Cada navidad procuro hacer una reflexión tomando alguna experiencia vivida, sin embargo, he preferido concluir este ciclo de artículos por la importancia que reviste el tema y prometo la reflexión para la próxima semana.

En los artículos anteriores hemos estado analizando la forma en como esta sociedad es manipulada por las redes de medios de comunicaciones globales, los nuevos escenarios desde donde se ejerce el poder.

Las Redes Sociales no son un medio de comunicación, todo lo contrario, se basan en la libre circulación de contenidos de todo tipo, informativos o no, que son generados por los propios ciudadanos o por medios de comunicación.

Hemos dejado de comentar lo que vemos y oímos con nuestra familia o círculo de amigos de forma directa y hemos optado por las redes sociales, contactos y amistades en la distancia, que quizá ni conocemos.

El modelo vigente durante las últimas décadas se basaba en la credibilidad de los medios. Una información era creíble si el medio que la publicaba y/o el profesional que la firmaba eran fiables.

Pero las nuevas tecnologías han multiplicado el volumen de información disponible y, por lo tanto, las fuentes que suministran esa información. Tanto en cuanto a los medios como en cuanto a los profesionales la credibilidad ha pasado, a un segundo plano. De pronto, priman los contenidos y en un segundo momento, la credibilidad de quiénes los suministran.

Surge el periodismo social en donde los periodistas y los medios pierden el monopolio de la producción de los contenidos informativos. Cualquier ciudadano que sea testigo de un acontecimiento informativo puede convertirse en un “periodista” en internet. Desaparecen los filtros, los controles de calidad, las verificaciones… Desaparecen las herramientas básicas del periodismo clásico y surgen los elementos que configuran el nuevo periodismo de internet.

La rapidez, la inmediatez, el compartir la información en bruto y, todo ello, “gratuitamente”. Si cualquiera puede generar y compartir un contenido informativo, deja de tener sentido pagar por esos contenidos y los más afectados son los medios clásicos.

La Reputación online es la suma de las opiniones y de las valoraciones que tienen las personas acerca de quién produce la información. Es la suma de la percepción más la experiencia, pero el problema de esta sociedad es que da crédito a todo lo que ve en las redes sin investigar la veracidad de la información.

El 90% de los usuarios confían en las informaciones que se publican en internet. Por eso es imprescindible saber cuál es la fuente que me sirve la información para contrarrestar el dominio.

Para ello es importante motivar el pensamiento crítico cada día para ejercitar la mente en un mundo contaminado culturalmente, de la misma forma que ejercita su cuerpo.

Al momento de recibir una información no le dé crédito de inmediato, investigue en la red qué otros medios la ofrecen, fíjese en el titular y la redacción pues eso determina el compromiso del medio con la realidad que informa.

Un medio comprometido con los poderes que dominan presentará una versión menos crítica, un medio independiente presentará la información desde la crítica del hecho. También es bueno investigar a qué intereses responden quienes ofrecen la información, si están relacionados o no con algún partido o líder político o con algún poder empresarial.

Todo esto amerita de una agudeza reflexiva que, por lo general, a la gente le resulta tediosa y prefieren dar crédito a lo que se diga en las redes porque investigar nos mueve a reflexionar y ese es el principal pecado de esta sociedad de la Nada.