1.- El ser humano nocivo presente en los actuales  comicios, proviene  no sólo de las capas sociales marginadas,  sino también están presentes grupos de poder económico perniciosos, demostrando un comportamiento insaciable, avidez de dinero y ordinario oportunismo. La ansiedad por sacar su tajada del presupuesto nacional  motiva a sectores económicamente poderosos a comportarse como indigentes, politiqueritos de poca monta.

2.- El actual proceso electoral, además de servir como escenario propicio para disfrutar a los cómicos politiqueros y las bufonerías de activistas buscavidas, también permite a las personas decentes darse cuenta del profundo nivel de  degradación a que han  llegado  distintos segmentos de la sociedad dominicana.

3.- Cada periodo electoral hay que  verlo como un  cuadro patético, un  espejo donde se puede presenciar la miseria moral vigente en la  sociedad dominicana, la escasez de  orgullo personal, la devaluación de la dignidad, la pobreza de conducta, y  la vergüenza desgraciada en muchos de nuestros compatriotas.

4.- Una  comunidad tiene que estar altamente dominada por sinvergüencería, canallada, desfachatez y bribonada, para que hombres y mujeres se comporten al margen  de la decencia, integridad y honestidad, y hagan resaltar sus inconductas como deshonestos, indecorosos y faltos de honra.

5.- En los caravaneos  electorales sobresalen las más variadas escorias, verdaderos  despojos sociales,  residuos hechos personas. Lo escaso de dignidad y valía, ha hecho acto de presencia en la movilización para conquistar votos, sin  importar que muchos votantes estén infectados de los peores vicios sociales.

6.- Resulta sumamente vergonzoso ver a  personas con  buena imagen pública y méritos bien ganados,  manifestando su apoyo político a determinado candidato, sin argumentar base ideológica o causa justa nacional,   como si se justificara el culto a la personalidad a cambio de lamer, chupetear  el presupuesto nacional.

7.- Aquel que vive de la fantasía y se había formado la idea de que el  medio social del país está levemente enfermo  desde el punto de vista  de la decencia, el  honor y el decoro, se ha equivocado, porque en su gran mayoría la sociedad dominicana es un fango, una deshonra, un  deshonor, en el cual  la mercancía dinero se llevó entre los pies la dignidad.

8.- El ambiente electoral dominicano indigna, apena y avergüenza a cualquier persona con sano  juicio  y bien nacida. En poco tiempo  se le ha quitado el velo  que cubría  la podredumbre social  en la que nos movemos  como hombres y mujeres civilizados y de bien. Basta decir, que Dios nos coja confesados.