En relación a la crisis de salubridad y emergencia de Santiago que estableció la Resolución Municipal 3133-16 el pasado 16 de agosto, observamos grandes luces sobre pequeñas sombras en los primeros 100 días de gobierno de Abel Martínez como Alcalde de Santiago. Estos pasados 100 días de los 1,460 días que restan, divisan el camino estratégico que habrá de trillar esta gestión. La primera luz se prendió antes de juramentarse la nueva Alcaldía, pues estas autoridades lograron una productiva alianza con el Gobierno nacional. Es la primera vez en más de 30 años que se observa este maravilloso alineamiento de fuerzas; esa convergencia debe cuidarse muy bien.
Ministerios de Presidencia, Obras Públicas, Medio Ambiente, Salud, INVI y OISOE, entre otros, intervienen complacidos y acoplados al Ayuntamiento. El nuevo asfaltado lo demuestra, igual que las acciones humanitarias y de emergencia en las pasadas lluvias que culminarán en una resiliente intervención en el tramo medio del Arroyo de Gurabo.
La luz más brillante la sitúo en la eficientización de los servicios y en el orden de la recolección de basura. Esto se combina con la existencia de nuevas tarifas de pago, inclusión de modernos camiones compactadores, reingeniería del personal de limpieza que se observa uniformado y con guantes; así como la transparencia de la nómina para que realmente cobre el personal que trabaja. Fueron eliminados más de 50 botaderos informales de basura. Es grato reconocer que la empresa que mal manejaba el vertedero ha tenido que someterse al nuevo orden. Además de recoger bien, queda estratégicamente pendiente el vertedero de Rafey como territorio de alto riesgo pues como destino de la basura agotó su vida útil, ya es tiempo de pensar en grande.
Similares avances y luces se lograron en el arreglo de semáforos, señalización de vías, higienización de reatas-bulevares y el programa de rehabilitación de parques urbanos en acuerdo con el sector privado. Los parques y espacios públicos van ganando la confianza y seguridad de la gente, eso es lo que se observa en el Parque Imbert remozado y la conclusión de cinco parques urbanos en proceso. La nueva policía municipal además de tener miembros que generan mayor confianza, está mejor entrenada y equipada. Un nuevo jefe de los bomberos se ha designado gestión sobre la cual deberá legislar el Ayuntamiento. Asimismo, han impactado los murales artísticos colocados en paredes que antes estaban repletas de letreros deprimentes. También se ha conseguido la regulación ascendente de la publicidad caótica. Por igual, aunque no está resuelto del todo, se ha controlado el desorden de los jueves en el Cementerio de la 30 de Marzo y los cementerios fueron remozados. Fue bueno el control de ventas ambulantes que llenaban de basura varias avenidas y calles.
Otra luz radiante es la institucionalidad. El Palacio Municipal dejó de ser mercado de clientes políticos y pasilleros. Ya no es más un centro de limosneros, carteristas y ladronzuelos peligrosos, convirtiéndose en lo que debió ser: el solemne órgano de gobierno de Santiago. Con Abel Martínez se alcanza una nueva confianza, la de honrar oportunamente deudas, eficientizar y retribuir servicios y obras que se pactan. Igualmente de reducción de nominillas y contratación del personal público que realmente se necesita.
Al fin se cumple la ley 176-07: menos de 25% en personal; 31% para hacer funcionar servicios, más de 40% en obras de infraestructura y un 4% para educación, mujer y salud. No es casual que hoy el Ayuntamiento pague la regalía municipal navideña, sin demandar los tradicionales préstamos.
Como premisa de quienes expelen pesimismo y escarban infortunios, debe constar que las reconocidas dotes estratégicas y el rango político ejecutivo de Abel Martínez, se potencian más por la calidad del presidente Danilo Medina y el ejercicio concurrente de Aura Toribio en la Gobernación. Pero como si esto fuera poco, el Consejo de Desarrollo de Santiago (CDES) lo había definido como proyecto de prioridad del Plan Estratégico 2020: lograr un buen régimen articulado entre Alcaldía y Gobierno nacional, por fin lo tenemos. Incluso las entidades de desarrollo y empresariales articuladas en Compromiso Santiago, así lo asumen.
Se señala como “sombra” que esta gestión no tomó en cuenta el artículo 247 de la ley municipal sobre la obligatoriedad del presupuesto participativo. Al contrario, creemos que esa es otra luz de las actuales autoridades: no asumir nuevas obras, hasta concluir las acordadas en 2016. Esta correcta decisión es avalada por el artículo 251 de la ley que impone que en municipios de gran extensión y población como Santiago, donde no se puede aplicar en su totalidad el presupuesto participativo, “lo hagan en forma gradual y progresiva”. Es populismo clientelar abierto y miopía estratégica de miras, ejecutar obras comunitarias contradictorias al plan de ordenamiento territorial y al plan estratégico oficial. Asimismo lo ha reflexionado el municipio de Porto Alegre, Brasil, territorio donde se generó esta metodología participativa.
Subrayamos que se ha generado una nueva confianza con las agencias y bancos internacionales de cooperación, asistencia y financiamiento. BID, GIZ, USAID, ICMA, JICA, y OPS/OMS, entre otros, miran con mucha atención a Santiago y muy pronto comienzan las acciones y desembolsos para ir de la planificación a la implantación.
La principal crítica de estos 100 días es la accesibilidad de las autoridades. No puedo identificarla como tal, porque el Consejo para el Desarrollo (CDES), tanto su Presidente Carlos A. Fondeur, como quien suscribe y nuestros técnicos, tienen directa atención del Alcalde y la Vicealcaldesa, también del Presidente del Concejo de Regidores, los 41 Regidores, Secretario General, Director OMPU, POT, GIRS, Tesorería, Obras municipales y Consultoría Jurídica, entre otros. La máxima publicada por PNUD es clave, sobre mi amigo, Antonio Navarro Wolf, pasado Presidente de la Asamblea Constituyente, Ministro y cinco veces Gobernador y Alcalde del Pasto que afirma: “La Alcaldía es el órgano del Estado más próximo al ciudadano”. “Además de visitar territorios, y disponer obras, anuncié dos días semanales en mi despacho para recibir con agenda previa, todo el que quería verme. Ese fue el secreto de mis exitosas gestiones reconocidas por la gente”.