Una patología en franca expansión en la política dominicana es la tendencia de buena parte de sus líderes  a confundir su interés o conveniencia particular con el interés general de la sociedad.

El desvarió ha llegado a tal nivel que ni siquiera se piensa en lo que le conviene al partido político en que se milita sino en la ventaja para una facción o  grupo.  “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para los Estados Unidos”.

En realidad, el ingeniero Charles Wilson, entrevistado en el Senado norteamericano para el puesto de Secretario de Estado en 1953, cuando le preguntaron si se atrevería a tomar una decisión que afectara los intereses de la General Motors, de la cual había sido su presidente, contestó que sí lo haría, pero agregó: “no veo cual sería el problema, porque durante años he pensado que lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para la General Motors y viceversa”.

Ese viceversa fue el detalle que disparó las antenas de la gran prensa internacional y la llevó a difundir y popularizar la respuesta de Wilson en la forma breve e invertida (viceversa) en que la he citado. Nuestra desventura es que mientras en aquellos tiempos los norteamericanos, políticos y empresarios, se interesaban por el futuro de su país, en la República Dominicana de hoy ni a los unos ni a los otros parece importarles la destrucción de las instituciones sobre las que debería asentarse un futuro político mínimamente civilizado.

Por ejemplo, no hay dudas de que las primarias abiertas les convienen a Danilo Medina y a sus senadores, diputados y funcionarios que representan la fracción hegemónica del PLD. Les conviene porque en una convención en la que cualquier ciudadano pueda votar en cualquier partido para escoger el candidato presidencial, quien disponga de mayores recursos, logísticos y financieros, decidirá el candidato en su partido y en el ajeno. Ese político es Danilo Medina, que maneja el Gobierno y el Presupuesto nacional.

El problema es que lo que tanto le conviene a Danilo resultaría un suicidio para Leonel Fernández y sus seguidores dentro y fuera del PLD y también un “matadero electoral” para los partidos políticos de la oposición.

Así las cosas, la oposición política, pues, no tendría más opción que rebelarse y no aplicar primarias abiertas para elegir sus candidatos del 2020. Podría denunciar la inconstitucionalidad de las primarias y generar confrontaciones que precipitarían el país hacia una crisis política.