partidos políticos y las organizaciones sociales formales.
La historia como silencio que hace tanto ruido al andar…
33. En abril de 1990, el economista británico John Williamsom, en el capítulo 2 del libro “El ajuste latinoamericano: ¿Cuánto ha sucedido?” denominado “¿Qué quiere decir Washington por Reforma?”, esbozo diez puntos que a su juicio deberían ser tomados en cuenta como consenso de transformación de las economías de países en desarrollo en dificultades y en necesidad de auxilio por los organismos internacionales de financiamiento (FMI, Banco Mundial, etc.). Latinoamérica era una de ellas tras la llamada década perdida de los ochenta9. Las recomendaciones iban orientadas a incrementar la eficiencia del gasto público a través de reformas que hacían énfasis en la apertura y desregularización de mercados, privatización de activos estatales, apertura a la inversión extranjera y fiscalidad disciplinada.
- Estas reformadas planteadas para latinoamérica, áfrica y los países ex satélites de la URSS en proceso de disolución (el cual termino en 1991) se presentaban en consonancia con el avance del capitalismo global, que convertiría al mundo en una gran cadena de producción y acumulación de rentabilidad para las empresas multinacionales a través de la deslocalización laboral, el desarrollo tecnológico, los tratados de libre comercio y el desmonte gradual o absoluto de barreras arancelarias donde las hubiera.
- En el caso latinoamericano (y nuestro país no fue la excepción a partir de 1992), desde 1990 se aplicaron adaptaciones de las recetas del llamado “consenso de Washington” nombre con el que al final se conocieron las sugerencias del economista Williamsom. Se produjo un radical desmonte arancelario, se privilegiaron las importaciones, se consolidaron los modelos de manufactura de zona franca y los tratados comerciales (empezando por el NAFTA de américa del norte en 1994) y sobre todo se inició un proceso de privatización profunda de activos públicos.
- Junto a todas estas medidas, el gobierno de Bill Clinton se trazó una estrategia para garantizar estabilidad en la región y seguridad para sus inversionistas, a través de aportes técnicos y económicos para el desarrollo de marcos jurídicos de protección a la inversión extranjera y la propiedad intelectual, lo que supuestamente permitiría reducir los riesgos inherentes a la volatilidad regional y la tradicional corrupción pública. Es evidente que esto no trajo los mejores resultados y el 9/11 de 2001 cambiaria para siempre las prioridades geoestratégicas de Estados Unidos.
Nota
9 Proceso de profunda crisis económica regional, debido a deudas externas impagables, grandes déficit fiscales y volatilidades inflacionarias y de tipo de cambio en casi todos los países a gran escala.
- En tanto que en Brasil tras la caída del Presidente Collor de Melo por sospecha de corrupción (1992), todas las presidencias posteriores aplicaron recetas de corte neoliberal (liberalización arancelaria y privatización de bienes públicos), desde Itamar Franco hasta Lula, pero sobre todo Cardoso a quien se le reconoce la aplicación del llamado “Plan Real”10 que termino catapultándolo a la presidencia de la nación en 1994 por la significativa reducción de la inflación de 22% en 1995 a 2.5% en 1998, aunque luego con la crisis asiática de 1997, la economía brasileña volvería a resentirse severamente, hasta que retornaría su crecimiento ya entrados los primeros años dos mil a partir del auge de la exportación de materias primas.
- Este crecimiento económico dentro de la lógica del capitalismo global en expansión en la primera década del siglo XXI trajo como consecuencia para Brasil una alta presencia de sus empresas multinacionales en los mercados mundiales y sobre todo en los mercados regionales latinoamericanos. Para el 2010 (al termino del segundo mandato de Lula), la empresa número uno del ranking de 500 más grandes de latinoamérica de la revista América Economía era la petrolera brasileña Petrobras, seis de las diez empresas más grandes de la región eran brasileñas, el 62% de las primeras cincuenta empresas y el 45% del total de las 500 empresas del ranking (223 empresas) eran de origen carioca.
