Tener televisión por cable es una gran ventaja puesto que permite romper con el aislamiento geográfico y mental que impone en cierta media vivir en una isla, y así tener acceso muchas cosas que suceden fuera. Unas, para para tal vez no copiarlas y repetirlas, y otras para aprenderlas, asimilarlas y aplicarlas para nuestra propia conveniencia.

Los que tienen conexión con la plataforma Sky, pueden acceder al canal de televisión de la Universidad Autónoma de México, la prestigiosa UNAM,  considerada el centro de estudios mejor y más grande de ese país, y asimismo un importante referente del conocimiento a nivel latinoamericano, e inclusive mundial.

Este canal, tv-unam, el 255 de ese cable, ofrece innumerables programas culturales, sobre análisis políticos, económicos y sociales, de historia y hechos relevantes para la humanidad, de investigaciones científicas, de medicina, arquitectura e ingeniería vanguardistas, de todo tipo de reportajes serios y en profundidad, de músicaclásica, jazz, moderna, y cine de gran alta calidad, y otros muchos temas más dirigidos a elevar la cultura del público en general.

También emite, como es lógico y de esperar, publicidad. Tanto de la propia universidad como la de diversas dependencias del Estado mexicano. En el primer tipo, la propia realizada por la UNAM, son anuncios para estimular la superación personal a través de la oferta curricular en el marco avanzado de la alta tecnologíadisponible en la actualidad.

También el Gobierno de ese gran país promueve por ese mismo medio televisivo una serie de campañas publicitarias educativas orientadas a concienciar la población sobre aspectos de la vida diaria. Todos ellos muy interesantes.

Los anuncios mexicanos a los que nos referimos, no pregonan hasta la machaconería, la saciedad, el empacho, el aburrimiento, el hastío, y el despilfarro de dinero, como sucede en este querido patio, diciendo  que todo está de maravilla, que tenemos el mejor país del universo, un crecimiento del caray, que las maravillas de Alicia son cáscaras de guineo quemadas comparadas con las que producimos a cada momento, que los ministerios, secretarías, direcciones generales, y todas las dependencias del Estado marchan más afinadas que los motores de los Mercedes Benz.

Al contrario, se refieren a temas mucho más terrenales y provechosos para los ciudadanos. Por ejemplo, de cómo evitar los casos de incendios forestales o avisar cuando se produzcan. De revisar los automóviles al apearse para que ningún niño, anciano o mascota, pueda quedar atrapado en el interior, con las ventanillas cerradas, y ser víctima de la asfixia por calor, y así evitar desgracias muy lamentables. O de cómo protegerse de la excesiva radiación solar utilizando ropas adecuadas, el uso de filtros solares para evitar enfermedades cutáneas, y en especial, el peligroso cáncer de la piel. Y otros por el estilo que conciencian al ciudadano sobre cosas que le competen y mejoran su diario vivir.

Y lo llevan a cabo con un gran estilo didáctico, sin alardes creativos pero con eficacia, principalmente con efectos gráficos apoyados por algunas imágenes reales, y textos muy sencillos, altamente comunicativos. Su costo debe muy bajo por este tipo de producción, por lo que con un presupuesto prudente se puede hacer un excelente trabajo de pedagogía ciudadana sobre aspectos muy necesarios para beneficiarse de una mejor calidad de vida.

En esta publicidad, se evidencia que hay gobiernos que utilizan la publicidad oficial para el logro del bienestar de los ciudadanos, puesto que ese es o debería ser su principal y último fin para los que son elegidos.

Aquí, los políticos y sus publicistas deberían conectarse con el canal de la UNAM, verlo, estudiarlo y aprender la manera de hacer campañas que puedan llamarse una inversión y no un gasto desaforado.

Y de pensar que su publicidad tan claramente política y de anestesia popular la pagamos los ciudadanos con los impuestos, así como utilizar esa poderosa herramienta de comunicación como se debería, para servir al pueblo, y no apabullarlo con mensajes poco o nada creíbles que no aportan valor a una sociedad tan necesitada de educación como la nuestra.

Claro que, es posible que muchos de los altos funcionarios y sus comunicadores vean el canal de UNAM, pero al llegar ese tipo de publicidad útil, cambien de inmediato a otros programas locales de panel donde se discuten si se modifica o no la constitución para permitir otros periodos de cuatro años, o si el voto de arrastre se arrastra, o no. Esos sí son mucho más interesantes. Sobre todo para los que quieren a toda costa seguir subidos en palo de caramelo.