Este 5 de junio el mundo celebró el día mundial del medioambiente, una forma de llamar la atención y tomar conciencia, a escala universal, de los enormes daños que la industrialización le causa a la humanidad, con la explotación irresponsable de los recursos naturales.
Por decisión de la ONU, se celebra desde el 1972, cuando se advertían los efectos nocivos de la contaminación ambiental. Este año la campaña se concentra en el uso excesivo y la acumulación de plástico, cuyos desechos pueden durar varios siglos en ser destruidos.
Los efectos contaminantes en sentido general, y en especial por la acumulación de plásticos afecta a todos, pero con mayor intensidad a las familias más pobres y vulnerables, por vivir en las áreas con mayor contaminación y acumulación de plásticos, fruto de la pobreza y marginalidad social.
De acuerdo a la ONU, cada año, el mundo usa 500 mil millones de bolsas de plástico, al menos 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, el equivalente a la descarga de un camión de basura cada minuto. En la última década, producimos más plástico que en todo el siglo pasado, con un 50% desechable.
Apoyo a los defensores del medioambiente del país
En nuestro país existen grupos de ambientalistas dedicados a informar y educar sobre la protección de nuestros recursos y el manejo de los desechos industriales. Con su trabajo hemos preservado áreas críticas y reducido el daño ambiental. Pero persisten depredadores que sólo piensan en amasar fortunas.
El Dr. Rafael González Massenet, fue uno de los pioneros contra la contaminación ambiental. Casi medio siglo atrás, a principios del 1972, cuando su impacto en el país aún era incipiente, señaló su peligro para la salud. Puso de ejemplo, el empleo de insecticidas “no degradables”, cuyos efectos permanecen por mucho tiempo.
Enumeró, las tres fuentes principales del problema ambiental: a) la contaminación de los automóviles y las plantas industriales; b) la incineración pública y privada de la basura; y c) la contaminación del litoral sur y de las aguas subterráneas, debido a la falta de disposición de excretas.
Además, afirmó que el desarrollo de la industria pesada acelera la difusión de gases productores de enfermedades respiratorias. Y consideró que el turismo debía ser la industria número uno, por su contribución a “preservar el aire, los ríos, las playas y otros recursos naturales, además de generar empleos”.
Esta semana, unas 30 organizaciones no gubernamentales (ONGs) e instituciones del sector privado, dedicadas a darle seguimiento al impacto del cambio climático en el país, señalaron los daños económicos y sociales de la contaminación ambiental.
Solo el año pasado las pérdidas económicas fueron estimadas en alrededor de 400 millones de pesos, sólo por el impacto de los huracanes Irma y María. En Puerto Rico, las pérdidas económicas y humanas alcanzaron cifras sin precedentes, cuya recuperación requerirá de muchos años de sacrificio y trabajo arduo.
Además, los expertos recalcaron el impacto en la agricultura y en la ganadería, de las fuertes e imprevisibles fluctuaciones climáticas. También, los daños a la pesca, así como al turismo, al erosionar playas y llenarlas de algas, entre otros efectos.
Nuestro país registra varios avances, pero también muchos abusos al medio ambiente, ante la negligencia y/o complicidad de algunas autoridades nacionales y locales. Todos debemos luchar contra estos abusos y privilegios, para preservar nuestro clima y los encantos naturales de la República Dominicana.