- En ese ranking de 2010 de la revista América Economía, el Grupo Odebrecht ocupaba el 8vo lugar del ranking de 500 empresas más grandes de latinoamérica, con resultados en ventas en 2009 estimados en 28,203.30 millones de dólares y era la 5ta de las cincuenta empresas más grandes de Brasil. Fundada en 1944, la multinacional de la construcción tiene presencia directa en veinticuatro países y negocios en más de cien a todo lo largo de la tierra, con más de 128,000 empleados (el 40% no brasileños) e ingresos superiores a los 30 billones de dólares a 2015.
- En latinoamérica, el Grupo Odebrecht ha practicado una política de expansión de sus operaciones de ingeniería y construcción de infraestructura desde mediado de los ochenta (en paralelo con el desarrollo de las privatizaciones de activos y obra pública de los distintos gobiernos). Por eso (y de acuerdo a su propia indicación), la empresa multinacional se instala en “Argentina (1986) y, en los años siguientes, pasó a actuar en Ecuador (1987), en México (1992), en Venezuela (1992), en Colombia (1993) y en la década de 2000, inició la actuación en República Dominicana (2002), en Panamá (2004), en Cuba (2010) y en Guatemala (2013), también en Costa Rica, Paraguay y Uruguay” (tomado de su página web, www.odebrecht.com).
Nota
10 El Plan Real fue un proceso de ajuste macroeconómico aplicado por Fernando Henrique Cardoso mientras fue ministro de hacienda del gobierno del Presidente Itamar Franco (1994). Plan caracterizado por medidas de apertura comercial y privatizaciones.
- El 17 de marzo de 2014 fue develada a la opinión publica la investigación sobre la llamada “Operación Lava Jato”, un entramado de corrupción política y empresarial que se calcula conlleva más de diez mil millones de reales en lavado de activos y que hasta la fecha ha implicado casi cien condenas de implicados con penas próximas a los mil años en conjunto, una de esas cien condenas fue impuesta al Presidente Ejecutivo de Odebrecht, en marzo de 2016 por diecinueve años y cuatro meses por haber pagado millones de dólares en sobornos a funcionarios de Petrobras, de la que vale recordar era considerada en 2010 como la empresa número uno del ranking de 500 empresas más grandes de latinoamérica (ver párrafos 38 y 39 del presente documento).
- Queda en evidencia que el Grupo Odebrecht (al igual que sus pares en otras industrias) responde antes que nada a una estrategia de expansión del capital multinacional brasileño, su lógica de instalación en los mercados internacionales es un patrón común a escala planetaria, en especial desde 1990, donde la economía ha subordinado la política y la política termina entregando lo público a la economía para producir rentabilidad a gran escala, el problema de todo esto no es que una empresa tenga objetivos de lucro (esa es su naturaleza), es que exista una epidemia de políticos con vocación de ganancias cómodas y acumulación de patrimonio a partir de su poder sobre los recursos públicos. ¿Qué nos hace falta para detener esta enfermedad de la democracia?
El laberinto de la democracia y la potencia ciudadana verde
- El problema fundamental del caso Odebrecht en nuestro país (y probablemente en toda la región) no se trata de las prácticas fraudulentas de la empresa, de los sobornos otorgados o de las sobrevaluaciones realizadas a las obras desarrolladas, ese es el elemento accesorio y si se quiere la punta del iceberg. Casos como estos solo nos desnudan como proyecto nacional, nos muestran en una bandeja nuestras limitaciones institucionales y nuestras carencias históricas como sujeto colectivo.
- Nos hemos fallado a nosotros mismos, por elección, por apatía y por precariedad, hemos permitido que se nos imponga una democracia simulada, un gobierno de pocos que se representan a sí mismos y a sus intereses de grupo. La representación ha devenido en un baile donde los que pagan el salón y los refrigerios se les tiene prohibido el acceso bajo el alegato de “fiesta privada”.
- Estamos eligiendo autoridades públicas, que no ejercen como autoridades y que cotidianamente privatizan los accesos a los recursos comunes, mientras que los llamados a crear los debidos contrapesos y controles solo cumplen las formalidades y protocolos legales en forma, el fondo sigue siendo el secuestro institucional de la participación democrática.
46. ¿Qué es lo diferente en la expresión ciudadana de #MarchaVerde?, a pesar de ser una proporción11 de la población en movilización activa, su mayor virtud es el desarrollo de nichos de conciencia 12 que se articulan desde un arcoíris de intereses y agendas para construir un sujeto colectivo que retoma los espacios públicos como medios de presencia indignada y cohesionada por un propósito común.
- Esa presencia indignada de un nuevo sujeto colectivo se va transformando (quizás más lento de lo que algunos actores quisieran) en una potencia social que interpela en la calle la institucionalidad fallida, exigiendo (no rogando) la transformación de esa institucionalidad en un instrumento de bienestar colectivo. ¿Por qué la calle y no el acceso a los protocolos rutinarios del aparato judicial y las instancias ejecutivas de gobierno?
- El neopeledeismo en el ejercicio concreto y cotidiano de su hegemonía sobre los dispositivos de Estado (y sobre la vida social) ha demostrado con creces que no tiene vocación de comunidad de derechos y deberes, no se entiende a sí mismo como poder aglutinante de respetos y saberes, ni está interesado en construir legitimidad de gobierno desde la transparencia y mucho menos desea construir ciudadanía de la que se forja en las escuelas, en las familias y en los espacios de convivencia social, ¿Cómo puede consolidarse una democracia sembrada en el control absoluto de sus procedimientos formales?.
- Antes que nada, la democracia no puede ser tratada como un enunciado vacío y circunstancial, ni como un momento de libertad de expresión (o de aparente presión), tampoco es un acto repentino de dramatización o una liturgia ocasional de demostración de buenos deseos, la democracia es una flor que necesita sembrarse, regarse, cuidarse, vigilarse y luego exhibirse con delicadeza, conciencia, madurez y compromiso.
- No se construye democracia por accidente, la democracia se hila, es un zurcido paciente de prácticas cotidianas desde lo íntimo a lo público, construidas por convicción de quien se es como partícula, de que se es como identidad colectiva y sobre todo de que proyecto de futuro vamos a dejar a las generaciones por venir.
Notas
11 Algunos creadores de opinión de la periferia del neopeledeismo utilizan con frecuencia el argumento del origen de clase de quienes participan del proceso de movilización como factor limitante del ejercicio de protesta contra la impunidad (en calidades y cantidades), con esto solo expresan la concepción miope de la democracia como un mero ejercicio de creación de mayorías mecánicas para luego llenarlas de subordinación y vaciarlas de derechos, entre los que está el derecho a exigir pulcritud en la gestión de recursos públicos.
12 Los nichos de conciencia son focos de resistencia a la realidad construida por la hegemonía, desde ellos se pasa de la abstracción que comprende, a la verbalización que habla y luego a la conversión del verbo en acto de rebeldía cívica contra la acumulación de privilegios particulares a costas de bienes comunes.
La potencia verde y su ciclo de vida
51. La #MarchaVerde en tanto que expresión de movilización social, no es un santuario moral o un proyecto revolucionario de heroicidades digitales, tampoco es un reducto de decisores ungidos en auto referentes de una dirección del cambio inminente (y de paso excluyente), pero tampoco podrá convertirse en un brazo utilitario de organizaciones políticas atrapadas en una lógica discursiva y reactiva que no tiene vinculación relevante con el sujeto al que desean instrumentalizar para sus intereses de sustitución intra elites, lo que sea que este incubándose desde las diversas sensibilidades verdes no podrá ser usado de puente o colchón de interés particulares, sean o no sanos o tóxicos.
- La #MarchaVerde no como espacio u organicidad que planifica, divulga o participa de una agenda consensuada en claustros o espacios de deliberación limitada, sino como sentimiento colectivo y unificador, es una ola expansiva de democracia (aun en escalas germinales), no porque cohesione la indignación, sino porque de forma lenta y hasta ineficaz si se quiere, ha logrado conquistar espacio donde antes estaba la rutina diaria, ha logrado sembrar sensibilidades por lo común donde lo privado y lo individual eran prioridades monopólicas. En una época donde la esperanza parecía abandonada a la deriva, al menos en un gran espacio de la opinión pública y la población se percibe un giro de prioridades y eso ya es un paso importante para la eliminación definitiva de la impunidad y la apertura de las puertas de una nueva institucionalidad.
