El poder se ejerce fundamentalmente construyendo significados en la mente humana mediante los procesos que tienen lugar en las redes globales-locales de comunicación de masas incluida la auto comunicación de masas.
Mesías, traficantes de armas y potencias extranjeras, llevan a cabo una manipulación simbólica de las masas para conducirlas a su autodestrucción. La violencia política es una forma de comunicación que actúa sobre las mentes a través de imágenes de la muerte con el fin de causar miedo e intimidar a la gente.
Las medidas de seguridad para contrarrestar la amenaza prolongan el miedo y la ansiedad provocando el apoyo incondicional de los ciudadanos a sus señores protectores. La violencia transmitida por redes de comunicación, se convierte en el vehículo de la cultura del miedo.
Lo que generalmente pasa es que los gobiernos hacen lo que les parece y luego urden el consentimiento de la gente, en algunos casos manipulando el lenguaje para que sus decisiones suenen más aceptables.
Otra alternativa comunicativa que hoy se vende y promueve es la llamada telerrealidad, ya los ciudadanos de la era de la información son capaces de inventar nuevos programas para su vida con los materiales de sus sufrimientos, sus miedos, sueños y esperanzas.
Algunos sociólogos definen el poder como la capacidad relacional para imponer la voluntad y los valores de unos actores sociales sobre los demás, pero ¿quiénes son esos actores sociales? Castells los llama meta programadores que a su vez son los propietarios de las redes empresariales multimedia.
Transforman a los seres humanos en audiencia vendiéndonos las imágenes de nuestras vidas. Así consiguen sus intereses (hacer dinero y tener influencia) diseñando el contenido de nuestra cultura en consonancia con sus estrategias empresariales.
El resultado neto de lo que se procesa en las redes depende de lo que se venda o convenza (si el motivo es político-ideológico). La política mediática es el mecanismo fundamental por el que se accede al poder político y de conseguir el apoyo, o al menos la sumisión de los ciudadanos.
Hoy en día se ejerce un tipo de prensa partidista colocando personas afines a los partidos políticos en diferentes medios de comunicación que defiendan y promuevan las bondades del poder que representan y a quienes el pueblo les llama bocinas, seres con grandes influencias en los medios y en las redes sociales. Por eso la autonomía hoy es un valor que se mercadea ya que también se disfraza y cuanto más evidente sea la autonomía política de un medio de comunicación, mayor será el servicio que pueda prestar a sus apoyos políticos.
Existe lo que se conoce como el poder de conexión que es la capacidad de conectar dos o más redes diferentes mientras cada una sigue construyendo el poder en su ámbito respectivo. Su poder radica en la capacidad para conectar los objetivos de programación de las redes de medios, empresariales y políticas con el fin de expandir su propia red de negocios de comunicación.
Si no conocemos las formas de poder en la sociedad red, no podremos neutralizar el ejercicio injusto de dicho poder; y si no sabemos exactamente quienes tienen el poder y dónde encontrarlos no podremos desafiar su oculta pero decisiva dominación.
De esto hablaremos en el próximo artículo.