Convertir a Santo Domingo Este en una ciudad, justa y creativa, es la propuesta del artista Manuel Jiménez, político, candidato a Alcalde. Es el ideal de un hombre artista, que sabe que la ciudad es, en si misma, un arte y espacio para este. Como artista la imagina, y como político, la puede hacer realidad mediante una obra de gobierno municipal.
Entre política y arte ha existido siempre una relación estrecha. En contextos determinados, el poder político ha aprovechado el arte para proyectar la imagen de su proyecto. A ese propósito se observan a todo lo largo de la historia, monumentos, pirámides, estatuas, parques, murales, pinturas, música, jardines. Y por supuesto, una manera de asentar, u organizar en los espacios a los seres humanos y la actividad económica y cultural en general.
Tienen de común que uno y otro se nutre de la realidad, social o natural, aunque desde perspectivas distintas, y se proponen comunicar algo a la sociedad. Son sensibilizados por el mundo externo; aunque más el artista, porque el humanismo es su campo, y al desarrollar una espiritualidad, puede ver cosas de la realidad que los demás no aprecian.
El artista manifiesta la imaginación humana, y desde una estética, concreta en una obra lo que le sensibiliza; mientras que el político se concentra en la administración de los asuntos públicos, y aunque no lo hace desde una visión de lo que es bello, como lo haría la estética en el arte; si parte de lo que considera que es bueno, concepto que al igual que aquella, entra en la esfera de la filosofía.
Todo dependerá de quién es el artista y quién es el político, y cuáles las circunstancias en que actúan.
El arte cuestiona lo que hay, o sucede, y proyecta un ideal, un “debe ser”. Porque es en esencia crítica a la realidad, y es propuesta, a través de la creación artística. Por eso se dice que el artista es un puente entre el ideal y lo real.
Aquí viene al caso Manuel Jiménez, artista y político, y su propuesta de “Ciudad justa y creativa”. Aunque no es el primer ni único artista que es político, porque Duarte y el propio profesor Bosch fueron, pero más conocidos y asumidos como políticos; en Manuel Jiménez ha trascendido más el hombre del arte, y esto da una singularidad a su propuesta política, que merece ser destacada. Porque puede prefigurar la ciudad que quiere desde la sensibilidad e imaginación humanas del artista. Pero su significativa posibilidad de ser el próximo Alcalde de Santo Domingo Este, le permite trabajar políticas públicas para hacerla realidad.
Manuel Jiménez es un puente entre el ideal que prefigura el artista y lo real que se concreta en la obra del posible gobernante.
La propuesta de ciudad justa viene desde los tiempos de Platón en la edad media, que la formula en su ideal de República; como la organización de la sociedad. Porque desde ese tiempo es claro que la ciudad no hace a la sociedad, sino lo contrario, la sociedad hace la ciudad. La ciudad es resultado, no punto de partida. El ideal de ciudad justa de Platón expresa su visión de cómo estaba la sociedad dividida en estamentos sociales en ese tiempo.
Las ciudades han sido de más en más la impronta de los cambios materiales, económicos principalmente, que han sucedido en el desarrollo de la humanidad. El poder político, sustancia del económico, ha promovido de acuerdo a sus valores, que también son dominantes, un ideal de ciudad, una distribución de los espacios de esta.
Esta distribución del espacio en la ciudad, se puede graficar con el ejemplo de como es la casa de la gente del poder político y de los sectores económicamente pudientes en esta hay una habitación principal, con todo el lujo y el confort que consideran los dueños; hay otras habitaciones importantes dotadas de todo lo que llene los gustos de los demás hijos y familiares. Probablemente haya jacuzzi en cada habitación. Pero hay también una que otra habitación marginal, más pequeña, distante de las demás, casi siempre pegada a la cocina o al “área de lavado”, que es la del “servicio”. En la casa hay jardines, piscinas, billares, bares, salas de música y cine, a los que solo acceden los dueños. El “servicio” solo va a esos lugares a servir algo, o hacer la limpieza. Dueños, y personal de “servicio”, están en la misma vivienda, pero no juntos y mucho menos en las mismas condiciones. Los espacios de cada quien son muy diferenciados.
Así es la ciudad en general, resultado del lugar de cada quien en el poder económico y político.
La propuesta de ciudad justa de Manuel Jiménez, es la antítesis de ese tipo de ciudad. Procura el doble desafío de convertir a Santo Domingo Este en una ciudad, que supere la condición de barrio, o de “la gente de aquel lado”, como se lo califica desde más allá de los puentes. Y al mismo tiempo, hacerla pensada en los seres humanos, un espacio de ciudadanos y ciudadanas con servicios y acceso libre a todos los espacios públicos. Un lugar donde se pueda vivir, trabajar, emprender negocios, practicar deportes y disfrutar del ocio y la recreación, en seguridad. Que los jardines, piscinas, baños saunas, cines y teatros, canchas deportivas, exposiciones artísticas, cuales sean, estén abiertos y disponibles para todos y todas los que viven en el hogar grande que es la ciudad.
Siendo Santo Domingo Este el espacio territorial más poblado del país, y que se hace cada vez más diverso, desde la estratificación social y el origen de los emigrantes internos que llegan a residir; cuya población crece de manera vertiginosa, en perspectiva de multiplicar por mucho ese crecimiento, porque dispone de territorio para seguir desarrollando esa condición urbana, Manuel Jiménez sugiere que además de justa, esta ciudad sea creativa; entendiendo por esto la convocatoria al talento sobrado del pueblo, para, dados unos recursos autóctonos, hacer arte en sus diversas manifestaciones, crear formas de convivencias de solidaridad y complementariedad; producir, y crear empleos productivos; autoprotegerse como vecinos, como familias de una misma casa grande. De hacer de la cultura un eje transversal a todo lo que se planifique; entendida la cultura como la síntesis de todo lo que los seres humanos hacen para vivir una vida que merezca ser vivida.
Para hacer posible la ciudad justa, y la movilización del talento creativo del pueblo a fin de encontrar soluciones adecuadas a los problemas que ocurren, Manuel Jiménez propone distribuir el gobierno municipal en trece Minialcaldías, con competencias para hacer diagnósticos de espacios y sociales, definir y poner en práctica políticas públicas específicas en sus respectivas demarcaciones. Una democratización del poder público, que es una manera de hacer justicia.
Vale la pena la apuesta a esta propuesta de ciudad, que podría ser una vitrina a partir de la cual se pueda mostrar al país el arte de gobernar bien lo público, pensando en los seres humanos, e integrándolos a participar en la búsqueda de soluciones.