Ascender el camino para ser la mejor persona que podamos ser, nos lleva a muchas encrucijadas, a muchas decisiones, y a veces, a reevaluar lo que hemos hecho.
Pero más que nada, se requiere un autoconocimiento y una aceptación de las debilidades y fortalezas personales.
Importante es mantener ese diálogo interior y no perder de vista que, realmente, es la bondad y la solidaridad lo que mueve el mundo, pero que no todos compartimos esa visión.
En la formación de nuestro ser influencian muchas experiencias que conforman nuestros valores y formas de proceder; algunas de esas experiencias nos hacen perder el compás de nuestras vidas y nos hacen actuar de un modo que nos afecta a nosotros mismos y a otros.
Teniendo la facultad del libre albedrío, debemos tratar de elegir aquellos procederes que nos hagan una mejor persona.
Muchas veces, eso es difícil, pero es posible. Tratémoslo.