La España de la democracia ha pegado un acelerón considerable en los últimos 15 o 20 años y como si esto fuera necesario mostrarlo con claridad meridiana, y desde luego fonética, se han puesto en práctica, en el uso del lenguaje, una serie de términos que ya han pasado a ser de uso cotidiano por los interesados en  una determinada temática.

Ya no se habla de escuela de negocios sino de business school; ya no hablamos de puesta en macha sino en commisioning;  tampoco queda bien hablar de gestión y/o administración de inmuebles si tenemos ya el término adecuado: facility management.

Evidentemente, junto con esta ola británico-norteamericana – más norteamericana- de términos, viene todo lo concerniente a las “nuevas” formas de hacer las cosas, que nos quieren mostrar los amigos del norte; cosas que por demás damos –sinceramente- como buenas y válidas…por la cuenta que nos trae.

Entre toda esta novedad tenemos una que nos toca muy de cerca a los que desarrollamos proyectos de arquitectura y/o de alguna de las ramas de la construcción;  esta novedad para la España de la era post González y Aznar es el Project Manager.

Esta nueva incorporación, a modo de planificación  (o planning), que nos viene muy trabajada por parte de los expertos del PMBOK/PMI (https://es.wikipedia.org/wiki/Gu%C3%ADa_de_los_fundamentos_para_la_direcci%C3%B3n_de_proyectos),  o bien del Prince 2 (https://en.wikipedia.org/wiki/PRINCE2), o de la metodología de turno; promete ser el gran ayudador para sacar nuestros proyectos en tiempo y forma. Sinceramente creemos que es verdad, que no es una tontería y que cualquiera que quiera tener relativo éxito en la consecución de los objetivos de un proyecto técnico, encontrá en cualquiera de estas metodologías un gran aliado.

El hecho de llamar a estas herramientas, o a sus conceptos,  en su original inglés (quizás  para intentar ser mejor planificador),  no debe ser el único objetivo a cumplir (a propósito de objetivos). Sería interesante incorporar, seriamente y en profundidad, estos aspectos a los programas de las carreras técnicas (o en todo caso reforzarlos si es que ya lo tienen incorporados), para que el proyectista sea capaz de proyectar y planificar sus proyectos, basándose en muchos de estos principios.

El mundo del business llegó hasta nuestras “tranquilas” costas, dominadas por los planos, los cálculos y estudios de arquitectura. Abrirle las puertas puede resultar interesante e incluso Highly Effective. Que sirva el chascarrillo de hoy como introducción; seguiremos con este tema más adelante. 

Hasta la próxima