- Todo proceso de movilización social vinculado a demandas concretas tiene fecha de caducidad (eso es inherente a su naturaleza e independiente a los resultados que emanen del mismo) y más en un mundo de aceleraciones temporales, de vida con precariedades y de atención fragmentada en múltiples ocupaciones de sobrevivencia, si a eso se le suma que dicho movimiento se da en una sociedad con altas tasas de apatía y baja conciencia política (inducidas ambas por la hegemonía para mantenerse en control) cualquiera podría predecir una fecha rápida de termino.
- Pero lo relevante no es si el proceso de #MarchaVerde continuara o cuando termina, lo trascendente y determinante lo serán las consecuencias asociadas a su aparición en el orden institucional y político de la república y cuales puertas terminaran abriéndose tras su irrupción en el espacio público.
Síntesis de un proceso histórico que crea verde
- Los excesos y abusos cometidos contra la libertad en todas sus facetas por el llamado “socialismo real” y su profunda crisis económica y sistémica arrojaron al mundo a los brazos del capitalismo en su etapa neoliberal, el cual en su lógica natural de rentabilidad avanzo hasta donde le fue posible en su afán de convertir al mundo en un gigantesco centro comercial, donde los Estados-Nación y sobre todos los periféricos quedan subordinados al desarrollo de las empresas multinacionales y sus cadenas de producción y expansión.
- En latinoamérica, las recetas del llamado consenso de Washington se concentraron en reducir aranceles para la apertura comercial, privatizar los activos públicos y esto trajo a su vez el desplazamiento de la política y lo público del centro de la vida social para que la economía competitiva y sobre todo el consumo individual fueran el epicentro de la vida.
- Los grandes países latinoamericanos no se quedaron atrás en la estrategia de expansión de sus empresas multinacionales, destacándose el caso brasileño por encima de otros países de tamaño similar como México y Argentina, concentrando un alto porcentaje de las empresas más grandes de la región, siendo el grupo Odebrecht una de las cinco más grandes en rentabilidad, activos, empleados y presencia regional.
- Esa expansión comercial y técnica de Odebrecht encontró un amplio nicho en el desarrollo de obras de infraestructura pública en la región y en especial en aquellos con regímenes políticos en extremo permeados por el clientelismo, lo laxo de los controles de gestión y la vocación depredadora del patrimonio público de las autoridades elegidas para preservarlo.
- Al encontrar la brecha, el Grupo Odebrecht creo un entramado de sobornos y sobrevaluación de obra que genero un circulante de millones de dólares que fueron a parar a las cuentas de banco de políticos y negociantes de doce países, entre los cuales destaca el caso dominicano, siendo el tercer país de mayor alcance en volumen de sobornos del total de doce (solo superado por Brasil y Venezuela).
- No queda duda que en el afán hegemónico del neopeledeismo, la multinacional brasileña de la construcción encontró el socio político perfecto para el diseño de sus operaciones fraudulentas, ambos se complementaban en su vocación de expansión y consolidación como empresas, la brasileña como organización privada y la dominicana como empresa de poder público, ambas con fines ambiciosos de lucro.
El espejismo de las puertas de salida del laberinto
61. La #MarchaVerde en Santo Domingo fue explicita en sus demandas originales: Fin de la impunidad, creación de comisión especial contra la corrupción, cárcel para los corruptos, recuperación de lo robado y cancelación de contratos de Odebrecht. Luego en Puerto Plata además de las ya citadas se añade la presión para una reforma política del Estado que implique la evolución de una democracia representativa a una participativa. Mientras en Santiago se propuso una reforma institucional para auditar la organización y las funciones de la Administración Pública, crear una fiscalía general contra la corrupción y el crimen organizado y La reestructuración de la Cámara de Cuentas, en San Francisco se destacó la posibilidad de convertir en rebeldía el pedido pacifico de cese de la impunidad ante la falta de firmeza de las autoridades judiciales.
