Como dato histórico y de reflexión para nuestros lectores, les traemos algunas reseñas históricas de países que como Estados Unidos, hoy son desarrollados:

"Una gran democracia no puede ser grande ni ser democracia si no es progresista"

— Ex presidente — Theodore Roosevelt, hacia 1910

En las elecciones presidenciales de 1900 en Estados Unidos, McKinley derrotó con facilidad a su opositor. Sin embargo, el presidente no vivió para disfrutar su victoria pues en septiembre de 1901, cuando asistía a una exposición en Buffalo, Nueva York, fue muerto a tiros por un asesino. Él fue el tercer presidente asesinado desde la Guerra Civil. Theodore Roosevelt, el vicepresidente de McKinley, asumió la presidencia.

Los cimientos políticos del país habían resistido las vicisitudes de las guerras extranjeras y la Guerra Civil, así como las mareas de la prosperidad y la depresión. Se habían logrado enormes avances en la agricultura y en industria, la educación pública gratuita ya era una realidad en gran parte y la libertad de prensa se había preservado. Sin embargo, la influencia de las grandes empresas estaba más arraigada que nunca y, a menudo, los gobiernos locales y municipales estaban en manos de políticos corruptos.

En República Dominicana, más de 100 años después de esos acontecimientos, habiendo resistido a guerras,  invasiones y a la revolución, así como a mareas de prosperidad y de dificultades económicas, no se han logrado grandes avances en la agricultura, ni en la industrialización, la educación apenas comienza a transformarse, a pesar de que en otros momentos del pasado estuvo mejor, la salud pública está crítica, la libertad de presa esta mínimamente preservada, pero aún la influencia de las grandes empresas está arraigada y muchos de los gobiernos locales y el propio gobierno central están y han estado en manos de políticos que tienen pendiente la tarea de demostrar el origen licito de sus fortunas.

En los Estados Unidos, en respuesta a los excesos del capitalismo y a la corrupción política del siglo XIX, surgió un movimiento de reforma conocido como el "Progresismo", que forjó el carácter especial de la política y el pensamiento de Estados Unidos desde cerca de 1890 hasta 1917, cuando el país se involucró en la Primera Guerra Mundial. Los progresistas tenían diversos objetivos, pero vieron su misión, en general, como una cruzada democrática contra los abusos de los jefes políticos urbanos y los grandes magnates de la corrupción. Sus metas eran más democracia y justicia social, un gobierno honesto, la regulación más eficaz de las empresas y un compromiso con el servicio público. En general, ellos creían que al ampliar el alcance del gobierno se aseguraría el progreso de la sociedad, del país y el bienestar de sus ciudadanos. Y aparentemente tuvieron razón.

Los años 1902 a 1908 fue la época de mayor actividad reformista, pues escritores y periodistas protestaron con energía por la aplicación de las prácticas y principios heredados de la república rural del siglo XVIII que ya eran inadecuados para un país urbano del siglo XX. Varios años antes, en 1873, el célebre autor Mark Twain ya había sometido a la sociedad estadounidense a un análisis crítico en The Gilded Age (La edad dorada). Luego empezaron a aparecer artículos desafiantes en diarios y revistas tan populares como McClure’s y Collier’s, donde se denunciaban los consorcios, las altas finanzas, los alimentos impuros y las prácticas abusivas de los ferrocarriles. A sus autores, como la periodista Ida May Tarbell con su campaña contra el Standard Oil Trust, se les llegó a conocer como "los rastrillos del escándalo".

De nuevo hago un alto en las reseñas históricas y llamo la atención para que notemos el símil con nuestra actualidad política, pues comenzamos a ver columnas, escritores y periodistas independientes que protestamos con energía por la aplicación de las prácticas y principios heredados de la república del siglo XX que ya son inadecuados para un país en este siglo XXI. Comienzan a aparecer artículos desafiantes en diarios, revistas y hasta cortometrajes, así como llamados a manifestaciones de protestas pacíficas, como por ejemplo, el llamado de MASADA para manifestarnos con el encendido de las luces de nuestros vehículos, en la “JORNADA CERO IMPUNIDAD” el próximo día 9 de diciembre, declarado por la ONU como el Día Internacional contra la Corrupción. Incluso, los dominicanos tenemos nuestros propios rastrillos del escándalo (Nuria Piera y Alicia Ortega, entre otros).

El impacto aplastante de escritores que no hacían concesiones y un creciente grado de conciencia en el público indujeron a los dirigentes políticos de Estados Unidos a tomar medidas prácticas. Se aprobaron leyes para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población. Y eso esperamos muchos que como yo, hemos decidido manifestarnos en medios escritos, radiales y televisivos, exponiendo nuestra inconformidad con el actual sistema político, judicial y legislativo, que no termina de impulsar reformas para mejorar radicalmente las condiciones de vida y trabajo de la población dominicana. Esperamos que todos los poderes del Estado actúen en contra de la maldita impunidad, como ha comenzado a hacerlo el cuatro poder del Estado (La Prensa) y algunos pocos sectores de la justicia.

Sólo si manifestamos nuestra inconformidad, castigamos a los corruptos en los procesos electorales y en la justicia, además de que abrasemos estas causas progresistas, seremos capaces de tener una gran democracia, en un país desarrollado.