La aprobación del Presupuesto Nacional para el año 2012 es uno de los indicadores que muestra lo mal que estamos. No sólo por la aprobación en sí, sino más bien por el desagradable espectáculo que dio el presidente de la Cámara Baja a la hora de la votación. Esto pone en manifiesto la falsa democracia en que vivimos. Se supone que el Poder Legislativo existe para estudiar, modificar, elaborar y aprobar las leyes para mantener la estabilidad y bienestar del país, por ende del ciudadano. El Congreso está conformado por representantes del pueblo, que escuchan a la ciudadanía, para entonces hacer sus propuestas. Oídos sordos es lo que ha primado en estos últimos meses por parte de las autoridades a la petición de cumplir lo que establece la Constitución de la República al sector educación. Todo esto bajo el alegato de que se ha politizado el asunto de lo del "4%". Sí, está siendo aprovechado por la oposición, ¿Y? . La ley establece esto y no se está cumpliendo. En el discurso de nuestro Presidente, el 27 de febrero de este año, dijo que dar más recursos a la educación, no necesariamente se traduciría en mejorar la calidad de ésta. Hasta puso ejemplos de otros países en donde se había incrementado el presupuesto y no se habían visto los resultados esperados. Entre los países que citó estaban Francia, Estados Unidos y México – con este último me llama la atención, porque no entiendo cómo el Presidente lo menciona, cuando el Estado había contratado los servicios de expertos de este país para la elaboración de los famosos y descartados "Textos Integrados"-. Incluso, llamó ingratos a los que estaban protestando. No, Señor Presidente. Lo único que se pide es que se cumpla la ley.

Lo que deben hacer todos los movimientos y organizaciones que conforman la "Coalición Educación Digna" y los que han participado de una manera u otra con que se cumpla la ley, es cambiar de estrategia, ya que no se ha conseguido nada. Y propongo que todos, me incluyo, ir a todas las escuelas y crear conciencia en los niños y jóvenes, enseñándoles las cualidades que se necesitan para poder aspirar a un cargo del Estado. La aprobación al vapor del Presupuesto Nacional es el resultado de la desorganización, corrupción y servilismo, y un gran aporte a la hipótesis, casi ya postulado, de que la Constitución es un pedazo de papel.