62. ¿Cuáles objetivos o metas de las planteadas en los distintos manifiestos podrían cumplirse en el ciclo de movilizaciones de la #MarchaVerde?, ¿Existe alguna puerta sensata de salida del laberinto en que está atrapada nuestra democracia?, ¿Podría esa puerta posible transformar la democracia de mínimos que tenemos en una democracia de máximos derechos para todos?
63.En el punto 27 del presente documento explicábamos que las hegemonías usualmente tienen dos dinámicas, una hacia dentro de los grupos que la controlan y conviven en ella con intención de cohesión y preservación y una dinámica hacia afuera en clave de consolidación y preservación. El caso dominicano no es la excepción.
- El neopeledeismo hará cuanto sea necesario para evitar una fractura de sus estructuras de poder interno porque son las que le permiten con eficacia trazar un puente hacia los grupos sociales a los cuales cooptan con recursos públicos, por tanto, y esta es una gran dificultad que tiene, sus funcionarios judiciales deben demostrar que cualquier sometimiento y sanción penal de sospechosos de corrupción es verídico y satisface el rumor público y la indignación popular, si así lo hicieran probablemente estarían diluyendo la potencia ciudadana de la #MarchaVerde, pero al mismo tiempo estarían lesionando la cohesión interna y también profundizando la crisis de credibilidad del sistema político con consecuencias aún no medibles.
- En caso de que los sometimientos y las sanciones tengan inclinaciones inverosímiles es probable que la fuerza de movimiento del proceso de la #MarchaVerde crezca lo suficiente como para permear una parte de los sectores populares que aún no reivindican para si el cese de la impunidad, aunque el sistema de partidos en apariencia quede salvaguardado sea por reciclaje o mutación de sus ofertas.
66. Por otro lado, la judicialización formal del caso Odebrecht en República Dominicana no tendrá, al menos en lo inmediato posibilidad de apertura para interpelar al Presidente de la Republica, aun se confirmara la sospecha de recepción de financiamiento oculto de campaña por parte de la multinacional, los mecanismos de sustitución presidencial previstos en la constitución vigente dejan poco margen para esta aventura, legitima tal vez, pero difícil sin control de las instancias legislativas que permitirían cambiar el marco constitucional o poner en acción el existente para esos fines. Los sectores del proceso de #MarchaVerde que se plantean esta alternativa es probable que este apostando a una crisis de legitimidad o gobernabilidad que haga inminente una salida presidencial, pero parece ser la opción con mayor dificultad.
67. En el manifiesto de Santiago de la movilización realizada el 26 de marzo es donde con mayor claridad y precisión se expresa la intención de utilizar la #MarchaVerde como “momento renovador” de la institucionalidad, acercando las partes en pugna (los sectores indignados y las autoridades recipientes de dicha indignación) a una mesa de diálogo formal a partir de la cual se pacten profundas reformas al sistema político y jurídico de la república.
- Esta es una idea que podría entusiasmar a un sector de la facción “pragmática” del neopeledeismo porque en este instante sería un tanque de oxígeno mediático útil para ganar tiempo, aunque implica el riesgo también de tener que ceder en aspectos de transformación que podrían crear espacios de debilitamiento de la hegemonía, al menos en el mediano plazo.
- En el caso de la #MarchaVerde abrir esta puerta implicaría sacar la ciudadanía de las calles para encerrarla en una nueva dinámica de representación (porque no todos van a caber en los salones de dialogo) y es altamente probable que esa representación tenga rasgos de arbitrariedad tecnocrática y poca participación popular. Aunque también implicaría una oportunidad valiosa de negociación pacifica, poniendo a la hegemonía a elegir entre males, el mal menor para ellos, pero que al final fortalezca sobre todo la capacidad de fiscalización y control de la ciudadanía sobre el ejercicio de gobierno, la rueda seguiría su agitado curso.
