Recientemente Profamilia cumplió sus 50 años de presencia y vida en la sociedad dominicana. Desde que iniciamos la investigación social en comunidades vulnerables, barrios marginados y zonas rurales del país escuchamos hablar de Profamilia (25 años atrás) sobre todo en barrios urbano-marginales de distintas provincias.

El trabajo de Profamilia es difícil de evaluar, no solo por la cantidad de tiempo que ha transcurrido su presencia en el país, sino también por la diversidad y amplitud de su aporte a la sociedad dominicana. Algunos de los aportes se pueden identificar son los siguientes:

a) Formación de jóvenes y adolescentes de estratos pobres y muy pobres desde una educación en valores, fortalecimiento de autoestima y desarrollo de liderazgo social.

b) Generación de cambios sociales en población en situación de riesgo. Jóvenes y adolescentes de ambos sexos insertos en: consumo de drogas, redes delictivas, explotación sexual-comercial y violencia.

c) Establecimiento de una estrategia de prevención de embarazos no deseados, Infecciones de Transmisión sexual (ITS) y VIH-SIDA a nivel comunitario y desde servicios de salud amigables de calidad.

d) Oferta de un programa de educación afectivo-sexual y de prevención de riesgo en el consumo de sustancias licitas e ilícitas desde la sociedad civil, ámbito comunitario, servicios de salud y la interacción con algunos centros educativos cubriendo así el vacío y las deficiencias del sistema educativo en los últimos 50 años.

e) Desarrollo de la estrategia de “educación en pares” como herramienta efectiva en la educación de adolescentes y jóvenes.

f) Ruptura con el miedo y el tabú en la sociedad dominicana del abordaje público de los derechos sexuales y reproductivos.

g) Prevención del acoso y abuso sexual a través de la orientación y educación sexual responsable a adolescentes y jóvenes pertenecientes a grupos vulnerables y a sus familias.

h) Fortalecimiento de la familia y la comunidad desde la orientación y educación de padres/madres, tutores y sus hijos e hijas desde una educación en valores sostenida en: solidaridad, autoestima, honestidad, respeto, tolerancia y diálogo intergeneracional.

i) Abordaje de la violencia de género desde el acompañamiento técnico, psicológico, legal y social en servicios de salud y trabajo comunitario articulado.

j) Establecimiento de una nueva práctica de relación servicios de salud-comunidad con la presencia de la promoción social y trabajo con la población vulnerable integrado a los servicios de salud de las clínicas de Profamilia.

La presencia de Profamilia en nuestra sociedad ha demostrado que se puede generar cambios en nuestra sociedad desde la intervención social integral que combina la salud sexual y reproductiva con los derechos de la niñez, adolescencia, juventud y género. Se puede transformar la conducta de riesgo en liderazgo y empoderamiento así como la violencia y la desigualdad de género en relaciones de equidad y derechos entre hombres y mujeres.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOa