La semana pasada me permití escribir sobre mis preocupaciones en torno a nuestro futuro con el sector turismo, haciendo una comparación de nuestra posición con

respecto a la apertura de Cuba, ya que desde  el anuncio de las  conversaciones con Estados Unidos se ha incrementado el flujo de turistas hacia esa isla, hasta saber que en el primer trimestre del año ya han registrado más de un millón de visitantes, acercándose a nuestras cifras, y que nosotros no estamos haciendo grandes cosas para contrarrestar esto, por lo que muy rápido podríamos perder mercado, especialmente el norteamericano.

En esta ocasión he querido referirme específicamente al Parque Nacional del Este, conocido por todo el que hace turismo, o por lo menos los que han visitado la isla Saona, ya que pasan por sus playas conocidas como Palmillas. De extraordinaria belleza, como todos les dicen, la piscina natural.

Proponemos que se constituya un Patronato entre los propietarios privados con terrenos en el Parque, el Ministerio de Medio Ambiente,  el Ministerio de Turismo y las municipalidades ( Bayahibe y Boca de Yuma ), y se le otorgue el co-manejo del mismo, con poderes para diseñar un plan de manejo y una zonificación de las áreas de playa y de visitas que asegure la protección y conservación de la flora y fauna.

Mediante un plan de manejo bien estructurado, planteamos modificar los límites del parque para que se permita el desarrollo de las costas. Tal como se planteó hace varios años, dejando un kilómetro desde la pleamar hacia el interior del parque.

Inmediatamente esto suceda, los terrenos que poseen costas tendrían una plusvalía, de las cuales el sector privado estaría en disposición de aportar una proporción para la construcción de una carretera que bordee el parque, construir senderos hacia las cuevas, manantiales y áreas de observación de aves y reptiles, acondicionamiento de dichas cuevas para observación y estudios de pictografías y enterramientos indígenas. Inclusive, tal vez podría hasta pagarse a los propietarios privados que queden dentro del parque, ya que el Estado no ha pagado ninguno de los terrenos expropiados desde el año 1975 mediante el Decreto No. 722, y así se eliminaría un pasivo importante que tiene el Estado. En adición a esto, las poblaciones de Bayahibe y Boca de Yuma tendrían un crecimiento cuantitativo y cualitativo que les ayudaría a mejorar sus condiciones de vida. Se mejoraría la calidad de la educación y se crearían escuelas vocacionales y de idiomas.

Algunas playas podrían ser  de uso libre para el desarrollo de hoteles y otras tendrían ciertas restricciones. Asegurando construcciones con materiales compatibles al medio ambiente y baja densidad.

Esta propuesta atraería un turismo diverso, no sólo el de sol y playa, sino un turismo científico y cultural. Estudiosos de dichas áreas que pudieran venir a observar las diferentes especies y profundizar sus conocimientos sobre las costumbres y forma de vida de los aborígenes.

En resumen, el país presentaría un turismo diferente, una propuesta que pocos países estarían en disposición de presentar.  Es una ventaja comparativa que debemos aprovechar e irnos delante, y que contribuiría significativamente a la meta de los 10 millones de turistas en el corto plazo.