- Las reformas institucionales pactadas no van a reducir el poder de la hegemonía neopeledeista, al menos por ahora, pero podrían representar un ejercicio de conciencia democrática importante para un amplio sector de la ciudadanía, si por ejemplo las sesiones de trabajo de las mismas son transmitidas y abiertas al ciudadano común y no se convierten en la clásica reunión a puertas cerradas de las elites tradicionales para decidir cómo se reparten proporcionalmente el pastel nacional.
- De todas las hipótesis formuladas y abordadas en los espacios de deliberación y análisis de la opinión pública y privada en relación a los resultados del proceso de movilización de la llamada #MarchaVerde, la menos evidenciada y debatida lo ha sido la superación de la oferta política existente desde todas sus dimensiones y manifestaciones. Entendiendo por superación no el rediseño institucional, sino el potencial de apertura del orden electoral vigente a nuevas propuestas y nuevos liderazgos intra hegemonía, en los grupos políticos periféricos o de la mano de organizaciones políticas y liderazgos completamente nuevos13. La apuesta por romper el cerco de poder de las estructuras con trayectorias políticas acumuladas desde el siglo XX no parece ser una tarea sencilla (aunque no imposible).
- A lo interno del neopeledeismo todos los mecanismos de acceso a procesos de renovación fuera de las facciones en cohabitación están cerrados y es probable que ante la relativa o real amenaza coyuntural se cierren más y solo se abran para reciclar o ratificar liderazgos dentro de la facción “pragmática” ahora dominante. A pesar de eso es evidente que las opciones son reducidas para no provocar fisuras, si se ratifica el liderazgo existente o se recicla en una expresión subordinada profundizara el deterioro de la capacidad de cohesión (a menor mística y entusiasmo interno más difícil se vuelve la movilización externa) y a su vez encarecerá el control externo de las mayorías electorales (a las cuales se les trata desde una lógica mercantil), si retorna el antiguo liderazgo deja la puerta abierta a un proceso de purga interna para blindar los estamentos formales y hacia afuera el centro de la hegemonía seria desplazado con consecuencias todavía difíciles de medir, pero que solo conducen a reducciones en el control absoluto de lo público.
- El escenario para las oposiciones organizadas y las contradicciones informales (grupos de opinión, actores de influencia, etc.) periféricas a la hegemonía neopeledeista no está más sencillo, no existen indicios cuantitativos14 de que el proceso de movilización de la #MarchaVerde los esté ayudando a crecer en el favor de los distintos nichos electorales, en algunos casos se les está asociando con el régimen de impunidad o en su defecto con la incapacidad de detenerlo, a esto contribuye su articulación en un solo punto de agenda de escaso interés social, aunque de suma importancia competitiva, la ley de partidos y agrupaciones políticas.
Notas
13 En una encuesta realizado por un grupo de investigadores dentro de los cuales se encuentra el autor en los días finales de marzo del presente año, el 84.6% de los 600 entrevistados en el Distrito Nacional indicaba su preferencia por la aparición de un nuevo liderazgo político en la República Dominicana.
14 En la encuesta mencionada y en otras a las que el autor ha tenido acceso, hasta finales de abril no se había producido un traslado significativo de preferencias electorales a partir del proceso de movilización hacia las ofertas políticas existentes.
- La hegemonía neopeledeista se alimenta y fortalece de las dificultades de sus opositores reales o aparentes, no importa el tamaño y el potencial de los mismos, porque su mera existencia otorga la necesaria legitimidad al cuerpo normativo bajo el cual se sostiene el control absoluto del Estado. Al oponerse sin lograr enmarcarse en una disputa profunda y arriesgada para la hegemonía, esta solo responde en un juego mediático donde las contradicciones aparentes parezcan beligerancia de importancia, siempre que no se salga de los parámetros de control de la percepción popular.
