La voz del pueblo se ha ahogado en la laguna sucia del periodismo, aquel oficio de respeto, consideración, independencia y seguido por la gente de todos los extractos sociales, se esfumó en los negocios para callar la verdad y el sentido crítico que orientaba al pueblo.
Quedan unos pocos que solemos monitorear para poder aprehender y tomar conciencia de los destinos de la política y el patrimonio de la Patria. Y esto, si es que todavía podemos contar con Patria, porque tanto ha sido el maltrato que ha recibido de sus gobernantes, que se va perdiendo la línea difusa entre patriotismo y pertenencia patrimonial de grupos, partidos o persona.
Ayer eran estos profesionales admirados por su valentía y atrevimiento ético afrontando con todo riesgo la dictadura de Trujillo o el despotismo autoritario de Balaguer. Eran los primeros en llegar a los escenarios para ofrecer las noticias esclarecedoras pero peligrosas por denunciar a los autores de los hechos criminales y de ajustes políticos.
En aquel periodo se materializaban matanzas a "comunistas" o revolucionarios y los propios periodistas sufrían consecuencias al ser considerados protectores de los perseguidos o caídos, acusados de identificarse con las mismas orientaciones ideológicas.
Así fue muerto Goyito García Castro, puesta una bomba al vehículo de Juan Bolívar Díaz Santana, asesinado Orlando Martínez por denunciar con su carácter firme en Columna Microscopio la verdad de los desafueros del gobierno balaguerista; la misma suerte corrió el profesor Narciso González, caso que todavía se dirime en la Corte Interamericana, de Costa Rica.
Como pueden ver, todo ha cambiado, nos quedan algunos comunicadores serios que no han claudicado ante el Dios del dinero.
Tal como el mismo Presidente Medina dijera: "Me venció el Estado". Ese mismo Estado que todavía continúa venciendo con "papeletas" a muchos periodistas que se rindieron ante la inmoralidad de estos perdidos tiempos del neoliberalismo de mercado. "Todo se vende y se compra….", dicho en la canción del español Víctor Manuel. Los que se atrincheran, porque los hay, en sus principios éticos profesionales suelen recibir todo tipo de improperios y ataques como sucedió en la campaña de hace cuatro años con varios periodistas, desafiando con burdas manipulaciones la entereza moral de ellos con intención de desprestigiar su autoridad.
Me refiero a este tema en medio de la campaña electoral porque me asquea, como a innumerables personas, la garata que se ha armado entre ciertos periodistas por ser la vanguardia en desprestigiar tan sagrada vocación de periodistas, entregados al mejor postor y sus nombres suenan constantemente en los corrillos dominicanos.
Tal como el mismo Presidente Medina dijera: "Me venció el Estado". Ese mismo Estado que todavía continúa venciendo con "papeletas" a muchos periodistas que se rindieron ante la inmoralidad de estos perdidos tiempos del neoliberalismo de mercado. "Todo se vende y se compra….", dicho en la canción del español Víctor Manuel. Los que se atrincheran, porque los hay, en sus principios éticos profesionales suelen recibir todo tipo de improperios y ataques
Aunque como dijo Martí, unos pocos hombres (periodistas) cargan con el honor del resto que mancillaron esa prestigiosa rama del saber comunicacional, de los que cayeron por el oro corruptor del peculado, como disertara el pico de oro dominicano , Fernando Arturo Meriño. En sus laureles contractuales con el Estado no atinan a comprender el daño inmenso que le hacen a la sociedad y sobre todo a la juventud que los observa con desdén.
Y lo testimonio porque así me lo hacen saber con sus comentarios en las aulas universitarias, a veces hasta mencionándolos con sus nombres de pila. ¡Qué pena!
Por último, quiero referirme a una publicidad abusadora, que persiste engañosa para atiborrar hasta el cansancio todos los espacios publicitarios, en un triste afán por manipular a los sectores más empobrecidos del pueblo, como también a jóvenes pocos políticos, inocentes del gasto exasperante de los recursos del presupuesto nacional en aras de la reelección del mandatario.
Es tanta la publicidad en beneficio del oficialismo que aburre, que comienza a tener resultado adverso como un boomerang. Es una verdadera demostración esa publicidad morada de exagerada visualización en calles y avenidas, en anuncios de televisión y radio, en los periódicos físicos y virtuales, donde sorprenden a los internautas con la basura repetitiva que no pidió. Entonces, no entiendo cuánta desesperación, en engañosas promociones con comisiones de obras del Estado y Odebrecht, que actualmente enfrenta problemas en la justicia de Brasil, para vergüenza de nuestro país; pero los periodistas pagados no dicen nada de la indiferencia de la justicia dominicana para investigar la vinculación de estos escándalos de Brasil con la presidencia dominicana.
No, no se atreven, sólo unos pocos no comprometidos con malos manejos. Pero la historia no los absolverá, más tarde que temprano, la verdad resplandecerá con toda su fuerza iluminadora. Juegan a que pase la campaña pronto.