El sociólogo Manuel Castells escribió un libro titulado Comunicación y Poder que debería ser lectura obligatoria para entender el poder y el dominio que ejercen las redes de comunicación en la mente de las personas haciendo de esto un arte de la manipulación. Su propósito es analizar el papel de las redes de comunicación en la construcción del poder con énfasis en la construcción del poder político.

El argumento central del libro tiene tres dimensiones: a) el poder es multidimensional y se construye en torno a redes programadas en cada ámbito de la actividad humana según los intereses y valores de los actores empoderados. Todas las redes de poder lo ejercen influyendo en la mente humana principalmente (pero no solo) a través de las redes multimedia de comunicación de masas. Las redes de comunicación son las redes fundamentales para la construcción del poder en la sociedad. b) las redes de poder de diferentes ámbitos de la actividad humana a su vez están conectadas entre sí. No se funden, sino que participan en estrategias de asociación y competencia colaborando y compitiendo simultáneamente, formando redes para determinados proyectos y cambiando de socios en función de sus intereses para cada momento y proyectos. c) la red de poder construida en torno al estado y al sistema político sí desempeña un papel fundamental en la red global de poder.

Mientras que las redes de comunicación procesan la construcción de significados sobre la que se asienta el poder, el estado constituye la red predeterminada para que funcionen adecuadamente todas las demás redes del poder.

Esto lo concentra lo que Castells llama la Sociedad Red, haciendo una analogía al analizar que hoy en día eso que llamamos redes sociales al mismo tiempo ocurre en las empresas o grandes corporaciones de los medios de comunicación.

Las redes sociales que nos mantienen entretenidos son manejadas por redes de corporaciones de medios. Por ejemplo, Facebook, WhatsApp e Instagram son tres redes sociales que pertenecen al mismo grupo corporativo, de manera  puedieran dominar más del 80% de las informaciones “personales” de la población mundial. El poder para crear redes es la capacidad de configurar y programar una red de comunicación de masas.

Las formas estandarizadas de comunicación de masas pueden moldear las mentes mediante los mensajes. Las redes sociales de masas reformatean el mensaje para adaptarlo a una estrategia empresarial que sirva para comercializar con nuestras informaciones.

El objetivo supremo de la gestión de las redes por parte del poder en red que ejercen los programadores es constituir lo programado. Por programado se entiende los sujetos subordinados de los que ostentan el poder en las redes de comunicación.

Los objetivos de quienes crean redes de comunicación son: maximizar los beneficios en el mercado financiero global, aumentar el poder político de las empresas propiedad del gobierno, y atraer, crear y mantener una audiencia como medio para crear capital financiero y capital cultural.

Internet solo resulta rentable si la gente lo utiliza y la gente lo utilizaría menos si perdiera sus características fundamentales: la interactividad y comunicación libre, con independencia de cómo se produce la vigilancia.

Lo que hacen estas redes de comunicación es mercantilizar la libertad, o sea, cercar los terrenos comunales de la comunicación libre y vender a las gentes el acceso a las redes de comunicación globales a cambio de renunciar a su privacidad y de convertirse en objetivos publicitarios.

Sobre otras maneras de manipulación a través de las redes hablaremos en nuestro próximo artículo.