Debido a que los propietarios de parcelas ubicadas dentro del Parque Nacional Valle Nuevo están haciendo planteamientos financieros al gobierno para que les paguen, a fin de ellos desalojar sus predios, abandonar la zona de Valle Nuevo, me permito recalcar que lo mismo está sucediendo con casi todas las propiedades expropiadas. Que no han sido pagadas de conformidad con lo establecido en la constitución, en la Ley 344, la No. 64-00 y los Decretos que conforman los Parques Nacionales. El Estado ha violado consecutivamente sus propias leyes.
Las propiedades expropiadas mediante decretos o leyes están sujetas a que previamente sean pagadas, según lo establece la Constitución mediante su Art. 51 que consagra y garantiza el derecho de propiedad y establece las condiciones bajo las cuales una persona puede ser privada de su derecho, que debe ser solamente por “causas justificadas de utilidad pública o de interés social, previo pago de su justo valor, determinado por acuerdo entre las partes o sentencia de tribunal competente, de conformidad con lo establecido en la ley. En caso de declaratoria de Estado de Emergencia o de Defensa, la indemnización podrá no ser previa”. También tenemos la Ley No. 344 que rige el Procedimiento de Expropiación en nuestro país. Esta legislación establece un procedimiento especial, la cual fue promulgada el 29 de julio de 1943 y publicada en la Gaceta Oficial No. 5951 del 31 de julio de ese año.
De igual manera, dicha condición se establece expresamente en los decretos de expropiación. Siempre se coloca un párrafo indicando que para completar la operación de expropiación se debe cumplir con el requisito del pago establecido en dicha Ley. Sin embargo, esto no se hace en la mayoría de los casos y fruto de esto el Estado ha acumulado una deuda incalculable. Ha acumulado un pasivo económico y social que nadie ha podido calcular.
Este caso de Valle Nuevo se parece mucho al caso del Parque Nacional del Este, ahora llamado Parque Nacional Cotubanamá. Obviamente con sus diferencias por ser de naturalezas distintas. Uno en la cordillera central y el otro en las costas del sureste. Pero en ambos la mayoría de las parcelas son de propiedad privada con sus títulos originales y las expropiaciones se han realizado sin el pago de las mismas. Una de las diferencias que existe es que desde hace muchos años en Valle Nuevo se ha estado realizando siembras agrícolas, hay diversos cultivos, y muchos de ellos con autorización y financiamiento de agencias estatales, mientras que en el Parque Nacional Cotubanamá no se permite ninguna actividad comercial, solo los propietarios de lanchas visitan la zona de Palmillas en disfrute de sus vacaciones o turistas que llevan a Isla Saona desde Romana o Bayahibe.
Debido a que el Estado no tiene capacidad económica-financiera para realizar el pago de todas las parcelas expropiadas en estos Parques, me permito sugerir que haya una negociación entre el Estado y propietarios para llegar algún arreglo.
En el caso del Parque Nacional Cotubanamá, que conozco a plenitud, y que fue expropiado mediante los decretos, No. 722 de abril de 1975 que declara de utilidad pública unas 25 parcelas ubicadas dentro del perímetro entre Bayahibe y Boca de Yuma hasta Isla Saona, y el No. 1311 de septiembre de 1975 que conforma el Parque, y luego ratificado mediante las Leyes 64-00 y 202-04, el Estado no ha cumplido con su responsabilidad económica. Sin embargo, con nuestra propuesta no tendría que realizar desembolsos, no tendría que pagar las parcelas.
Hemos propuesto que se conforme un Patronato integrado por Medio Ambiente, Turismo, Sector Privado ( propietarios ) y los Municipios de Bayahibe y Boca de Yuma, el cual sea el responsable del diseño de un plan de ordenamiento territorial que permita el desarrollo de las costas para fines turísticos, creando un programa de conservación y restauración de flora, fauna y arrecifes, así como políticas definidas para las visitas a los sitios de interés histórico-cultural.
Proponemos la liberalización de las costas del Parque Nacional Cotubanamá, dejando una franja de 1,000 metros desde la plea-mar hacia dentro, con el Parque y áreas protegidas concentradas en el centro del Parque. Esta liberalización de las costas equivale sólo a un 15% del área total. Esta liberalización que proponemos es con ciertas limitaciones, para un desarrollo eco-turístico de baja densidad, en el cual el sector privado haría inversiones en una carretera sencilla que bordee el Parque y sirva de limítrofe, así como senderos peatonales para el acceso al interior del mismo y puedan visitarse las diversas cuevas con pictografías y enterramientos indígenas, para que pueda ofrecerse como un atractivo adicional y promover un turismo histórico-cultural.
Proponemos que este Patronato administre una parte de los recursos provenientes de la plusvalía que tendrán los terrenos con costas y playas que se liberen para el desarrollo turístico, con los cuales se harían una serie de inversiones para mejorar el Parque y se le pagaría a los propietarios cuyos terrenos no puedan ser liberados, a fin de eliminar ese pasivo económico y social que tiene el Estado. En adición a estas inversiones en infraestructura, el sector privado a través de ese Patronato, se ocuparía de la protección, la mejoría y restauración de las áreas vulnerables del Parque. Así como la creación de escuelas vocacionales para la enseñanza de idiomas, guías turísticos y oficios técnicos para los pobladores de estas localidades, para proveerlos de una profesión que les permita insertarse en estos hoteles y nuevos centros de trabajo rápidamente con un empleo digno.
Estas propuestas están ajustadas y establecidas en el capítulo III de la Ley No. 654-00. No hemos propuesto nada extraño ni fuera de lo que la propia Ley permite. Lo que no se ha cumplido de la ley es el pago de dichas parcelas.
Una propuesta similar, tal vez, podría implementarse para Valle Nuevo. Deben sentarse y analizar el Parque y su conjunto, lo que significa la producción agrícola, el turismo de montaña y las demás actividades comerciales que se realizan. No sacarlos a la fuerza simplemente. Y además, ver la opción de cómo se les pagaría a los propietarios que definitivamente no puedan usufructuar sus parcelas. Realmente Valle Nuevo cuenta con personas de mucha capacidad e interés de no hacer daño al ecosistema, pero con inversiones y herencias con valor que no dejarán perder.
Podemos asegurar que utilizando las áreas protegidas con un manejo científico, los Parques estarán en mejores condiciones y serán de mucho más provecho del que hasta ahora han sido, al igual como están funcionando en Estados Unidos con el Parque de Yellowstone, en Costa Rica con el Parque Nacional Manuel Antonio y el Parque Nacional Punta Arena, en Islas Galápagos, y en otros países por igual, donde se han construido hoteles muy cómodos y senderos para visitar cada una de las áreas de interés. Conviven humanos y ecosistemas, son una especie de socios donde se preserva y restaura el medio ambiente para que pueda seguir siendo el sustento del desarrollo sostenible de los Parques.