Ante la problemática de la profilaxis, depuración, expulsión de manzanas podridas o cualquier otra manera como se llame al proceso de limpieza del personal militar y policial, debe ser un asunto permanente y sostenido. Sobresale el hecho de que el problema no es solo de semántica y simbolismo, sino de la aplicación de una política firme de saneamiento institucional.

Toda profilaxis, debe comenzar previo al ingreso, no cuando ya el único remedio es la cancelación o el retiro forzoso.

El más grande desafío para garantizar el éxito en la lucha contra la corrupción dentro de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es la profilaxis antes del ingreso y un sistema eficiente de asuntos internos que salvaguarde la ética y moral institucional, dando seguimiento al comportamiento de cada miembro. El mismo se debe iniciar en un patrón preventivo con el estricto diseño de las reglas y criterios para el reclutamiento y selección de personal, con exámenes periódicos y permanentes. Además una capacitación continua en valores y principios éticos que cohesionen el comportamiento y la calidad del servicio.

Estudios en torno al tema de la corrupción militar y policial han determinado que ésta va estrechamente ligada con los niveles de cobertura de la seguridad social del personal y las oportunidades de desarrollo integral e institucional. Asimismo las asignaciones presupuestarias deben ser equitativas y transparentes.

Actualmente, el nivel salarial de un policía está determinado por el rango que ostenta, aunque la diferencia remunerativa entre rangos generalmente es mínima. Por otra parte, la estructura escalafonaria y de designaciones no tiene criterios claros y se ve mermada por la falta de disponibilidad de plazas. Además quienes determinan las asignaciones de los espacialismos o sobre sueldos lo hacen a discreción y sin equidad. En conclusión no hay reglas claras y no están definidos los perfiles para ocupar los puestos, lo que impide hacer carrera por especialidad.

El caso de la corruptela que vivió la policía de Londres que comienza en la época de la industrialización, con todo y su flema natural fue enfrentada y terminada de manera sistemática, firme y sin aspavientos a principios del siglo XIX por Sir Robert Peel. Cabe tomar en cuenta las diferencias culturales entre un ciudadano ingles y uno dominicano.

En el 1829 Sir Robert Peel, entonces Ministro de Interior de Inglaterra, al crear la Policía Metropolitana de Londres se convirtió en el propulsor de la policía moderna o policía comunitaria. El proceso comenzó con un encuentro entre las personalidades estudiosas, intelectuales y científicas de su país con el objetivo de construir el perfil y requisitos de un policía perfecto e ideal para sustituir o cambiar la policía tradicional, corrupta, atrasada e ineficiente, rechazada y odiada por los habitantes de aquel momento.

Peel, estableció que los policías forman parte integral de la sociedad y que son ciudadanos que están al servicio de la comunidad a la cual pertenecen. Pero su visión del trabajo policíaco no termina ahí, demostró que los agentes no pueden hacer solos el trabajo porque para tener éxito se tiene que contar con la participación de la comunidad, pues son los ojos y oídos de la policía. Es así que surgen los famosos Bobbies, (de bob, boby apodo de Robert Peel) que son el nacimiento de la policía moderna que desde entonces ha mantenido vigencia, cada día con más eficiencia.

En la selección del personal que ha de tomar entrenamiento descansa un puntal  fundamental de limpieza. Por supuesto que en la selección de recursos humanos, que es el recurso más importante de toda organización, se impone una oferta laboral atractiva que permita seleccionar los mejores candidatos. Por el contrario si hay poco que ofrecer no se podrá exigir un perfil óptimo a los candidatos, lo que dará lugar a conformarse con lo que aparezca.

Sobresale el caso del Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos, (Federal Bureau of Investigation, FBI) considerada la policía de mayor prestigio en el mundo, se fundó a través de una campaña apoyada por el gobierno para que jóvenes egresados de las mejores universidades de ese país se entrenaran y formaran parte del organismo. Lo cual fue posible debido a la dote de aura de honor y patriotismo que prestigiaba a sus miembros y al mismo tiempo se produjeron planes de incentivos salariales que llevó a lo mejor de la juventud estadounidense a integrarse a los federales.

Este planteamiento es recomendable para llevarlo a cabo a través de concursos que sirvan de estímulo a los jóvenes egresados y estudiantes universitarios a ingresar a las filas policiales como forma de renovar e integrar recursos humanos especializados en pos de mejorar y eficientizar la función policial, para de esta manera facilitar hacer carrera profesional, fortaleciendo la institucionalidad.

La educación es la vía para convertir al ciudadano común de cada localidad en un policía comunitario que se deba a su vecindad, que trabaje con ella, por ella y para ella; es también a través de la educación que debemos construir las fuerzas de seguridad comprometidas con la democracia y la persona cono centro de todo.