La constitución de la República Dominicana (2010) en su capítulo II: “Del Estado Social y Democrático de Derecho” contiene el siguiente artículo: “articulo 8- Función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas”. (2010:36)
Nuestro estado está definido constitucionalmente como democrático. Las manifestaciones presentes en espectáculos, canciones y actividades artísticas no deben prohibirse, menos aún con el argumento de que “promueven las malas costumbres”.
Las costumbres son pautas culturales que aluden a hábitos y tradiciones que se reproducen a través de distintas generaciones. Los hábitos alimenticios, las creencias religiosas, los bailes, la vestimenta, son costumbres. Ninguna de ellas malas ni buenas, cada sociedad, generación y grupo social tiene costumbres diversas. El respeto a la diversidad cultural es el eje fundamental de la democracia.
Un espectáculo, una composición musical o una presentación artística porque tenga un contenido erótico, haga alusión a manifestaciones vinculadas a prácticas sexuales o vestimentas no es una buena ni mala costumbre, es simplemente una práctica cultural. Si el espectáculo implicara uso de armas, violencia física, abuso sexual hacia las personas participantes, entonces si debe prohibirse porque atenta contra la integridad y viola derechos de las personas.
No soy seguidora de Miley Cyrus, realmente no me gusta su música, no me dedico a mirar sus espectáculos ni sus videos, ni me agradan sus contenidos y abordajes interpretativos. Respeto su estilo y considero que como todas las manifestaciones artísticas y musicales actuales responde a realidades, gustos y preferencias de una generación que busca la construcción de identidades desde distintas expresiones de contracultura.
Prohibir que Miley Cyrus se presente no va a detener que se escuche o que se vea en las redes sociales, en los medios de comunicación. Al contrario, su prohibición la favorece mercadológicamente y la convierte en más atractiva.
En una sociedad como la nuestra estas prohibiciones no favorecen a educar a adolescentes y jóvenes en valores y democracia. Por el contrario, fomentan el autoritarismo y la doble moral, fortaleciendo la intolerancia y los conflictos intergeneracionales.
En vez de hacer prohibiciones como estas, la comisión de espectáculo público debería dedicar más tiempo a supervisar y vigilar los lugares públicos en este país donde se producen violaciones al código de protección al menor. Si el espíritu de esta comisión es la preservación de los derechos de niños, niñas y adolescentes ¿Por qué no visitan bares, hoteles, lugares nocturnos de recreación y ocio donde se promueve el acoso y abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes en zonas turísticas y no-turísticas?
¿Por qué los organismos competentes no se han preocupado la presencia de prácticas de abuso sexual, violencia de género e incesto presentes en lugares de recreación y ocio en los que se explota sexualmente a niñas, niños y adolescentes como parte de la “oferta” a turistas ?
¿Por qué no se cuestiona el abuso sexual, la violencia, exhibición de armas y prácticas violentas en la vida pública como un atentado a la moral y las buenas costumbres?
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY