Es notoria en nuestro país la proliferación de gimnasios que existen en todos los sectores sin importar el nivel socioeconómico de los mismos, ni de los recursos disponibles para el equipamiento de las instalaciones. Los hay con equipos modernos e instructores debidamente calificados, y los hay rudimentariamente equipados, con personal sin los conocimientos mínimos para desempeñar las funciones de instructores poniendo en riesgo la salud y la seguridad de los hombres y mujeres que buscan en esas instalaciones adquirir o mantener una buena forma física.
Pero además, según estudios realizados en otros países y que pueden servir de referencia para nosotros, los gimnasios tienden a descuidar la seguridad y la salud de sus instructores o monitores que son los que se encargan de planificar, preparar e impartir las instrucciones, individuales y colectivas, las diferentes disciplinas y actividades físicas a los usuarios de los gimnasios, dirigiendo y supervisando la práctica de los ejercicios que realizan.
Para prevenir las afecciones de la garganta se recomienda el uso de micrófonos inalámbricos, regular la temperatura, las corrientes de aire y no ingerir bebidas frías, entre otras.
El hecho que los empleadores de los instructores no contemplen las buenas prácticas para la prevención de riesgos laborales de su personal, puede conllevar a que sean víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales, poniendo en riesgo su salud y hasta su vida.
En un gimnasio los instructores o monitores se exponen a diferentes riesgo laborales propios del trabajo habitual que desempeñan, tales como: golpes y caídas debido a la incorrecta colocación de los aparatos; pasillos estrechos, líquidos derramados en el piso, cables rodando por el suelo; el mal estado de los equipos y espacios reducidos con relación al número de usuarios.
Pero también interviene el factor humano como la falta de conocimiento y de instrucción del uso de los equipos, la distracción, la fatiga y la monotonía por exceso en horas trabajadas.
Los instructores de gimnasios pueden sufrir lesiones por atrapamientos entre maquinas de ejercicios o partes de estas como consecuencia del uso inadecuado de estas, distracción o malas condiciones de las misma, lo que puede deberse a la falta de mantenimientos preventivo y correctivo oportunos o a la falta de reemplazo con han cumplido su vida útil.
El ruido es otro factor de riesgo presente en los gimnasios que puede ocasionar hipoacusia ocupacional en los instructores que se exponen a ocho horas o más a la música con alto volumen que acompaña a los ejercicios, a lo que se agrega el ruido de los usuarios hablando en alta voz y el proveniente de los equipos sin medidas de control.
Hay que agregar que debido a que los monitores para dar sus instrucciones deben elevar su tono de voz para competir con el ruido del ambiente, entre otros factores, terminan también siendo víctimas de frecuentes afecciones de la garganta.
El sobreesfuerzo físico y el trabajo prolongado; el levantamiento de pesos por encima de los hombros, el esfuerzo repetitivo, el no calentamiento previo a los ejercicios, ropas y calzados inadecuados, así como también el piso en malas condiciones predisponen a los instructores a sufrir trastornos musculoequeléticos recurrentes con lesiones de articulaciones, la espalda y esguinces y desgarros musculares e inflamaciones de tendones.
Cabe señalar que los trastornos psicosociales y familiares afectan también frecuentemente a los encargos de dirigir y orientar las rutinas de ejercicios que deben hacer los usuarios de los gimnasios, y esto debido a las prolongadas jornadas de trabajo, a la atención personalizada que deben darle a los usuarios, manejo de conflictos, horario rotativo y malas condiciones de trabajo.
Vistos los riesgos laborales a los que los que se exponen los instructores o monitores de los gimnasios se impone aplicar por parte de los empleadores de buenas prácticas para la prevención de dichos riesgos y en este sentido podemos mencionar, entre otras, mantener el orden y la limpieza de todas las áreas; una adecuada utilización de los espacios, con una correcta distribución de los equipos y espacios adecuados para la circulación de los usuarios; mantener el piso libre de sustancias derramadas y cables esparcidos.
Tener un programa de inducción y capacitación continuada sobre el uso correcto de los equipos; dar mantenimiento periódico preventivo y correctivo a los equipos y las instalaciones; adecuada manipulación manual. De las pesas y uso de medios adecuados para su transporte.
Otra medida importante es el control de ruidos procurando mantener los niveles por debajo de 85 decibelios, bajando la música o apagándola en los recesos.
Para prevenir las afecciones de la garganta se recomienda el uso de micrófonos inalámbricos, regular la temperatura, las corrientes de aire y no ingerir bebidas frías, entre otras.
Se debe organizar y planificar bien el trabajo, estableciendo los períodos de descansos, realizar actividades de alta intensidad seguidas por las de baja intensidad; planificar los calentamientos previos; ajustar las jornadas de trabajo; capacitar para la buena relación con los usuarios y el manejo de conflictos.
Finalmente, es de gran importancia proporcionar a los entrenadores de la adecuadas condiciones de trabajo según capacidad, entrenamiento y desempeño que les permitan una vida digna para ellos y sus familias que es al fin por lo que se trabaja.