La seguridad ciudadana  tiene múltiples expresiones.  En una entrega anterior mientras abordamos el problema-tema de las muertes por accidentes de tránsito destacamos que  la Ley 63-17 sobre la materia  comprende además  la seguridad vial, importante aspecto de la seguridad ciudadana.

La seguridad ciudadana desde un enfoque integral debería de incluir los ampliamente comentados feminicidios así como  el suicidio; sobre el suicidio se publicó recientemente en la revista científica The Lancet  un estudio en el que da cuenta que 4 de cada 10 mujeres que se suicidan en el mundo son de la India y cómo China que tenía en la década del 90 una de las más altas tasas de suicidio femenino  ha logrado reducirlo en un 70% mediante efectivas políticas de Estado. En el país conocemos testimonios de muchas vidas que salvó el centro de prevención de muertes por suicido que creara por iniciativa personal  el Dr Nelson Moreno Ceballos.

Lo referido es sólo para exponer algunos casos de las múltiples derivaciones de la seguridad ciudadana; pero detengámonos en la delincuencia común. 

¿Cuántas vidas se han perdido de manos de delincuentes desalmados que no sólo despojan a sus víctimas de pertenencias, sino que sin el más mínimo respeto por la vida humana son capaces además de asesinarles? O aún sin las expresiones más terribles de las pérdidas de vidas, el trauma por el acto mismo del atraco o el despojo de bienes obtenidos mediante no pocos sacrificios.

Transite usted por necesidad de cualquier tipo una zona residencial a las 4 de la mañana y en un largo trayecto no encontrará una sola patrulla policial en vigilancia, y cuántos casos a diario de asaltos a plena luz del día y en lugares muy transitados o situaciones en la que una patrulla policial en una camioneta pretende torpemente y no pocas veces frustrados en los intentos,   darle alcance a delincuentes en motocicletas.

La seguridad ciudadana en cuanto a asaltos o atracos en las calles a cualquier hora requiere un cambio radical en su abordaje.

El seguimiento a delincuentes con un amplio historial, la transformación  de los órganos  judiciales que muchas veces actúan de manera irresponsable, corrupta  o complaciente. Así como en un esfuerzo de prevención -lo más importante- introducir  un efectivo servicio de unidades de a dos policías en modernas  motocicletas y con comunicaciones por frecuencia de radio podría ser una vía efectiva, junto a otras,  para quitarles el control de las calles a los delincuentes.

La seguridad ciudadana en esa vertiente y por todo lo que significa es un problema-tema que requiere respuestas radicales, innovadoras y de gran calado.