La sociedad dominicana es una sociedad machista que se organiza en una desigualdad de género donde lo masculino ocupa la supremacía y goza de privilegios frente al género femenino.

Sin embargo plantear el anterior argumento en una sociedad que legitima el machismo no es del todo aceptado por todos sus miembros, de hecho habrá quienes perciban que no existe ninguna ventaja o privilegio por ser del género masculino y que por el contrario solo vea en ese género las desventajas que conlleva serlo.

Hagamos una breve reflexión social; según el censo nacional de 2010 la población dominicana es de un total de 9,445,281, de los cuales 4,706,243 son mujeres, es decir alrededor de la mitad de la población nacional (ONE-a, 2018). A la vez el artículo 39 de la constitución dominicana de 2010 garantiza la igualdad entre hombres y mujeres y ‘’condena todo privilegio’’. Si tomamos lo anterior como parámetro y lo contrastamos con los indicadores sociales, económicos y políticos ¿obtendremos datos que representen una igualdad de condiciones entre los hombres y mujeres en el país? Lamentablemente no.

Aunque la mujer dominicana representa un colectivo demográficamente numeroso y la constitución ordena que el Estado le garantice igualdad de derechos, existe una amplia desigualdad en referencia a los hombres. Uno de los tantos ejemplos que podríamos citar es el derecho a la participación política en el Estado. Actualmente el 80% de los integrantes de las cámaras del Congreso, el 92% de los alcaldes, el 78% de los integrantes de las altas cortes y el 82% de los integrantes de los gabinetes ministeriales son hombres (ONE-b, 2018).

Y es que aunque exista una igualdad dada por la ley, sin un cambio cultural de una sociedad machista a una igualitaria, quien ostenta el poder solo brindará algunas concesiones siempre y cuando mantenga el control y la superioridad del sistema.

Según el sociólogo estadounidense Michael Kimmel la mayoría de los hombres no reconocen que el género es igualmente importante para hombres y mujeres porque el privilegio a menudo es invisible para quienes lo tienen aunque esta sea una realidad social innegable donde aquellos miembros de un grupo social que obedece al modelo hegemónico disfruta de privilegios frente a otros colectivos minoritarios (Kimmel, 2018).

El mecanismo de invisibilidad del privilegio es un instrumento de la cultura machista para mantener los privilegios de la masculinidad al desconocerlos, no sentirlos y silenciarlos. Es decir, si no se reconoce el problema de la desigualdad, ¿porque habría que cambiar algo en las actuales relaciones de género? Esta es la lógica del opresor.

Es por lo anterior que las minorías oprimidas como las mujeres son las capaces de ver los privilegios del hombre opresor y por esto se movilizan para reclamar igualdad.

El machista le teme a la igualdad de género por eso percibe al feminismo como una amenaza a su status quo y por lo tanto promueve entre sus miembros que se benefician del machismo el miedo de que el feminismo no tiene como propósito poner fin a la desigualdad sino sustituir la cultura machista por una en la cual la mujer oprima al hombre.

En conclusión los sistemas de opresión como el machismo están basados en la desigualdad y para mantenerla es necesario que un grupo se beneficie y rechace abandonar su status. Es por esto que es necesario mostrar a los hombres las ventajas de la igualdad de género y como esta les beneficia también a ellos, a la vez hacer visible los privilegios y las injusticias que generan.

Referencias

Kimmel, M. (2018). ¿Por qué la igualdad de género es buena para todos, incluso para los hombres?. [online] Ted.com. Disponible en: https://www.ted.com/talks/michael_kimmel_why_gender_equality_is_good_for_everyone_men_included?language=es

ONE-a. (2018). Oficina Nacional de Estadística (ONE). [online] Disponible en: https://www.one.gob.do .

ONE-b. (2018). Participación Política. [online] Disponible en: https://www.one.gob.do/Multimedia/Download?ObjId=18600 .