- El reconocimiento por parte de las oposiciones de las instancias de poder vigentes (tribunales, organismos, roles) como objetos probables de transformación y solución a la consolidación de la hegemonía (bastaría con cambiar las reglas del juego para que todo cambie), termina por crear una atmosfera de crisis centrada exclusivamente en la falta de renovación de las formalidades de la democracia simulada vigente, sin tocar la esencia de sus prácticas de fachada ni los hábitos de representación y ratificación de poder simbólico y jerarquizado. La salida seria entonces la circulación electoral de elites, que “mejorarían” la dinámica de subordinación de la ciudadanía, pero al mismo tiempo consolidando la intermediación política, (nosotros “los buenos”, representamos mejor tus intereses, que ellos, los “malos”, los de la hegemonía), como vía cuasi dogmática de practicar la gestión del poder y el gobierno del patrimonio público.
- Ante las limitantes evidentes de las oposiciones intra hegemonía, algunos actores con visión de futuro y con cierta capacidad orgánica y económica están apostando a la construcción de propuestas con liderazgos “outsiders” (y hasta “insiders” también) más allá de las propuestas habituales de las organizaciones políticas que operan en la estructura hegemónica.
- La hipótesis de la “novedad política” (pura y simple novedad) parecería funcional y durante los últimos años quien suscribe se ha acogido a diversas rutas y matices de ella, pero es un camino lleno de dificultades y posibilidades aún pendientes de explorar.
- La hegemonía neopeledeista (como todas) ha colocado barreras estratégicas para limitar la conciencia de las mayorías electorales, las elites económicas (de acuerdo a su naturaleza) se acomodan al orden político que le asegure lucro y sobrevivencia y las elites sociales dependen siempre de los medios que las elites política y económica pongan a su disposición para exponerse e instalarse en lo público.
- El gran reto para la dinámicas de la “novedad política” a partir de los acontecimientos impulsados por el caso Odebrecht y consolidados desde las movilizaciones de la #MarchaVerde no es un porcentaje en las encuestas de temporada, la presencia constante en medios de opinión, la organización de núcleos de simpatizantes o seguidores o la recolección de firmas para cumplir los requisitos de reconocimiento electoral, todo eso forma parte de un plan valido de construcción, pero termina frenado por la incapacidad (por ahora) de la “novedad” como oferta política de vincularse con el significado de novedad del cual se dotan los diversos grupos humanos que coexisten en el territorio nacional o en los espacios virtuales vinculados a la isla.
- Crear una mayoría política activa y comprometida implica conectar con un arcoíris de matices e intereses de época, de estructura social y de sensibilidades que todavía no han encontrado respaldo en las pretensiones de actores de elite con vocación de creerse en posesión de la verdad absoluta y de la salvación nacional15.
- En todos estos escenarios posibles y sus correspondientes desafíos que hemos descrito en los puntos anteriores, todos desatados a partir de la potencia colectiva generada por la #MarchaVerde, la ciudadanía o el llamado “pueblo actuante” (ver punto 10 del presente documento) es un actor pasivo de su realidad política, es un actor mudo de su propia película, la cárcel a los corruptos la ejecuta el ministerio público y un juez competente, la cancelación de contratos las autoridades del poder ejecutivo, las reformas a la institucionalidad los representantes de las diversas elites, la renuncia del Presidente termina con su sustitución por actores de la propia hegemonía y la “oferta política nueva” todavía carece de suficiente novedad como para instalarse en la psiquis colectiva como algo determinante para su vida cotidiana.
- Las puertas espejismo mencionadas no son elementos descartables, más bien son formulaciones limitadas de una realidad mucho más compleja que las intenciones de servir al bien común, son una parte de las piezas de un rompe cabezas que necesita de mayores niveles de profundidad, sobre todo porque para crear una república verdadera (ver punto 1) se necesita construir una democracia verdadera y para construir esta última hace falta contar con la participación activa del sujeto colectivo en clave fundacional, no por un sentimiento patriótico (que debe existir) sino por algo más práctico y concreto, la creación de un pacto amplio de definiciones de la vida en común. ¿Con que herramienta podemos avocarnos a ello?
Nota
15 El autor no puede dejar de reconocer, desde la mayor autocritica, que ha formado parte de diversos esfuerzos por constituir un referente político “nuevo”, siempre desde una ruta cuasi eclesial, donde los “llamados” son los elegidos para salvar la patria, al final ha resultado que ni éramos los llamados, ni la patria necesitaba ser salvada por nadie.
