En los últimos días nos ha golpeado en la cara la noticia de que el nieto del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, hijo de “Angelita” Trujillo, Luis José Ramfis Domínguez Trujillo, aspira a la presidencia de la República Dominicana en el 2020.
Pero en este artículo no vamos a hablar de la afrenta que constituye para los sobrevivientes de los asesinados y torturados durante la dictadura el hecho de que un descendiente directo del sátrapa pretenda la presidencia del país. Tampoco vamos a intentar buscar cuáles oscuras razones pueden estar motivando a una persona que obviamente ve a su abuelo como un gran “estadista”, víctima de la tergiversación de la historia y que sólo hizo cosas buenas por su país. Tampoco vamos a descifrar las razones por las cuales, a pesar de tener 3 nombres, dos de los cuales pasan desapercibidos como nombres comunes de nuestra cultura, y un tercero en honor a su tío, otro sanguinario miembro de esa enferma familia, ha decidido ser reconocido públicamente por ese tercer nombre, y haciendo especial énfasis (cosa poco común) en su segundo apellido, como quien quiere decir bien alto y dejar bien claro cuál es su linaje. Tampoco haremos inferencias acerca de la ideología que tiene esta persona acerca de su abuelo y su tiempo en el poder, pues el mismo queda claramente demostrado por el mensaje que su propia madre quiere inculcarnos a través de su libro “Mi Padre”, y por el hecho de que desde el 2010 lidera la “fundación” Rafael Leonidas Trujillo Molina.
No, no hablaremos sobre esas cosas porque nadie se pone a analizar cosas obvias, como que el sol brilla o que el agua moja.
Analicemos mejor las razones que hacen que apenas a 56 años de una de las mas crueles y sanguinarias dictaduras de América Latina del siglo XX, existan personas y sectores que les gustaría volver a tener a un dictador al mando. Eso significa que:
- Los gobiernos “democráticos” no han sido capaces de despojarse del autoritarismo como forma de ejercicio del control del Estado. Tampoco se han producido las transformaciones necesarias en la forma en que la gente se relaciona entre sí en el ámbito social. La estructura del “papá” fuerte y autoritario sigue presente en la casa, en el trabajo, en la pareja.
- Quienes nos gobiernan no han superado la visión del Estado como fuente de saqueo para satisfacer los apetitos personales del “jefe”. A la gente no le importa que llegue otro dictador al Estado a cogerse todo lo que le pertenece, porque percibe que los que gobiernan lo están haciendo de todos modos.
- El sistema educativo instaurado no ha sabido enseñar apropiadamente la historia dominicana, colocando en su justo contexto al dictador, a su régimen, a los que lo apoyaron y a los que lo combatieron. Me atrevería a afirmar que el 99% de los dominicanos no se sabe un solo nombre de los valientes que estuvieron en la Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo.
- El hecho de que la gente compare a los gobernantes actuales con los dictadores, y prefiera los últimos, revela el grado de vileza que percibe la gente en los que detentan el poder, quienes no han utilizado la riqueza que genera el pueblo para asegurarle acceso a los servicios básicos necesarios para tener al menos niveles mínimos de dignidad.
- Tenemos un Estado que opera al margen de la ley, con niveles de institucionalidad mínimos, incapaz de poner orden en aspectos tan básicos pero de alto impacto como el tránsito y la recogida de basura.
- La justicia no sólo es inoperante, sino que responde exclusivamente a los intereses de los que tienen el poder político, económico, y a los narcotraficantes.
- La delincuencia promovida por el Estado desde sus altos funcionarios ha corrompido la moral del pueblo y ha convertido el robo y el aprovechamiento de los demás en práctica común de todos los estratos sociales, llevando grandes niveles de inseguridad, miedo e incertidumbre a la población. La gente no sabe si podrá volver viva a su casa.
- Los servicios de salud están completamente colapsados, no responden a las necesidades de la población ni garantizan la vida de sus usuarios. Prácticamente a diario los ciudadanos tenemos que compungirnos ante la noticia de los bebés y mujeres que mueren por razones prevenibles.
- La supuesta riqueza que genera el país nos es restregada en la cara en cada promoción del Estado, sin embargo no es sentida por el general de la población, cuyas condiciones económicas siguen igual o en peores condiciones cada vez.
- El gobierno ha sido incapaz de controlar la inmigración desordenada que vivimos a través de todas nuestras fronteras, especialmente la terrestre. La política migratoria no es más que un pedazo de papel, y la frontera es el caramelo que se le da a los militares. Mantener ilegales en el país es provechoso para los negocios, mientras la población percibe que se convierte en una competencia desleal por sus puestos de trabajo y una draga de los precarios recursos dedicados a los servicios públicos. Pero nada de eso el importa al Estado, mientras pueda existir toda clase de contrabando por la frontera, la cual es a los militares lo que la Cancillería y el IDSS es al PRD.
- A pesar del dolor y las precariedades que vive el pueblo, los políticos siguen enfrascados en resolver a la fuerza sus propios problemas e intereses, manteniendo el discurso público alejado de las necesidades de la gente y enfocado en la forma de sus primarias internas, ejerciendo su aplastante mayoría congresual para dominar el resto de los poderes públicos: la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Superior Electoral, la Junta Central Electoral, y así garantizar la impunidad y su permanencia en el poder.
Como ven, quienes nos han gobernado durante los últimos 20 años han preparado el caldo de cultivo perfecto para que el discurso insensato y populista cale hondo en la gente. No hay quien entienda razones, porque han hecho lo que debían por mas de medio siglo, han votado, han luchado, han demandado, y no han sido escuchados. Sería injusto pedirles que escuchen ahora.
A Dios que nos agarre confesados!!