La sociedad dominicana sigue siendo fundamentalmente una colectividad marcada por el conservadurismo y el apego a las tradiciones, a pesar de los cambios habidos en sus segmentos demográficos de menor edad, guiados por el avance de las tecnologías de la comunicación y la información global instantánea en el decurso de este aun nuevo Siglo XXI.
Esa manifestación de conservadurismo vuelve a presentarse con la posición adoptada por la Asociación Dominicana de Comunicadores Cristianos Incorporada (ADOCOC), ante el lanzamiento de la campaña publicitaria de concienciación social “Conoce, Actúa, Exige” auspiciada por Profamilia.
La campaña en cuestión promueve el empoderamiento de la sociedad en aspectos que se relacionan con los derechos de la mujer y de los jóvenes, referidos primordialmente al manejo de su sexualidad y sus recursos de reproducción.
Los directivos de Adococ entienden que a los jóvenes y la población en general con esta campaña, solo se le muestra “una cara de la moneda”, ya que no se le dice que la abstinencia, llegar virgen al matrimonio, una sola pareja y la fidelidad, también evitan los embarazos prematuros, el Sida, el aborto y las enfermedades de transmisión sexual.
No es esta la primera ni será la última vez en que la disparidad de criterios entre sustentadores de posiciones, cuya intención parecería perseguir objetivos comunes de bien social, utiliza la publicidad por rutas divergentes, como herramienta esencial para el logro de esos objetivos.
Existe, sin embargo, una realidad que debe ser enfrentada con métodos y fórmulas adaptadas a estos tiempos, para enfrentar con valentía los alarmantes índices arrojados por estudios como los de la UNICEF los cuales indican, por ejemplo, que un 13.3% de jóvenes entre 15-19 años se convierten en madres con 403 bebes de jovencitas con menos de 15 años de edad.
Es innegable que la actual vida en sociedad, tanto desde el punto de vista sociológico como demográfico, difiere en muchos aspectos de la vivida hace apenas unas cuantas décadas, determinando consecuentemente un cambio profundo en el uso de los códigos de comunicación tanto visuales como textuales, dirigidos a los segmentos jóvenes de la población.
Se procura que el “adoptante objetivo”, como se denomina en términos modernos el “target” en campañas de corte social, se sienta identificado con los elementos del mensaje y sea persuadido en la adopción del comportamiento que se espera lograr como meta final de la campaña.
En definitiva, los métodos tradicionales de naturaleza conservadora utilizados para interactuar con este segmento tan vulnerable de la población, han resultado ser poco efectivos para disuadir un proceder que con el correr del tiempo parece incrementarse, y poner en riesgo la salud y la seguridad futuras no solo de estos jóvenes, sino también de la sociedad en su conjunto.