La puerta constituyente de la marcha verde o la marcha que se constituye en puerta
- La democracia verdadera debe ser resultado de la capacidad del sujeto colectivo (la totalidad humana de un territorio especifico, convertida en ciudadanía activa) para constituirse en poder para definir el destino común, ese destino común no se reduce a un texto jurídico absoluto o un estilo de gobierno, tampoco se trata de un debate sofisticado de elites tecnócratas acerca de los procedimientos “óptimos” de participación en las decisiones relevantes para la vida pública.
- Constituirse en poder es instalarse en los espacios e instituciones públicas como actor vivo de derechos y deberes, no en clave de protesta, sino como constructor de propuestas para el bien común, el poder constituyente es el poder puro de la democracia, es la capacidad del sujeto colectivo para actuar a partir de sus intereses y no a partir de los intermediarios políticos que actúan como administradores secuestrarios de los recursos públicos.
- El poder constituyente no es la asamblea formal que se instala para rediseñar el orden existente, es el sujeto colectivo ejerciendo ciudadanía plena, movilizándose no para producir informes o evaluaciones o para discutir abstracciones teóricas sin traducciones prácticas, el poder constituyente es la organización de la vida del barrio, de la empresa, de la escuela, del hospital, del medio ambiente, de la casa, de la calle, del desplazamiento, de lo justo e injusto, es esa organización constituida en fuerza destituyente de representaciones vacías de respeto por las necesidades comunes de una comunidad.
- En el caso dominicano, necesitamos un proceso constituyente, que no es un acto asambleario repentino, ni tampoco un conclave de elites “pensantes” o un convite de “elegidos y ungidos” para instalar un gran proceso “revolucionario”. El proceso constituyente dominicano es más sencillo, menos aparatoso y mucho más profundo, es una convocatoria popular y social para reorganizar la forma en que el poder sobre lo público está definido (y corrompido), es una puerta sensata y practica hacia la reconfiguración de la dinámica de decisiones, supervisiones y acciones sobre lo común.
- ¿Qué elementos debe implicar ese proceso constituyente?: Creación de la asamblea nacional ciudadana como órgano central de la vida pública, cambios en los procedimientos de rendición de cuentas, reducción del poder discrecional presidencial, reorganización de las instancias judiciales, cambios en el régimen electoral, profundización del inventario de derechos humanos, pero sobre todas las cosas entregar el poder fundamental a la gente y no a las elites históricas de siempre, ¿Cuándo comenzar el proceso constituyente?, probablemente ya ha comenzado.
Epilogo
Al momento de terminar este documento todavía se está a la espera de los supuestos o reales nombres de implicados en el caso de sobornos de Odebrecht, la empresa sigue trabajando en la construcción de la Central termoeléctrica de Punta Catalina, nadie ha detenido sus operaciones en el país, la procuraduría firmo un acuerdo con la empresa por USS$184 millones, homologado por un segundo juez (tras el rechazo de otro juez), unos audios aun no confirmados de una convicta brasileña que trabajaba junto a su esposo en una firma que diseñaba y gestionaba campañas electorales en la región indica que no fue financiada la campaña electoral del Presidente Medina con fondos de Odebrecht, a pesar de que confirman haberlo hecho en los demás países donde realizaron proyectos de mercadeo político.
El proceso de movilización de la #MarchaVerde tiene pautadas marchas regionales en azua a finales de mayo y en el este a principios de junio, las organizaciones políticas formales se encuentran concentradas en exigir una nueva ley de partidos con modificaciones a las pretensiones del neopeledeismo hegemónico, nuevas ofertas políticas aparecen modestamente a lo interno de los partidos convencionales y hacia afuera de ellos.
Las elites económicas mantienen bajo perfil a la expectativa del desenlace jurídico del caso Odebrecht, un sector de las clases medias sigue presionando a través de las redes sociales y todavía al sujeto popular le cuesta incorporar la lucha contra la impunidad a su agenda de lucha cotidiana contra la precariedad.
¿Qué nos depara el futuro?
Sea usted, amable lector, el mejor juez del mismo.