De nuevo la economía dominicana tiene un destacado crecimiento. De acuerdo al Informe del Banco Central de enero-marzo del presente año y publicado en junio, se informa del crecimiento del Producto Bruto Interno-PIB- de  6.4%, con respecto a igual período del año pasado, de los más altos de América Latina y el Caribe.

Se  refiere por otra parte el déficit del gobierno central financiado en términos netos por recursos externos por un monto de 77 mil 126.3 millones de pesos, ampliándose recientemente  con nuevas emisiones de bonos. Mas las reservas internacionales netas son de 7 mil 500 millones de dólares equivalentes a 4.6 meses de importaciones de bienes y servicios.

Se pondera además un  entorno internacional favorable pues  el  Fondo Monetario Internacional-FMI-  informa de un crecimiento económico mundial de  un 2.7% en el 2017 con un repunte en el presente año del 3.9%, lo mismo para el 2019.

Esos datos del Banco Central aún con las restricciones y dificultades comentadas presentan una realidad económica en crecimiento y estable pues además la inflación promedio para igual período es de 0.55%.

Aun así de lo que se trata es de crecimiento económico y estabilidad, no desarrollo económico.

La  economía dominicana   como  un gran tema-problema alcanza  su real dimensión  al considerar aspectos cruciales  planteados en la Estrategia Nacional de Desarrollo,  END-2030,  para que ahora 8 años después de haber promulgado la Ley 1-12 del 26 de enero de 2012 se haga una evaluación para  enfocar e impulsar la economía   como se había previsto, es decir, en  su articulación, innovación y sostenibilidad ambiental; el suministro de energía confiable, eficiente; en cuanto a la generación de empleos suficientes y dignos, así como una estructura productiva sectorial y territorialmente articulada integrada competitivamente a la economía global.

Eso así porque en el propio diagnóstico de la END-2030 se destacó entonces como principales problemas de la economía dominicana: profundas debilidades para generar suficientes empleos decentes, insuficientes interrelaciones entre los sectores productivos, concentración espacial de las actividades modernizantes,  que se observa con un simple recorrido en el territorio nacional,  y reales limitaciones para incursionar en los mercados internacionales.

Al margen de conocer a profundidad la situación actual de  esos aspectos centrales de la economía  resultado de un riguroso estudio de la END-2030 orientados hacia el desarrollo económico y humano,    un nuevo  anuncio de crecimiento económico con estabilidad relativa,  es contradictoriamente una buena noticia que no genera esperanza.  Es más de lo mismo.

Hay que reenfocar ya  la economía como tema-problema nacional  desde una nueva perspectiva e incorporar estudios y sobre todo acciones  que así lo orienten.