Debido al crecimiento poblacional que sobrepasa los 7 mil millones de seres humanos, el aumento de la producción agrícola constituye un gran desafío a los gobiernos y la comunidad científica mundial para satisfacer el aumento continuo en la demanda de alimentos.
La Revolución Verde (1940-1970) encabezada por el extinto Dr. Norman Borlaug vino a ser una repuesta oportuna de un notable aumento en la producción y productividad de rubros agrícolas, especialmente los cereales de mayor consumo humano a nivel mundial y de un alto contenido de carbohidratos –arroz, maíz, trigo, etc.- Este proceso ha permitido combatir el hambre en los países menos desarrollados, que al mismo tiempo son los que tienen mayor tasa de incremento poblacional.
Con la Revolución Verde se logró, en primer lugar, aumentar la producción agrícola mediante la aplicación generalizada de fertilizantes, utilización de riego, uso maquinarias, aumento de la extensión de los predios y programas intensivos de control de las plagas que afectan a los cultivos. En segundo lugar, la manipulación genética para la creación de nuevas y mejores variedades más productivas, resistentes a plagas y enfermedades, lo que se tradujo en los éxitos logrados en la agricultura moderna en términos de producción y productividad. Aunque aún se presentan grandes retos y dificultades en las cosechas, sobre todo por malas políticas de comercialización o de transporte.
Para los cultivos que se pueden producir en ambientes controlados tales como las hortalizas, vegetales, flores y ciertos frutos- se han adoptado los invernaderos o “greenhouses”. Este nuevo sistema de producción ha logrado alcanzar gran popularidad en el país y ya la tecnología de producción es de gran dominio por los empresarios del sector, que ya disponen de modelos adaptados a nuestras condiciones. Una política acertada del ex presidente Hipólito Mejía, permitió que mediante facilidades crediticias, se construyera un gran número de estas cápsulas para producción controlada, especialmente en zonas con un clima favorable. Naturalmente, las condiciones climáticas determinan más del 60% de los factores de producción y si estos son controlados, es de esperar que la inversión sea muy rentable y de bajo riesgo.
Sin embargo, detrás de dicha rentabilidad económica, se permite que estas infraestructuras sean localizadas en lugares inapropiados. En la actualidad, nos preocupa que se construyan invernaderos prácticamente en los lechos de cañadas, arroyos y ríos, tal como está ocurriendo en la Ciénaga de Manabao, Municipio de Jarabacoa, Provincia de La Vega. Agricultores y empresarios agrícolas que no necesitan acudir a las entidades crediticias y por tanto no se someten a la inspección correspondiente, utilizan dichos lugares en donde no solamente contaminarán los suelos, aguas superficiales y subterráneas sino que asumen un altísimo riesgo en caso de avenidas de dichos cauces, las cuales son muy frecuentes en esa zona.
Alertamos a las autoridades del Ministerio de Agricultura, para que asesoren, apoyen y supervisen lo que estamos denunciando a fin de evitar las posibles lamentaciones y que posteriormente los potenciales daños ambientales y pérdidas no conduzcan a la quiebra de los productores.